Autonomía

El control del territorio es la base primera sobre la que se construye la autonomía. Pero la autonomía no consiste en una declaración ni representa un objetivo ideológico. La autonomía está vinculada con la diferencia […]. En estos territorios controlados por los zapatistas comenzó a registrarse un proceso autonómico. Y resulta necesario enfatizar el aspecto de «proceso», ya que la autonomía no puede ser fruto de «un acto único» sino que requiere «un lapso relativamente prolongado, cuya duración no es posible determinar de antemano». Esto es así porque la autonomía no es una concesión de una de las partes (el Estado), sino una conquista del sector social que necesita proteger y potenciar su diferencia para poder seguir existiendo como pueblo.

Zibechi, Raúl, 2008, Autonomías y emancipaciones: América Latina en movimiento, México, Bajo Tierra Ediciones/Sísifo.

Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ)

El 11 de diciembre de 1994, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional llevó a cabo la campaña Paz con Justicia y Dignidad para los Pueblos Indios. Esta movilización de tropas insurgentes rompió pacíficamente el cerco militar que había tendido el gobierno. La población civil nombró de inmediato nuevas autoridades, y declaró nuevos municipios y territorios en rebeldía. Por la vía de los hechos y sin pedir permiso a nadie, ejerciendo con vigor la Constitución Política de México, los pueblos indígenas fundaron los concejos municipales rebeldes que gobiernan baja el principio de mandar obedeciendo.

Folleto “Fuerte es su corazon, Los municipios rebeldes zapatistas” publicado por el Frente Zapatista de Liberación Nacional en julio 1998.

Juntas de Buen Gobierno (JBG)

Para tratar de contrarrestar el desequilibrio en el desarrollo de los municipios autónomos y de las comunidades. Para mediar en los conflictos que pudieran presentarse entre municipios autónomos, y entre municipios autónomos y municipios gubernamentales.Para atender las denuncias contra los Consejos Autónomos por violaciones a los derechos humanos, protestas e inconformidades, investigar su veracidad, ordenar a los Consejos Autónomos Rebeldes Zapatistas, la corrección de estos errores, y para vigilar su cumplimiento. Para

En suma, para cuidar que en territorio rebelde zapatista el que mande, mande obedeciendo, se constituirán, el 9 de agosto del 2003, las llamadas “Juntas de Buen Gobierno”.

Chiapas: la treceava estela. Sexta parte: un buen gobierno

Autonomía​

Palabras del Teniente Coronel Insurgente Moisés a la Caravana nacional e internacional de observación y solidaridad con las comunidades zapatistas.

Caracol de La Garucha, 2 de agosto de 2008

Buenas noches, compañeros, compañeras. Les quiero pues, explicar, platicar de cómo se está construyendo la autonomía en los distintos caracoles y en las Juntas de Buen Gobierno.

Pero antes de empezar eso, es así como les platicó el compañero Subcomandante Insurgente Marcos, antes de la llegada de los compañeros insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en todas las comunidades se estaba viviendo muy difícil: explotados, humillados, pisoteados y saqueados.

Les estoy hablando ahora de las tierras recuperadas, que eran de los latifundistas. Ahí, nuestros abuelos y abuelas ellos lo vivieron ahí. Y desde mucho más años atrás. Veían que los patrones son los mandones. Y veían, nuestros abuelos y abuelas, que es igual los malos gobiernos.

Entonces, cuando llega el Ejército Zapatista de Liberación Nacional —como dice el compañero Subcomandante Marcos— empezó el trabajo en los pueblos: a hablar pues de la explotación. Entonces, nuestros compañeros y compañeras, nuestros abuelos y abuelas, nuestros papás y mamás, entendieron la necesidad de organizarse. Porque ya veían de lo que le estaba pasando, de lo que le estaba sucediendo.

Entonces, ya había pues idea de que hay que organizarse, de que hay que unirse, de que así tenemos fuerza. Pero en aquellos tiempos, no se podía, porque los patrones y el mal gobierno no permitían. Y había otras historias largas ahí en eso. Porque nos decía pues el mal gobierno que hay que entrarse en las organizaciones oficiales, como la CNC, y luego la CTM, Confederación nacional de trabajadores, algo así.

Entonces, nuestros papás y nuestros abuelos participaron en esas organizaciones legales, que dice el mal gobierno que ahí se va a resolver las necesidades, las demandas. Los probaron y no se resolvió nada.

Se vino la idea de que hay que organizarse independiente, organizaciones independientes; los probaron y no se resolvió nada. Puras persecuciones, encarcelamiento, desaparición.

Por eso, cuando llega el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se empezó a organizarse así nuestros pueblos. Entonces, se hizo la aparición pública —como platicó el compañero Subcomandante Marcos—, ahí se decidió pues, en el 94, que nos tenemos que gobernarnos nosotros.

Gracias a la idea de antes que se veía de por sí de que tenemos que unirnos y organizarnos. Porque se vio desde antes que el mal gobierno no nos respetaba. Entonces, nos organizamos, al principio, en los municipios autónomos. Así se llamó “autónomo”. Para nosotros pues, así los campesinos, los indígenas, tzeltales, tojolabales, choles, zoques, mames, no entendíamos qué significa, qué quiere decir la palabra “autonomía”.

Poco a poco fuimos entendiendo que la autonomía era de por sí lo que estábamos haciendo. Que nos preguntábamos lo que vamos a hacer. Que discutíamos en las reuniones y en las asambleas y, luego, decidimos pues los pueblos. Hasta ahorita podemos explicar ya lo que es la autonomía que se está haciendo con nuestros Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas.

Más ahorita, nosotros lo sentimos pues como indígenas, que así viven también nuestros hermanos indígenas en otros estados de la República mexicana. Y más nos confirmó en la gira pues de La Otra Campaña.

Lo que pensábamos, lo que imaginábamos antes, ahora está confirmado. Que nosotros los indígenas somos los más olvidados. Pero, también, sabemos que la libertad y la justicia, y la democracia, también necesitan los que no son indígenas.

Entonces, el trabajo pues de los municipios autónomos ahora se ha consolidado más. Nuestros compañeros y compañeras han entendido más, y ahora se dan cuenta que así debería ser en todo México. Donde el pueblo manda y el que está gobernando debe obedecer. Es así como trabajan ahora nuestras compañeras y compañeros.

En todas las áreas de lo que se está construyendo. Hablando de salud, hablando de educación y de otros trabajos colectivos, es discutido, analizado pues, en los pueblos, y luego la decisión general de lo que se viene para construir lo que se necesita construir.
Se han dado cuenta pues nuestros compañeros y compañeras que sí se puede hacerlo. Han aprendido más con los compañeros y compañeras de las Juntas de Buen Gobierno. Y una cosa tan importante que, también, nuestros compañeros están descubriendo cada vez más, que la participación de las compañeras en los distintos cargos en la construcción de la autonomía, es de que no pueden quedar solas las compañeras.

Claro, nos ha costado mucho. Porque hay un problema desde antes, que nuestras compañeras se habían quedado como si fuera un objeto que está aparte. Descubrimos ahí, en aquel tiempo pues de los patrones —como las compañeras hablaron pues en el encuentro de las mujeres—, los patrones en aquel tiempo eran maltratadas, violadas, a nuestras compañeras, a nuestras abuelas y abuelitos.

Entonces, nuestros abuelos trataron de proteger a nuestras abuelitas, para que no las vean enfrente de ellos, de los patrones, de lo que le hacen encima de ellas. Y desgraciadamente, así se vino trayendo que solamente los hombres se reúnen, discuten, y se fue quedando a un lado las compañeras.

Con esta construcción de la autonomía que estamos haciendo ahora, eso es lo que hemos descubierto pues: que ya no podemos seguir como antes, que estaban a un lado las compañeras. Es como ahora de que las compañeras en los pueblos se ayudan con los compañeros a resolver los distintos problemas, a planear y a discutir, sacar propuestas para en las asambleas de los municipios autónomos, o en las asambleas generales que hace la Junta de Buen Gobierno.

¿Dónde está la escuela, dónde está el aprendizaje? Aquí mismo, adentro de las comunidades. Van mejorando de lo que nosotros pues así los hombres se hace bien. Y lo que ven las compañeras que no está bien lo que hacen los hombres, lo hacen a un lado ahora sí.

Entonces, ese tipo de construcción de la autonomía, nuestros pueblos, hombres y mujeres, son los exigentes y exigentas de que se debe cumplir los siete principios del mandar obedeciendo. Donde dicen pues así nuestros compañeros y compañeras: si existiera pues en México un gobierno que obedece, México sería diferente.

Cuando nosotros discutimos pues con nuestros compañeros autoridades, o sea los comisariados, comisariadas, agentes y agentas, hablan, por ejemplo, lo que en México se habla y se dice que es el Congreso de la Unión, que son los diputados y senadores que dicen que son los representantes del pueblo de México, y esas compañeras y compañeros autoridades se hacen la pregunta: ¿cuándo nos han consultado de las leyes que hacen? Se hacen la pregunta, por ejemplo, cuando Carlos Salinas de Gortari cambió el Artículo 27, de lo que nuestro general Emiliano Zapata logró meterlo pues en la ley constitucional de que la tierra no se vende ni se renta. Carlos Salinas, junto con los senadores y diputados cambiaron ese artículo, donde diga de que la tierra se va a hacer propietarios, se van a hacer dueños, y que pueden decidir de lo que quieren hacer con la tierra. Eso, diciendo así eso, de que ya se puede vender y que se puede rentar.

Entonces, la pregunta que se hacen nuestros compañeros y compañeras autoridades: ¿cuándo nos preguntaron eso? Entonces, es ahí donde dicen: no sirven para nada esos diputados, diputadas, senadores o senadoras que están ahí. No representan al pueblo de México, porque nunca nos preguntan, nunca nos consultan. No creemos de que los obreros también les consultan la ley que necesitan.

Entonces, cuando se hacen las asambleas generales en los municipios; las asambleas generales que hacen las Juntas de Buen Gobierno, ahí se platica eso. ¿Qué pasaría si, en México, se le preguntara a todos los millones de indígenas, a todos los millones de obreros, a todos los millones de estudiantes, estudiantas, que ellos digan la ley que quieren?

Porque, por ejemplo, dicen, el Diego de Cevallos que ya pasó de senador —creo— o diputado, ése es un terrateniente. No siente qué sufre un indígena; no siente qué sufre un obrero o una obrera. Entonces, no sabe pensar qué tipo de ley necesita a los trabajadores del campo y de la ciudad.

Compañeros, compañeras, para hablar de la autonomía parece muy sencillo, pero no es cierto. Los discursos se escuchan muy bonito, en la práctica es otra cosa. Es como, por ejemplo, hay muchos escritores, intelectuales, como dicen —o se dicen—; hay libros que tiene escrito pues sobre autonomía. Quién sabe, a lo mejor tiene el 2 o el 5 por ciento de lo que más o menos se toca ahí sobre autonomía. El 95 por ciento le falta.

Para poder hablar de autonomía, hay que vivir en donde se está haciendo. Para descubrir, para ver y conocer más cómo es esto. Porque, por ejemplo, van a ver cómo es que va y viene de la forma de cómo se hace en práctica lo que es la democracia, la decisión que se toma.

En este caso, la instancia de autoridad máxima son los compañeros y compañeras de la Junta de Buen Gobierno. Ellos y ellas se reúnen para discutir los planes de trabajo. Y luego, proponen a los autoridades de los MAREZ y a los compañeros y compañeras autoridades de los MAREZ, o sea de los municipios autónomos, reúnen a las compañeros y compañeras autoridades, o sea los comisariados, comisariadas, agentes y agentas de los pueblos. Se lleva allí la propuesta de lo que propone la Junta de Buen Gobierno. Y esos comisariadas, comnisariados, agentes y agentas, llevan en sus pueblos a plantear la propuesta de la Junta de Buen Gobierno.

Salen las decisiones en los pueblos, se hace la asamblea municipal. Ahí se logra la mayoría de la decisión de lo que propone la Junta de Buen Gobierno. Y de ahí, se hace la asamblea general, que abarca pues así la Junta de Buen Gobierno, hasta ahí se decide, ahora sí, el mandato del pueblo. Ahora sí es depositado en la Junta de Buen Gobierno.

Y luego, al revés. O sea, lo contrario: los pueblos pueden proponer de los trabajos o de las leyes que se necesita hacer. O sea, para dar un ejemplo, en esta zona, todos los pueblos ahorita zapatistas están decidiendo sobre cómo se va a trabajar las tierras recuperadas. En todos los pueblos ahorita, en esta zona, están trabajando en eso. Todos los pueblos. Falta la asamblea general de esta zona, para que ahí salga el mandato de cómo se va a cuidar la tierra.

Entonces, ¿qué es lo que pasa cuando hay una asamblea general? Háganse cuenta que ustedes son las comisariadas, agentas, que están aquí ahorita; comisariados y agentes. A veces, sale la mayoría, la decisión, y queda una minoría. Alguien de los compañeros o de las compañeras vuelven a plantear de que el acuerdo tomado tiene problemas, tiene consecuencias después. Entonces, la mayoría le dan pues el derecho de que argumente el compañero o la compañera cuál sería la consecuencia de la que plantea el compañero o la compañera. Según el argumento que da pues el compañero o la compañera, la asamblea escucha, pone atención.
Si es un trabajo que no se ha puesto en práctica, la mayoría dice: vamos a practicarla, y si no nos sale bien, nosotros somos los que mandamos, vamos a tener que corregir nuevamente. O sea, le dicen a la minoría de que no es porque no vale lo que dice, sino las cosas que se va a ir practicando, se va a ir mejorando.

Entonces, la construcción de la autonomía en todas las zonas zapatistas, son variadas. Diferentes formas de cómo los trabajan. Por eso, en el regreso de ustedes ahí verán como van a platicar los compañeros y compañeras que se fueron pues en los distintos caracoles, porque no es un solo modelo de cómo se trabaja. Por la misma situación que se vive en cada zona.

Por ejemplo pues, en el Caracol de Oventik, de Morelia, de Roberto Barrios, ahí hay mucho los paramilitares. Eso es lo que nos obliga de ver cómo se trabaja la autonomía con mucha seguridad. Porque hay mucha provocación de los paramilitares. Y en otros caracoles, por las distancias que hay pues así de un pueblo a otro, eso es lo que nos obliga de que entonces vaya nuestros pasos diferente, de cómo ir construyendo nuestra autonomía.

Pero bajo un principio que tenemos que llevar, practicando de lo que dice nuestros siete principios. Que la que es de que nuestro gobierno tiene que obedecer y el pueblo manda. Que nuestros gobiernos autónomos tienen que bajar a los pueblos y no que se suben p’arriba para mandar, para no consultar, para no proponerle al pueblo.

Nuestros autoridades autónomos, los MAREZ y las Juntas de Buen Gobierno tienen que proponer al pueblo. Y no van a imponer. Nuestros autoridades autónomos tienen que trabajar para convencer al pueblo, y no a que lo vencen por la fuerza. Nuestros autoridades tienen que construir lo que se necesita, lo que es bueno, y no de que destruyan.

Nuestras autoridades tienen que representar, o sea de lo que dice, verdaderamente es palabra, pensamiento del pueblo.Y no de que nada más se hacen que dicen que es la palabra del pueblo y no la tiene consultado. O sea, no queremos que suplantan las autoridades autónomas. Nuestras autoridades autónomas queremos que le sirven al pueblo. Y no a que se sirve por ser gobierno autónomo.

Entonces, nuestros pueblos, nuestras autoridades que hay en todos los pueblos, en eso se guían para que se haga cumplir esos principios. Y aquí, en las Juntas de Buen Gobierno, se turnan en gobernar pues a su zona. Hombres y mujeres. Es ahí donde, entonces, se está logrando la participación de hombres y mujeres.

Y por eso compañeros, compañeras, este tipo de práctica, nuestros pueblos ven que esto ojalá que les sirviera pues a nuestros hermanos y hermanas de afuera, tanto de México y de otros países. Porque, cuando el pueblo manda, nadie lo puede destruir. Pero, también, tenemos que pensar que el pueblo, los pueblos también pueden fallar, pueden equivocarse. Pero de ahí, ya no hay quién lo puede culpar.

No es así como está ahorita, podemos culpar a los diputados y los senadores, a los gobernadores, a los presidentes municipales. Pero el día de que el pueblo de México: obreros, maestros, estudiantes, indígenas, campesinos, todos, el pueblo de México, si ellos deciden, pues ya no vamos a encontrar ni quién vamos a acusar.

Si un día pues, vamos a cometer un error, así como fuimos buenos para decidirlo que vamos a hacer eso, así debemos ser buenos para limpiar la mierda que vamos a hacer. Algo así, eso pues, es donde verdaderamente el pueblo la decide ya eso. Pero esto hay que quitárselo al que está mandando ahorita, el mal gobierno. Que son ellos los que tienen ese poder.

Y por eso, decimos pues de que lo que nos hizo a que se practicara más pues así la autonomía acá, es cuando se los quitamos las tierras a los terratenientes, o los latifundios. Ahí donde se ve de que ahí se toman pues así los medios de producción. Así nada más no se logra. Para eso se necesita organización.

Entonces, compañeros, compañeras, así trabajamos pues esto. Esperemos pues así de que les haya servido sobre la forma de cómo y que nos hace falta mucho más trabajarlo, mejorarlo. Pero lo van a ver, porque van a visitar algunos pueblos. Ahí les puede explicar más, directo, de cómo ellos pues la vivieron. Y cómo fue de que, entonces, la ganaron de donde están viviendo pues ahora. Sólo compañeros y compañeras.

Fuente: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2008/08/02/platica-del-sci-marcos-y-el-tte-coronel-i-moises-con-los-miembros-de-la-caravana-que-llegaron-al-caracol-de-la-garrucha/

Autonomía, sin pedir permiso.

La matanza perpetrada en Acteal, municipio de Chenalhó, el 22 de diciembre de 1997, ha sacado a la luz una de las principales posturas del conflicto de Chiapas: la definición y la puesta en práctica de la autonomía indígena.
El asunto es objeto de debate nacional.

Ante el rechazo del gobierno a dar curso a los acuerdos de San Andrés Larráinzar, los zapatistas y sus simpatizantes se han encargado de aplicarlos en Chenalhó y otros municipios del estado. Los caciques locales, cuyo poder fue así puesto en duda, han reaccionado con violencia, apoyándose en las autoridades regionales y en un sector del poder federal que fingen creer que la unidad nacional está en peligro. Sin embargo, la autonomía, tal como la conciben y la practican los zapatistas, de ninguna manera es sinónimo de secesión o de separatismo.

El debate sobre la autonomía

México puso en marcha desde los años treinta y cuarenta una política indigenista tendente a la incorporación de los indios en una posición subalterna y a su asimilación progresiva, política que se esfumó con el reflujo del Estado nacionalista-populista de los años ochenta y noventa. Al incluir en la Constitución, en 1992, el reconocimiento del carácter multicultural de la nación, el gobierno neoliberal de Carlos Salinas sólo intentaba realizar una reforma cosmética, por tratarse de un año de conmemoración del “encuentro de dos mundos”’. Pero en los últimos decenios surgieron organizaciones indígenas, favorables al desmantelamiento progresivo de la política indigenista, que guardaban distancia con el poder y eran portadoras de nuevas reivindicaciones. Una de ellas, la COCEI, impulsó durante los años ochenta, en el istmo de Tehuantepec, un movimiento y una experiencia de gestión municipal que han tenido repercusión nacional. Pero es a partir de la insurrección zapatista de 1994, y de forma más precisa luego de la firma, en febrero de 1996 en San Andrés Larráinzar, de los “acuerdos sobre derechos y cultura indígenas” entre el gobierno federal y el EZLN, que el asunto de la autonomía indígena se convirtió en tema de debate e incluso se transformó en un obstáculo entre los zapatistas y el poder.

El gobierno ha mostrado fuerte reticencia a aplicar lo que había firmado y diversos personajes del régimen han puesto en la mesa la idea de un estatuto particular para las poblaciones indígenas. Esta posición no es, por otra parte, exclusiva de sectores oficiales. El sociólogo Roger Bartra se ha constituido en el portavoz de los intelectuales de izquierda que denuncian los peligros de una pretendida “democracia comunitaria” y ven en los gobiernos locales, fundados sobre los usos y costumbres, los gérmenes de una futura violencia étnica. Bartra critica el autoritarismo, el machismo y el fundamentalismo de los sistemas tradicionales de organización de las comunidades y del poder local, y con ello alerta sobre el peligro de la creación de “reservas” y de nuevas “zonas de refugio”.

Ciertos intelectuales, defensores de la autonomía y de la democracia comunitaria, alegan que el autoritarismo, la violencia y el sexismo en el seno de las comunidades provienen de la sociedad dominante. Una vez desembarazada de las escorias del colonialismo y del neocolonialismo, la comunidad reencontraría una autenticidad precolombina y un carácter armónico, igualitario y democrático.

Un debate tan fuertemente ideologizado resulta pronto vano y estéril. Es necesario apartarse de él para volverse hacia los actores presentes. Luego entonces, se percibe que lejos de buscar reproducir o restaurar la tradición (como lo dan a entender Bartra y otros), los sectores que declaran la democracia comunitaria han roto ya con la vieja comunidad y están resueltamente proyectados en la modernidad. Ellos son los más opuestos a los caciques, a los adeptos a un consenso autoritario y exclusivo, a los fundamentalistas de la tradición a menudo insertados en el partido de Estado, el Revolucionario Institucional.

¿Peligro de comunitarismo zapatista?

Hasta aquí, las expulsiones, los desplazamientos forzados, el sectarismo en Chiapas son más responsabilidad de los antizapatistas que de los zapatistas. San Juan Chamula es desde hace muchas décadas el mejor ejemplo de un integrismo indígena que se inserta perfectamente en la política del PRI, cuyos militantes de Chenalhó dieron recientemente una demostración dramática. Expulsiones, violencia, enfrentamientos entre neocatólicos y evangélicos, desplazamientos y masacre contra seguidores del zapatismo.

Esto no quiere decir que los “modernos” no hayan cometido acciones en contra de sus adversarios. Hay en Chiapas una falta de cultura democrática, una tendencia a poner fin a los conflictos recurriendo a la imposición, a la fuerza. Los zapatistas mismos han perpetuado diversas formas de autoritarismo, del autoritarismo de consenso. Escapar a sus inclinaciones comunitaristas les supone dar lugar a una pluralidad de puntos de vista, a las minorías, a los opositores; les supone distinguir la esfera política de la social, la cultural y la religiosa (Marcos es particularmente consciente del peligro de guerra civil que implica la fusión del político y del religioso en un contexto en el que las divisiones religiosas son intensas). Implica también que ellos se abran a la sociedad nacional.

Existe el peligro de reproducir en Chiapas la experiencia desastrosa de las Comunidades de Población en Resistencia (CPR) de Guatemala, que han vivido, algunas durante 15 años, replegadas sobre sí mismas, rehenes (con o sin su consentimiento) de la guerrilla y dependientes de la ayuda internacional, practicando una suerte de comunismo primitivo, animados por un milenarismo que alimentan algunos teólogos de la liberación. Cierto, la lógica del EZLN es opuesta en varios aspectos a la de la guerrilla guatemalteca. Pero la tentación de regresar al Desierto de la Soledad, de buscar refugio en la denuncia ética y en un milenarismo suicida está presente en el seno del zapatismo.

Municipios autónomos

La remunicipalización prevista por los acuerdos de San Andrés y puesta en práctica por los zapatistas responde, a la inversa, a una lógica institucional y de integración. El antiguo municipio era una estructura que dominaba, relegaba, subordinaba a las comunidades y a las autoridades indígenas, incluyéndolas pero en la dependencia.

La creación de “municipios autónomos” considera, por ejemplo, sustraer a sus habitantes de la influencia de poblados que son feudo de los ladinos, de los caciques indios, de las instancias del PRI y del gobierno.

Se trata de emanciparse de una dominación que se caracteriza por el clientelismo, el fraude, la corrupción, el autoritarismo, el racismo y la violencia. Pero también de rechazar la unanimidad habitual, religiosa o política; de reconocer la diversidad y los conflictos y de permitirles expresarse, de respetar el derecho de circular y de residir. En otros términos, la autonomía municipal debe ser objeto de un contrato regional y nacional. Es precisamente lo que está en juego en el debate en torno a las modalidades de aplicación de los acuerdos de San Andrés.

Si se ubica en esta perspectiva, no hay razón para temer por la unidad nacional. Al contrario: el reconocimiento de lo que siempre ha sido negado o pisoteado (la identidad, las prácticas indígenas), la iniciativa dada a la misma gente y la redefinición de las relaciones entre comunidad y municipio pueden, como la reforma municipal en Bolivia, contribuir a integrar a los indios a la nación sin que pierdan su identidad, y reconstruir así, sobre bases multiculturales e igualitarias, la identidad nacional mexicana.

Incluso en México, las tres cuartas partes de los municipios de Oaxaca (donde coexisten 15 etnias) eligen a sus autoridades según sus usos y costumbres y aproximadamente 70% de la población del estado es gobernada por autoridades indígenas. En los más de 400 municipios involucrados, la “autodeterminación comunitaria” se limita a la gestión de asuntos locales, de tierras y recursos comunales y de la cultura. Es un aprendizaje de la democracia por prueba y error, por confrontación de la costumbre con las normas nacionales e internacionales, por transformación de prácticas costumbristas a través de esta confrontación.

Lejos de representar un peligro para la unidad nacional, las reivindicaciones zapatistas, como las experiencias llevadas a cabo en Oaxaca, son ilustrativas de esta aspiración que formulan los indios: “Nunca más un México sin nosotros”.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/1998/03/29/mas-autonomia.html

La apertura de los Caracoles y la instalación de las juntas de buen gobierno en comunidades indígenas de Chiapas reanimaron el debate por la autonomía, no tanto en su versión de derecho colectivo como en su proceso de construcción, decisión que va contra las políticas del Estado y obliga a quienes opten por ese camino a iniciar procesos políticos de construcción de redes de poder, capaces de enfrentar la embestida estatal, contrapoderes que les permitan afianzarse ellos mismos como una fuerza con la que se debe negociar la gobernabilidad y poderes alternativos que obliguen al Estado a tomarlos en cuenta. Por eso la construcción de autonomías no puede ser un acto voluntarista de líderes “iluminados” o de una organización, por muy indígena que se reclame. En todo caso se requiere la participación directa de las comunidades indígenas en los procesos autonómicos. En otras palabras se necesita que las comunidades indígenas se constituyan en sujetos políticos con capacidad y ganas de luchar por sus derechos colectivos que conozcan la realidad social, económica, política y cultural en que se encuentran inmersos, así como los diversos factores que inciden en su condición de subordinación y los que pueden influir para trascender esa situación, de tal manera que les permita tomar una posición sobre sus actos.

Otra condición es trascender las visiones folcloristas, culturalistas y desarrollistas que el Estado impulsa y muchas comunidades todavía aceptan pasivamente. Para construir autonomías no basta con que se reconozca la producción artística –artesanías le llaman todavía en el discurso oficial– ni los aportes culturales de los pueblos indígenas a la constitución multicultural del país; tampoco es suficiente que el gobierno destine fondos específicos para impulsar proyectos de desarrollo en las regiones indígenas. Estas son políticas que si bien tratan de dejar atrás las políticas de asimilación y aculturación impulsada por los gobiernos “revolucionarios institucionalizados” de hace años, no dejan de reproducir las relaciones de subordinación de los pueblos indígenas con respecto a la sociedad mestiza y hasta legitiman las políticas de negación de los derechos indígenas. Por el contrario, se requiere desmitificar el carácter “neutral” del Estado y mostrar su carácter de clase, evidenciando que se encuentra al servicio de la clase dominante y los agentes políticos, económicos, sociales que la sustentan.

Se necesita también que las comunidades se fijen objetivos alcanzables y junto con ellos coloquen algunos más generales que sirvan para establecer alianzas con otras comunidades. En algunos casos pueden ser los mismos de las comunidades, si esa es su decisión y les sirve, como podría ser el caso de luchar para obligar al gobierno a impulsar programas generales para la solución de conflictos agrarios, defensa de la tierra, o promoción de derechos. Además de ello no se pueden olvidar demandas más amplias, que importan a todos los mexicanos, como la reforma del Estado autoritario por otro democrático y multicultural, la lucha por la soberanía alimentaria, contra la privatización de la energía eléctrica y el petróleo y, obviamente, el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés.

Otro aspecto importante es que la lucha por la autonomía no puede ser una lucha sólo de los indígenas. Se necesita construir relaciones de solidaridad con los otros sectores de la sociedad, apoyándose mutuamente en sus luchas propias al tiempo que se impulsan demandas comunes. En este sentido cobra importancia cuidar con quién se establecen las alianzas, porque existen sectores y organizaciones sociales que discursivamente aceptan defender los derechos indígenas pero en la práctica hacen lo contrario. Es el caso de los Senadores del Partido de la Revolución Democrática que votaron una reforma constitucional contraria a lo pactado en los Acuerdos de San Andrés. Es también el caso de algunas organizaciones que se autonombran indígenas y que en la práctica resultan ser un obstáculo al ejercicio de la autonomía porque no les interesa dar poder a las comunidades ni defender sus demandas sino fortalecer sus estructuras y sus posiciones políticas, a costa de las comunidades y a veces en contra de ellas.

Como se ve la construcción de autonomías no es un asunto fácil. Se trata de desatar procesos que requieren objetivos claros, compromisos y trabajos constantes para que no fracasen o se diluyan en discursos. Esa es una tarea urgente en esta coyuntura, antes de que la realidad nos avasalle y se nos vaya de las manos. Se requiere trabajar por ella, porque la autonomía no es de quien la enuncia sino de quien la construye.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2003/oct03/031020/oja78-autonomia.html

Editorial diario La Jornada. México, 10 de Agosto de 2003

Este 8 de agosto, aniversario del nacimiento de Emiliano Zapata, la autonomía indígena en México dio un enorme salto adelante. La coordinación de los más de 30 municipios autónomos rebeldes y la creación de Juntas de Buen Gobierno (Caracoles) en las cinco regiones en que se divide el territorio controlado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) colocaron la lucha de los pueblos indios por su reconocimiento en un plano radicalmente distinto al que se encontraba hasta ahora.

El reconocimiento como pueblos y el derecho al ejercicio a la libre determinación y a la autonomía como una expresión de éste ha sido, desde hace muchos años, un entrañable anhelo de los habitantes originarios. Esta demanda, reconocida inicialmente por el Estado mexicano en los acuerdos de San Andrés, el 16 de febrero de 1996, se quedó insatisfecha con la desafortunada reforma constitucional aprobada por el Congreso en 2001. Con la creación de las juntas de buen gobierno los zapatistas han hecho realidad tanto el deseo indígena nacional como los compromisos pactados con el gobierno.

El municipio libre fue una de las exigencias centrales del zapatismo original, el nacido de los campesinos. Su grito de “¡Viva pueblos, abajo haciendas!” fue, simultáneamente, una demanda de recuperación de la tierra y el territorio arrebatado tanto por liberales como por conservadores. El municipio, y la asociación de varios de ellos regionalmente, han sido durante décadas, los espacios políticos que muchos pueblos indígenas han utilizado para mantener vivos sus sistemas normativos, la elección tradicional de sus autoridades y la identidad cultural. En los hechos, ello ha ocasionado que las instituciones gubernamentales asuman un funcionamiento “híbrido”, mitad constitucional y mitad indígena.

Los Municipios Autónomos y las Juntas de Buen Gobierno retoman estas dos tradiciones y prácticas históricas, reinventándolas desde la experiencia y la visión del mundo zapatista. Ellos son, simultáneamente, un ideal y una realidad. Los Caracoles son, pues, una institución y la prefiguración de una sociedad diferente.

Los representantes escogidos para las juntas de buen gobierno tendrán mandatos amplios pero precisos de sus bases, que podrán revocarlos si no cumplen con lo decidido por las asambleas. Contarán, además, con la colaboración de las autoridades tradicionales o de los consejos de ancianos, mezclando así lo nuevo y lo centenario, y renovando así igualmente el modo de considerar y aplicar los usos y costumbres que son norma legal en las comunidades indígenas. Entre sus competencias se encuentran las referentes a la justicia, a los asuntos agrarios, a la salud, la educación e inclusive el registro civil (registro de nacimientos, defunciones y matrimonios). A partir de ahora, una parte muy importante de las relaciones entre las comunidades en rebeldía y la sociedad civil nacional e internacional, será su responsabilidad.

Se trata de un ambicioso paso en la construcción de instituciones de autogobierno y el establecimiento de una normatividad jurídica alternativa, que son uno de los componentes centrales de cualquier proyecto autonómico. Un paso que ejemplifica con claridad la naturaleza y profundidad del conflicto existente entre el Estado y los pueblos indígenas, así como la enorme miopía de la clase política para tratar el asunto.

Además de hacer nacer nuevas instituciones, los zapatistas convocaron ayer a una amplia movilización política y social y, en voz de la comandante Esther, a “hacer ley los acuerdos de San Andrés”. Aseguraron que harán llegar su voz al próximo encuentro de la Organización Mundial del Comercio, que se efectuará en Cancún el próximo septiembre. Parte central de esta iniciativa es el Plan La Realidad-Tijuana, en clara oposición al desafortunado Plan Puebla-Panamá promovido por la administración del presidente Vicente Fox.
La convocatoria a la movilización llega a la sociedad civil mexicana en un momento de pasmo y letargo de las principales fuerzas políticas, pero también de malestar social profundo, tal y como quedó demostrado durante los pasados comicios. La crisis del Partido de la Revolución Democrática y sus interminables pleitos internos, apenas confirmados ayer con la renuncia de Rosario Robles, han inmovilizado al principal partido de centro izquierda mexicano.

El salto adelante en la autonomía indígena y el llamado a la desobediencia ciudadana son un desafío para el conjunto de la clase política mexicana. Un desafío que hace evidente el enorme foso que separa a amplias capas de la población del mundo de la política institucional. Un desafío que debería de ser, también, una advertencia de lo que sucede cuando los problemas de fondo quieren resolverse con medidas cosméticas.

Fuente: Periódico La Jornada. 10 de agosto de 2003. http://www.jornada.unam.mx

Ni los indígenas, ni el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (Ezln) ni México son los mismos de entonces, de enero de 1994. Tampoco el mundo. En el lapso transcurrido desde el alzamiento armado de 1994 el Ezln ha cambiado la lógica, la perspectiva y los plazos de su lucha.

Marzo del 2004

Hace diez años hicieron «política con tiros» para hacerse oír. La desesperada rebelión abrió las puertas del diálogo y la negociación. Pero hoy el conflicto armado sigue vigente; permanece el cerco contrainsurgente del ejército federal, los cuerpos policiales y los grupos paramilitares, que hostiga y aprisiona a las bases civiles zapatistas.

También permanece la pobreza. Sin embargo, la estrategia del Ezln no es ya insurreccional. Hoy el arma principal de los zapatistas es la palabra. Las palabras y los hechos. Las Juntas de Buen Gobierno no son palabras abstractas, son una alternativa concreta. Como ha dicho el subcomandante Marcos, son «un referente político práctico, civil y pacífico alternativo.»

La etapa marca un cambio en la forma de organización: de lo militar a lo civil. Quedó atrás el referente de una organización guerrillera. Aunque el Ezln siga siendo un ejército rebelde y conserve sus armas. En estos diez años, la organización político militar sustentada por una amplia base social se transformó en un movimiento político social, que controla territorios y ejerce autoridad sobre ellos, resguardado por un cuerpo armado.

Sus dirigentes afirman que el Ezln es un ejército para defender, no para la toma del poder. Arguyen que el «delirio zapatista» es no ver el poder como dominación sino como servicio. Lo que no quiere decir que la comandancia del Ezln no impulse la construcción de un poder popular o un doble poder que combine con habilidad elementos sistémicos y antisistémicos según la coyuntura. La estrategia zapatista pasa hoy por acumular fuerzas y tejer alianzas para reconstruir la sociedad desde abajo; a partir de sus bases indígenas civiles, con sus propios métodos y estilos de trabajo, fortaleciendo redes de resistencia, de autogestión socioeconómica y autonomía.

Profundización de la crisis

A una década del estallido insurreccional y de una larga tregua armada salpicada de acciones bélicas y hechos violentos como la matanza de Acteal, asistimos a un conflicto de nuevo tipo, con una lógica distinta a la del período 1994-1998. Chiapas y el Ezln han dejado de ser el epicentro de la política nacional.

La salida política negociada, que sumó cuatro diálogos entre el Ezln y el gobierno en 1995 y 1996, ha sido abandonada por «el gobierno del cambio». La estrategia de Vicente Fox ha sido soslayar el problema y mantener una política de contención contrainsurgente.
Se cerró la lógica de la negociación; no hay condiciones para el diálogo. La salida de monseñor Samuel Ruiz de la diócesis de San Cristóbal debilitó a la Iglesia de la Liberación y menguó la solidaridad con el zapatismo. La disputa no está ahora en la mesa de negociación. No se ubica en el terreno de la legalidad; la legalidad no tiene sustento si carece de legitimidad. Hoy el Ezln disputa legitimidad por la vía de los hechos.

La irrupción zapatista del 94 se dio en un marco de derrotas de la izquierda a escala mundial; a contrasentido de «la historia». La dictadura del pensamiento único neoliberal estaba en su apogeo bajo la hegemonía imperial de Estados Unidos. En México, la contrarreforma agraria del Banco Mundial y Carlos Salinas (modificación al artículo 27 constitucional) puso fin al proceso de redistribución de la tierra y liquidó el sistema ejidal. La eliminación del concepto de «propiedad social» dejó a los pequeños campesinos a merced de las «fuerzas del mercado», aboliendo la principal herencia de la revolución mexicana: la tierra es para quien la trabaje.

Frente a la reconquista de la tierra por los «modernos conquistadores» surgió la insurrección de las comunidades campesinas indígenas de Chiapas; el problema del «¡Ya basta!» y las armas zapatistas vino a sumarse a otras formas de resistencia y movilizaciones por la tierra en Ecuador, Paraguay, Brasil, Bolivia, mojones todos de una nueva etapa de acumulación de fuerzas de un movimiento social anticapitalista y antiimperialista de nuevo tipo.

En México. el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó el país de manera autoritaria durante 70 años, fue derrotado en las urnas en los comicios de 2000. Sin duda, el levantamiento zapatista contribuyó a su caída; a la apertura democrática. Pero el gobierno de Fox no fue capaz de recorrer el camino de la transición a la democracia, acentuó el modelo económico excluyente y la crisis estructural del país se ha agudizado.

La erosión del viejo corporativismo de Estado ha dejado muchos vacíos de poder y exhibe a una presidencia débil. La política y los políticos han fracasado. En el balance de estos diez años, vemos que el Tratado de Libre Comercio destrozó la cadena productiva del agro y «el campo no aguanta más».

Política, social y económicamente, la crisis es más profunda hoy que en 1994. México está polarizado. La violencia se ha diversificado y hoy abarca a todo el país.

Defender el territorio

En ese contexto, a Fox le ha faltado voluntad y sensibilidad políticas para atender el conflicto armado y el tema indígena. O más bien, no ha querido. Fox sacó de su agenda a Chiapas, al indio, a la paz. Los aisló y se dedicó a administrar el conflicto. A coexistir con él, ninguneándolo. Trató de invisibilizar al gobierno federal y al ejército como partes orgánicas y activas del conflicto armado, asimilando al Ezln y a las comunidades en resistencia a actores de un conflicto local, intra e intercomunitario.

Para el Ezln, el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés (1996) y la contrarreforma sobre derechos y cultura indígenas (2001) marcó el fin de una etapa. Pero no llamaron a las armas; se pusieron a reorganizar la resistencia y a reforzar o construir según el caso la autonomía, para defender el territorio y los recursos naturales ante la vocación privatizadora y entreguista del gobierno y los partidos políticos parlamentarios y la voracidad del gran capital, nacional y extranjero, sintetizada en los megaproyectos neocoloniales del Plan Puebla-Panamá.

En otro de sus largos períodos de clandestinidad y silencio expresivo y reflexivo -el decir y hacer callado de los zapatistas-, el Ezln logró abrir un boquete en la estructura de poder del Estado. En enero de 2003, unos 30 mil zapatistas irrumpieron en San Cristóbal de las Casas y dieron inicio a una nueva fase de su lucha, que «aterrizaría» en agosto último con la puesta en marcha de los «caracoles» y las Juntas de Buen Gobierno, que son relaciones intermunicipales entre municipios autónomos. A diferencia de 1994, esta vez la ofensiva fue política, no militar. Y se centró en la reivindicación de las autonomías de las personas y las colectividades indígenas. Aprovecharon su largo silencio para instrumentar de manera disciplinada y progresiva el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, negados por los tres poderes del Estado.

La propuesta pacífica y constructiva de los zapatistas fue crear autogobiernos en rebeldía, con una estructura de abajo hacia arriba, para poner en práctica el «mandar obedeciendo». De facto, sí. Pero con apego a la Constitución; en ejercicio de la libre determinación de los pueblos indígenas. Una radicalización legítima, aunque no legal, por omisión del gobierno, por incumplimiento de la parte gubernamental. Y con una base jurídica incuestionable: el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que da prioridad a las formas propias de organización social de los pueblos indios. A la manera de una zona liberada ajena a cualquier intención balcanizadora o separatista, la nueva estructura de control político territorial zapatista abarca un área de unos 30 mil quilómetros cuadrados, que comprenden 35 municipios constitucionales de los Altos, la Selva y el Norte de Chiapas.

Ni modelo ni vanguardia

El caracol, «paradigma del pensamiento simbólico de los pueblos mayas» (según el antropólogo Andrés Aubrí), es el icono del actual proceso colectivo en espiral de los zapatistas, con su dinámica propia, sus tiempos y sus verbos. Los caracoles, como proyecto de pueblos gobierno (Pablo González Casanova) con mandatos controlados desde la base, están marcando el nuevo tiempo político del sureste mexicano a partir de una asociación de caracoles y municipios autónomos en red, coordinados por las Juntas de Buen Gobierno a partir de una nueva propuesta de justicia, educación, salud comunitaria, tierra, vivienda, trabajo, alimentación y comercialización alternativas y como parte de un proceso que ya no está centrado solo en lo comunitario sino también en lo regional y que aspira a articular lo local con lo nacional y lo universal.

Se trata de la construcción de una «nueva cultura del poder» basada en los principios del «pensar hacer» práctico y concreto de las comunidades autónomas zapatistas. De una «resistencia transparente», que hizo a un lado los turbios enjuagues de un poder corruptor, con sus cooptaciones, mediatizaciones e impunidades; ajena al tradicional asistencialismo y paternalismo oficial.

Pero que también busca dejar atrás las limosnas «humanitarias» condicionadas de gobiernos y las ONG, y las trampas semánticas e ideológicas de los compañeros de ruta de la «izquierda».

Es un proceso singular que está en su fase de aprendizaje y no quiere ser modelo ni vanguardia de nada. Un proceso colectivo que se da en el marco de una guerra de baja intensidad; del aislamiento político del régimen derechista y racista de Fox y del hostigamiento militar, policial y paramilitar, que requiere, por tanto, de la autodefensa.

De allí que la comandancia general del Ezln siga teniendo el mando sobre los milicianos e insurgentes, para «proteger a las comunidades de las agresiones del mal gobierno y de los paramilitares (…) pues para eso nacimos y por eso estamos dispuestos a morir» (subcomandante Marcos). Como su nombre lo indica, el Ezln sigue siendo un Ejército de Liberación Nacional, aunque algunos críticos señalan que ha perdido la ele y la ene; que el uso de las armas es meramente simbólico. Las próximas luchas de los mexicanos en contra de las privatizaciones, el Alca y el Plan Puebla-Panamá arrojarán luces sobre esa y otras interrogantes. Hay hoy en México mayor conciencia política y surgieron nuevas alianzas sociales de tipo extraparlamentario. Si Fox persiste en sus políticas y el país se descompone, el Ezln recobrará protagonismo en el ámbito nacional, ahora como parte de un amplio movimiento alterglobalizador que impulsa propuestas de cambio social.

Carlos Fazio. Periodista, Analista internacional del diario La Jornada, de México

Fuente: Red Voltaire. http://www.redvoltaire.net/

23 de enero del 2004

Para entender la importancia de las Juntas de Buen Gobierno es preciso saber que no son ni la primera experiencia ni la culminación del autogobierno de las comunidades zapatistas: las Juntas constituyen un paso adelante en la experiencia autonómica de estas comunidades que cumple ya 9 años de vida bajo esta forma.

La organización de base son las comunidades indígenas zapatistas. En ellas se realizan asambleas de todos los “que ya tienen bueno su pensamiento” (12-14 años en adelante) que deliberan y deciden sobre todos los asuntos relativos a la vida comunitaria. En estas asambleas se designan diferentes personas y/o comisiones para diversos cargos, algunos de los cuales tienen que ver con la organización del autogobierno (hay también cargos para tareas internas, de carácter religioso u otros, que se circunscriben al ámbito local). Es a partir de la coalición de comunidades que se forman los municipios autónomos, principal expresión del proceso autonómico en Chiapas.
Tras el fracaso de los primeros diálogos con el gobierno federal, en diciembre de 1994 el EZLN realiza una movilización política y militar (la Campaña “Paz con Justicia y Libertad para los pueblos indios) en donde los milicianos e insurgentes abandonaron sus posiciones en la selva y la montaña para ocupar los territorios habitados por las comunidades zapatistas. En ese momento se declaró la creación de 30 municipios autónomos, sentando las bases para el autogobierno.

Como mencionamos, cada municipio agrupa varias comunidades y se han formado a partir de lazos de afinidad (trabajo en común, lengua, lazos familiares, etc.). Cuatro son los ámbitos centrales de competencia de los municipios: la educación, la salud, la organización productiva y la impartición de justicia.

Desde su creación, el EZLN atacó estos problemas sumamente graves en las comunidades donde se implantaba. La creación de los municipios autónomos ha potenciado las tareas productivas, de salud y de educación, tanto por la escala zonal que han alcanzado las iniciativas como porque al ser instancias civiles, los municipios autónomos han podido recibir importantes flujos de ayuda de las “sociedades civiles”.

Es sobre esta base profundamente enraizada en comunidades de decenas de miles de personas y que habitan un extenso territorio, que en agosto de 2003 se crearon las Juntas de Buen Gobierno, instancias de coordinación de las autonomías en escala regional.

En la misma dinámica que llevó a la creación de los municipios autónomos, las Juntas de Buen Gobierno representan un paso adelante en las posibilidades de coordinación e intercambio, tanto dentro del territorio zapatista, como en la relación con las “sociedades civiles”. Las Juntas están concebidas como ventanas “para entrar y salir de las comunidades” y sus tareas están encaminadas en dos sentidos: potenciar la coordinación regional en las iniciativas de construcción de la autonomía y corregir los problemas que enfrenta el proceso autonómico.

Así describe el EZLN las tareas de las Juntas de Buen Gobierno:

Tratar de contrarrestar el desequilibrio en el desarrollo de los municipios autónomos y de las comunidades.
Mediar en los conflictos que pudieran presentarse entre municipios autónomos, y entre municipios autónomos y municipios gubernamentales.
Atender las denuncias contra los Consejos Autónomos por violaciones a los derechos humanos, protestas e inconformidades, investigar su veracidad, ordenar a los Consejos Autónomos Rebeldes Zapatistas la corrección de estos errores, y para vigilar su cumplimiento.
Vigilar la realización de proyectos y tareas comunitarias en los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, cuidando que se cumplan los tiempos y formas acordados por las comunidades; y para promover el apoyo a proyectos comunitarios en los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas.
Vigilar el cumplimiento de las leyes que, de común acuerdo con las comunidades, funcionen en los Municipios Rebeldes Zapatistas.
Atender y guiar a la sociedad civil nacional e internacional para visitar comunidades, llevar adelante proyectos productivos, instalar campamentos de paz, realizar investigaciones (ojo: que dejen beneficio a las comunidades), y cualquier actividad permitida en comunidades rebeldes.
De común acuerdo con el CCRI-CG del EZLN, promover y aprobar la participación de compañeros y compañeras de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas en actividades o eventos fuera de las comunidades rebeldes; y para elegir y preparar a esos compañeros y compañeras.
Cuidar que en territorio rebelde zapatista el que mande, mande obedeciendo, se constituirán, el 9 de agosto del 2003, las llamadas “Juntas de Buen Gobierno”.
(Subcomandante Insurgente Marcos, La Treceava Estela, sexta parte, julio 2003).

Es fundamental subrayar que las Juntas de Buen Gobierno son instancias de coordinación y no instancias de gobierno por encima de los municipios autónomos: “Siguen siendo funciones exclusivas de gobierno de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas: la impartición de justicia; la salud comunitaria; la educación; la vivienda; la tierra; el trabajo; la alimentación; el comercio; la información y la cultura; el tránsito local” (Subcomandante Insurgente Marcos, La Treceava Estela, sexta parte, julio 2003).

De esta manera, las Juntas sirven como interfase entre las comunidades y el exterior. Están encargadas de recolectar las necesidades y las iniciativas de las comunidades, así como de coadyuvar las actividades de los municipios autónomos. La solución de diferendos en los que este involucrado un municipio autónomo es el único ámbito donde las Juntas constituyen una instancia superior de discusión y decisión.

En el marco del proceso autonómico, podemos distinguir dos formas principales de participación de las mujeres y los hombres que habitan las comunidades zapatistas. La primera es la de las asambleas comunitarias donde la totalidad de la población se reúne a deliberar y alcanzar acuerdos sobre los asuntos de la comunidad o de la lucha zapatista en general. Aunque los “modos” de las asambleas varían según las regiones y los pueblos de que se trate, comparten el ser espacios de libre expresión y en donde la participación tiende a ser igualitaria.

La segunda forma de participación es la designación en asamblea de comisiones o comités y de encargados, que realizan tareas específicas. Las comisiones más comunes en los municipios autónomos son las de salud, educación, producción y comercialización. Los miembros de esas instancias (encargados o responsables) deben llevar a cabo los proyectos decididos por las asambleas y proponer mejoras y nuevas iniciativas en el dominio que les corresponda. Uno de los rasgos sobresalientes de esta forma de participación es que los encargados no tienen remuneración, siendo concebido su trabajo como un servicio prestado a la comunidad; ellos actúan en los marcos del mandato de las asambleas y deben rendir cuentas a éstas, asimismo, pueden ser revocados por negligencia o incumplimiento.

Desde nuestro punto de vista, lo más notable de las formas de organización autonómicas es la vocación de suprimir las separaciones que caracterizan a la dominación capitalista. A diferencia de los sistemas representativos de occidente, el “mandar obedeciendo” de las comunidades zapatistas combina la discusión colectiva con representaciones acotadas que hagan viable el autogobierno. Esta organización, la “resistencia”, no reifica los roles de la representación (los cargos son rotativos y no representan medios de avance económico) y trata con igual interés todos los aspectos de la vida comunitaria. Ni burócratas, ni guerreros, los representantes y los rebeldes zapatistas son, ante todo, campesinos ligados al trabajo de la tierra y a la vida de sus pueblos.

En este contexto, las Juntas de Buen Gobierno están llamadas a jugar un papel importante en el terreno de la educación. En adelante, las “sociedades civiles” deberán dirigir sus propuestas para apoyar y desarrollar proyectos educativos en las comunidades zapatistas, y las Juntas, en razón de su conocimiento global de la región, podrán decidir la pertinencia de los proyectos y decidir la mejor ubicación para llevarlos a cabo. Al interior, las Juntas también constituyen una instancia privilegiada de diálogo donde los responsables de los proyectos (en este caso, educativos) pueden intercambiar experiencias y apoyarse unos a otros.

El nacimiento de las Juntas de Buen Gobierno ha significado un desmentido categórico a quienes hablan del cansancio de las comunidades y de su creciente división. Si ya la celebración del noveno año de la insurrección estuvo marcado por la mayor movilización indígena en San Cristóbal de las Casas, la constitución de instancias regionales de autogobierno en agosto de 2003 expresa la expansión de la influencia zapatista. En palabras del Comandante David: “Hoy el zapatismo es más grande y más fuerte. Nunca antes en nuestra historia habíamos tenido la fuerza que hoy tenemos. Tiene tiempo que ya rebasamos con mucho los límites del suroriental estado de Chiapas, y no sólo, tenemos control hasta en las comunidades en donde se encuentran las guarniciones del ejército federal y de la policía de seguridad pública del estado, también nuestra palabra ha penetrado en los cuarteles y en quienes en ellos habitan. No nos estamos presumiendo. Sólo lo estamos comunicando.” (Palabras a los indígenas no zapatistas, 9 de agosto, 2003).

Para concluir, el nacimiento de las Juntas de Buen Gobierno constituye una expresión nítida de que el impulso creador de la lucha zapatista no sólo no se ha debilitado, sino que ha resultado fortalecido en un contexto particularmente difícil como lo han sido los negros años de la presidencia de Zedillo y la falsa alternancia de Fox. La construcción de la autonomía significa que la resistencia está anclada de forma a sustentar el proyecto emancipatorio de los zapatistas, cuyo horizonte es la transformación civilizatoria, transformación que tiene un tiempo largo, cierto, pero que ya tiene un buen tiempo en marcha…

Fuente: http://www.rebelion.org/hemeroteca/sociales/04012ornelas.htm

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cumple en noviembre próximo 26 años de haber nacido en las montañas del sureste mexicano. Son ya casi 16 años de lucha pública desde el levantamiento que sacudió al mundo entero el primero de enero de 1994. Mucha tinta ha corrido desde entonces pero, sobre todo, mucha construcción y organización, acompañada de la represión institucional como respuesta y de encuentros y desencuentros dentro de la lucha colectiva.

Los zapatistas no reivindican la muerte, pero su presencia los ha acompañado durante toda su historia, desde antes de aquel fundacional 17 de noviembre de 1983. En los últimos años, meses, días, la represión del Estado ha sido la única respuesta a las innumerables iniciativas de organización interna y externa, a su expansión geográfica dentro y fuera de Chipas y a la defensa de su territorio y recursos naturales. Nunca han sido un movimiento que se conciba aislado. Han repetido hasta el cansancio la dimensión nacional e internacional de sus planteamientos, y han actuado en consecuencia.
En el terreno local han obtenido uno de sus logros más tangibles: la construcción de la autonomía, esfuerzo que no podría entenderse sin todos estos años de fuego y de palabra. El autogobierno en las comunidades zapatistas de Chiapas es referente nacional e internacional de organización. No es imitable, como ellos lo han explicado reiteradamente, pero sienta las bases de una posibilidad de gobierno, una en la que el que mande, mande obedeciendo, máxima de la concepción democrática que se vive en estas tierras.

La organización autónoma de las comunidades indígenas no es nueva. Los zapatistas no la descubrieron, pero son ellos los que le han otorgado un carácter emancipador y rebelde, independiente y autogestivo. Es, pues, una forma de lucha con horizontes claros y precisos.

Hace seis años, en ocasión del 20 aniversario del EZLN y el nacimiento de las llamadas Juntas de Buen Gobierno, estructuras del autogobierno zapatista, el teniente coronel Moisés, en ese entonces todavía mayor, explicó el origen de los municipios autónomos en Chiapas: “Nosotros ya teníamos un territorio controlado y para organizarlo fue que se crearon los municipios autónomos”.

Al EZLN, señaló entonces Moisés, “le sobran ideas de cómo es un pueblo organizado y libre. El problema es que no hay un gobierno que obedezca, sino que hay un gobierno mandón que no te hace caso, que no te respeta, que piensa que los pueblos indígenas no saben pensar, que quieren tratarnos como indios pata rajadas, pero la historia ya les devolvió y les demostró que sí sabemos pensar y que sabemos organizarnos. La injusticia y la pobreza te hacen pensar, te producen ideas, te hacen que pienses cómo hacerle, aunque el gobierno no te escuche”.

En la práctica, explicó quién posee uno de los grados militares más altos dentro de la estructura del ezln, “nosotros hicimos los municipios autónomos y después pensamos en una Asociación de Municipios, que es el antecedente de las Juntas de Buen Gobierno. Esta Asociación es una práctica, es un ensayo de cómo tenemos que ir organizándonos. De aquí nace la idea de cómo ir mejorando y así se da la idea de la Junta de Buen Gobierno. Nosotros de por sí tenemos una idea y la llevamos a la práctica. Pensamos que son ideas buenas pero ya en la práctica vemos si tienen problema, o cómo vamos a ir resolviendo los problemas”.

Años más tarde, el comandante Moisés (otro Moisés), de la zona de Los Altos, sintetizó la historia de la autonomía de la siguiente manera: “Nosotros quisimos dialogar, quisimos hacerlo todo, pero ya ven lo que pasó con los Acuerdos de San Andrés (firmados en febrero de 1996 y hasta la fecha incumplidos). Por eso no pedimos permiso y empezamos a construir. Vemos que lo más esencial es la organización del pueblo y no el dinero, porque el dinero si es en exceso corrompe, pero la organización no se corrompe. La idea que se hace para buscar la vida no se destruye en la cárcel ni se destruye en la muerte…”

“Para todo este trabajo” —explica el integrante del Comité Clandestino Revolucionario Indígena— nosotros no tenemos manual. Es diferente lo que se hace en cada zona, porque en cada lugar se va buscando la forma de cómo crecer. Enfrentamos y decimos que cometemos errores, porque sí cometemos errores construimos, si no cometemos errores quiere decir que no andamos bien, porque nosotros decimos que no hay excelencia pues. En la educación, por ejemplo, no hay número 10, porque el 10 no existe…”

Con escasos recursos económicos, pero con el ánimo de quienes depositan toda su confianza y esperanza en un proyecto de vida diferente, anticapitalista y de izquierda, los hombres, mujeres, niños y ancianos de las comunidades indígenas organizan sus escuelas, casas de salud, hospitales, cooperativas, farmacias, bodegas de comercio y un largo etcétera que engloba lo que ellos definen como autonomía, a saber, “el derecho universal donde podemos vivir humanamente, con libertad, con justicia, con democracia, con nuestras propias leyes y con dignidad”, dicen ellos.

La autonomía, añaden: “significa reconocer que siempre fuimos y seguiremos siendo pueblos con nuestra historia, nuestra religión y cultura, educación, lengua, etcétera […] Es el reconocimiento de lo que de por sí ya existe, lo que de por sí es un hecho, que somos un pueblo y tenemos la capacidad de gobernarnos, controlarnos, mejorarnos y salir adelante”. Es esta práctica, y no una teoría, la que ofrecen al mundo decenas de miles de hombres, mujeres y niños tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, zoques, mames y mestizos, todos zapatistas.

La incesante represión: una de las características más importantes de la autonomía es la defensa del territorio pues, sin él, simplemente no hay nada. Es por eso que las principales ofensivas de los gobiernos estatal y federal están encaminadas a la invasión y al despojo de las tierras zapatistas. Un ejercicio pendiente es la recopilación de todas las agresiones contra los zapatistas en estos casi 16 años. Para muestra, el hostigamiento ocurrido tan sólo en el último mes contra las comunidades 16 de Febrero, Casa Blanca y Che Guevara, pertenecientes a las regiones (Caracoles) de Morelia, La Garrucha y La Realidad, respectivamente. Todas tienen en común que son tierras recuperadas y trabajadas por bases de apoyo zapatistas.

Así, contra viento y marea, se construye la autonomía.

Fuente: Ojarasca 150. Suplemento del periódico La Jornada. http://www.jornada.unam.mx/2009/10/12/oja150-autonomiazapa.html

Desinformémonos

La Realidad, Chiapas. Todos los días los pueblos zapatistas enfrentan nuevos retos para hacer realidad la autonomía de sus territorios. Una historia de logros y tropiezos, de crear, inventar y poner en práctica nuevas ideas. De perder el miedo a equivocarse en un camino que iniciaron en 1994, formalizaron con la creación de los gobiernos autónomos en el 2005 y siguen construyendo todos los días. Y todo en medio del hostigamiento militar y paramilitar, el acoso policiaco y los proyectos gubernamentales encaminados a dividir a las comunidades, a lo que se suman las miles de carencias de los más de 40 municipios autónomos en resistencia. La autonomía se construye, casi, sobre la nada. Y sobre la nada nació hace más de un año el insólito Banco Popular Autónomo Zapatista (Banpaz), en la región de la selva fronteriza.

Lograr la autosuficiencia en condiciones de extrema precariedad suena imposible, pero no para los zapatistas que, asegura Roel, de la Junta de Buen Gobierno Hacia la esperanza, “demostramos que se pueden hacer las cosas de otra manera…imagínate, un banco anticapitalista, sin señores banqueros y con beneficios para el pueblo”.

La sede del gobierno autónomo de la selva fronteriza es el caracol “Madre de los caracoles del mar de nuestros sueños”. La región cuenta con cuatro municipios autónomos y es la primera en echar a andar el banco popular, una iniciativa que tiene su mayor fortaleza, como todos los proyectos autónomos, en la decisión de las asambleas comunitarias. Su concepción, discusión, aceptación y puesta en práctica es una muestra del ejercicio colectivo y democrático que predomina en las comunidades indígenas zapatistas.

El proceso autonómico de las bases de apoyo del EZLN incluye sistemas de salud, educación, proyectos productivos, medios de comunicación y nuevas formas de comercialización de sus productos, todo en condiciones precarias pero con la finalidad mayor de poner en práctica una de las premisas fundamentales del zapatismo: la del mandar obedeciendo, que se traduce en formas de gobiernos que basan sus decisiones en los consensos de los pueblos. Pero nada es ideal ni carente de problemas. Los hay “y muchos… el asunto es que aquí les buscamos la solución entre todos. Si una cosa no nos funciona no nos quedamos conformes. Le buscamos la forma. Nos lo tomamos en serio y luego sale. Todo el mundo se equivoca, pero cuando la equivocación es colectiva pues ahí no hay culpable…”, explica Roel, autoridad autónoma que está por finalizar su gestión al frente de la Junta de buen gobierno.

Y precisamente uno de estos problemas es que a pesar de que cuentan con un sistema de salud autónomo, resulta insuficiente para la atención de enfermedades graves y en estos casos los pacientes tienen que salir de sus pueblos para buscar ayuda especializada, necesitando dinero para trasportarse y pagar los servicios médicos. El dinero no lo tienen y buscan a quién pedir prestado.

Hace unos años comenzó a vislumbrarse en las cañadas de la selva Lacandona el fantasma de la migración. Cientos de indígenas, zapatistas y no, salieron de la zona en busca de trabajo. La baja de precios de sus productos agrícolas y los intermediarios para su comercialización, provocaron el flujo de hombres, jóvenes en su mayoría, a ciudades turísticas del sur del país (Cancún y Ciudad del Carmen) y, por supuesto, hacia Estados Unidos. Empezaron a llegar las divisas a las comunidades y algunas familias “se hicieron de un dinerito” con el que iniciaron el negocio de la usura o el coyotaje, como se le conoce en la región.

La necesidad urgente de dinero para enfrentar un problema de salud grave, por un lado, y el incremento del coyotaje, por el otro, conformaron un escenario en el que empezó a predominar el abuso de los prestadores, quienes cobran un interés de entre el 15 y 20 por ciento mensual. Ahorcados, sin ninguna otra opción, los indígenas de cualquier filiación política recurren a estos préstamos. Pero los zapatistas empezaron a inconformarse y “a buscarle cómo salir de esta situación”.

“La gente de los pueblos empezó a discutir cómo resolver el problema de los réditos. Empezaron las asambleas en el 2008 y pueblo por pueblo fuimos discutiendo la idea de formar un pequeño banco para cubrir las necesidades de urgencia de salud, los casos graves que no pueden cubrir los servicios de salud autónomos”, explica Roel.

En los casos de urgencias, añade, “se necesita trasladar al enfermo a recibir atención especializada y pues al no haber dinero se tenía que recurrir a los coyotes. Así nació la idea de hacer mejor un banco de préstamos y empezó la discusión de cómo hacerle. Las comunidades decidieron que sí se cobraran intereses, pero que fueran muy bajos. Con esos intereses se incrementaría el fondo del banco para hacer otros préstamos. Al final de la discusión se acordó que fuera el 2 por ciento de interés mensual”.

Una vez decidido el interés para préstamos por motivos de salud, las asambleas discutieron los préstamos para proyectos colectivos, cooperativas y sociedades. Y ellos mismos acordaron un interés del 5 por ciento. En un principio se pensó también en préstamos para proyectos individuales, pero, explican, “nos dimos cuenta que eran para puro negocio y los suspendimos, quedando sólo vigentes los préstamos por problemas de salud y para después los préstamos para proyectos colectivos. Lo importante aquí es que ninguna decisión es individual y los pueblos son los que analizan cada paso y van decidiendo lo que les conviene”, señala el integrante de la Junta de Buen Gobierno.

El aval de cada solicitante es la autoridad de la comunidad a la que pertenece y el pueblo queda como testigo. De esta manera, todo el pueblo está enterado de que uno de sus compañeros solicitó al banco un dinerito y que lo tiene que pagar. Ellos mismo, los que piden el préstamo, son los que se ponen el plazo para cubrirlo, de acuerdo a sus gastos. Puedes ser seis meses, un año o más, según cada quien. También se enteran de cada préstamo los pueblos de los otros municipios autónomos, pues se trata, señalan las autoridades de la región, “de que todos estemos comprometidos”.

Para hacer posible el banco popular, el fondo inicial provino de un aporte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); de una parte de las ganancias del transporte colectivo que es administrado por la Junta; y de una donación que llegó de afuera para un niño enfermo, “quien no necesitaba de todo el dinero que le estaban mandando y junto con la familia y la asamblea decidieron que lo que no ocupaba se aportara al fondo colectivo”. Asimismo, decidieron que el impuesto que los pueblos cobran a las compañías que están construyendo caminos que pasan por sus comunidades, también se añadiera al fondo del banco.

En este proyecto, advierte Roel, “no hay sentido de negocio. Es sólo una necesidad de los pueblos y hasta ahora todos están contentos porque ven que está funcionando y se están resolviendo los problemas en colectivo”.

Para los pueblos en rebeldía, el Banco Popular Autónomo Zapatista (Banpaz) “es, sin duda, parte de nuestra autonomía, en la que nosotros mismos podemos crear nuestros propios recursos económicos, nuestros alimentos, nuestros servicios de salud y educación, nuestros medios de comunicación y modos de comercialización. Así lo estamos haciendo, cada vez con menos dependencia de afuera, porque al principio (hace ya seis años), empezamos con más apoyos del exterior. Ahora somos cada vez más independientes y, por lo tanto, cada vez más autónomos”.

De hecho, este es uno de los primeros proyectos de al autonomía zapatista en el que no interviene ningún factor o asesoría de la sociedad civil nacional e internacional. “Todo fue interno. Lo que pasa es que nosotros le probamos hasta que algo funciones. Y si no nos funciona no nos quedamos conformes y le buscamos otra forma”, afirma Roel, con la convicción y el orgullo de quien ha crecido a lo largo de 25 años con la lucha zapatista.

“La colectividad —sostiene— es la base y lo que más nos fortalece como zapatistas”. Y, dentro de este proceso, la Junta de Buen Gobierno de la selva fronteriza analiza como uno de sus máximos logros la participación de la mujer en los trabajos de la autonomía. Con su inclusión, afirman, “ha cambiado la vida de los pueblos. Poco a poco lo vamos entendiendo. Y pues aquí ya todo se cambió”.

A los niños y niñas que han crecido en la autonomía “ya no les cuesta la participación de la mujer”. En otro momento, admiten los miembros de Junta, “los préstamos del Banpaz hubieran sido impensables para mujeres y sólo se les hubieran dado a los hombres, pero ahora también se les dan a ellas y quedan como responsables”.

Aquí, afirman “ya todo es muy otro”.

Fuente: http://desinformemonos.org/2009/08/insolito-banco-anticapitalista-en-la-selva-lacandona-2/

Los servicios de educación básica en los pueblos indígenas de la Selva Lacandona de Chiapas, en México, son redefinidos por el surgimiento de la cuestión de la autonomía política en sus demandas. Desde hace una década en las Cañadas de Ocosingo, varios cientos de comunidades campesinas mayas construyen alternativas escolares fuera de la política gubernamental que llaman “oficial”. Frente al Estado nación en Latinoamérica, la construcción social de la autonomía educativa forma parte de proyectos más amplios de desarrollo y apropiación social y cultural de las prácticas de autogobierno regional.

La lucha por la autonomía en la educación de los pueblos indígenas es primordial en las estrategias sociales de defensa del territorio, la afirmación cultural y el fortalecimiento del poder de gestión de las familias implicadas. Así, en muchos de los asentamientos indígenas en los valles de la Selva Lacandona, se desarrollan novedosas experiencias comunitarias y regionales de construcción social de discursos y prácticas políticas de educación primaria. En estos etnoterritorios, los actores sociales de las comunidades de habla “tseltalero” en su mayoría, pero también ch’ol, tojolabal y tsotsil, utilizan las variantes locales de estas lenguas originarias y el castellano en la comunicación política y en el aprendizaje escolar.

Para leer la tesis completa, pinchar en el siguiente icono: 

Este trabajo es resultado de un esfuerzo colectivo el cual no hubiera sido posible sin la participación y colaboración activa de las bases de apoyo y autoridades autónomas zapatistas de comunidades, municipios y Junta de Buen Gobierno de la Zona Selva Tzeltal, Chiapas, México, en el año 2009.
Paulina Fernández C.

Se nos ha convocado a reflexionar, a analizar lo que ha sucedido en los dos años transcurridos desde que en esta misma Universidad de la Tierra, Chiapas, se realizara el Primer Coloquio Internacional In memoriam Andrés Aubry. …Planeta Tierra: movimientos antisistémicos…

En varias de las intervenciones hechas en ese Primer Coloquio se apuntaban las características actuales del sistema-mundo, del capitalismo en su etapa neoliberal, y de los movimientos sociales antisistémicos, dando prioridad al enfoque económico del capitalismo con lo cual se han dejado de lado los aspectos políticos que acompañan a este sistema para preservarse. Quisiera hoy destacar algunos de esos aspectos políticos, tomando como referencia una zona del territorio zapatista de la que se ocupa una parte del texto con el que participó el Subcomandante Insurgente Marcos[1], esto es, del Caracol La Garrucha, para hacer en voz alta mis reflexiones en torno a la autonomía zapatista como experiencia viva, actuante, en construcción y en movimiento contra el sistema capitalista y su dominación política.

Encuentro en este Seminario Internacional una ocasión propicia para, a la luz de los textos publicados en el libro dedicado a la memoria de Andrés Aubry, y considerando lo acontecido en los últimos meses, plantear unas preguntas que me han inquietado desde hace tiempo y pienso, sin temor a equivocarme, que muchos de los aquí presentes también se las han hecho y tienen sus propias repuestas: ¿por qué desde la izquierda institucional, no sólo partidaria, se combate con acciones y omisiones a los zapatistas? ¿Qué significa, qué representa el proyecto zapatista en el espectro político nacional e internacional que tanto les molesta? Para contestar estas preguntas hay que dejar hablar, permitirnos escuchar, y darnos la oportunidad de ver lo que están construyendo las bases de apoyo, las autoridades de las comunidades, de los municipios autónomos y de las Juntas de Buen Gobierno, día a día, todos los días, con particular empeño desde que en el año 2001 se les negara el reconocimiento formal de sus derechos como pueblos indígenas.

En territorio zapatista encontramos hecho realidad el pensamiento que el filósofo Enrique Dussel expresara en el libro que nos reúne, en relación a la comunidad en tanto sujeto de la política. En efecto, como se podrá apreciar a lo largo de este trabajo, en el gobierno autónomo zapatista “la comunidad es el actor colectivo que ejerce el poder político.”[2]

La idea de gobierno autónomo que se tiene en los pueblos zapatistas supone una vida comunitaria en la que la democracia no sólo se refiere a elección de autoridades que son gobierno, sino que es un ejercicio permanente vinculado a la práctica cotidiana de los responsables de todos los cargos que la comunidad necesita para organizarse, para producir y reproducirse como pueblos indígenas, como seres humanos.

Complementariamente al ejercicio de la autonomía, estas mismas comunidades conciben la democracia como un derecho del cual se deriva la posibilidad de defender otros derechos y con ellos exigir a las autoridades que trabajen buscando el bienestar colectivo en todos los aspectos de la vida comunitaria, incluido el cuidado de la naturaleza: “…buscar el bienestar en lo social, económico, político, y cultural, y comprometiendo a cuidar el medio ambiente, los recursos naturales, y trabajando juntamente…”

“Para hacer la democracia” en los diferentes niveles de gobierno autónomo, se parte de la asamblea donde se nombran las autoridades; todas las autoridades son elegidas directamente por su respectiva asamblea, desde las y los Agentes en las comunidades hasta las y los integrantes de la Junta de Buen Gobierno.

En los pueblos autónomos la democracia está asociada a los trabajos colectivos en la comunidad. El pueblo elige quién se va a encargar de los trabajos colectivos y una vez electa, esa autoridad es la que organiza qué trabajo hay que hacer en milpas, frijolares, chile, potreros, y en los colectivos de las mujeres que tienen hortalizas, pollos, y otros animales. Se ha cuidado que tanto los hombres como las mujeres tengan sus respectivos representantes de trabajos colectivos, los cuales además, se coordinan con las autoridades del pueblo, esto es, con Agentes y “Agentas”, con Comisariados y “Comisariadas”. Esta inclusión activa de las mujeres en los trabajos y responsabilidades de la vida comunitaria, es uno más de los resultados de las prácticas democráticas con sentido de justicia que se pueden encontrar en los pueblos zapatistas.

En territorio zapatista, la organización política y administrativa del gobierno autónomo está compuesta por tres conjuntos de autoridades que ejercen sus funciones en sus respectivos niveles de gobierno –comunidad, municipio y zona-, sin que esto quiera decir que haya límites o fronteras territoriales absolutos entre uno y otro ámbito. En los gobiernos autónomos no encontramos esa distancia que por su dominio y disfrute de privilegios hace ajenos del resto de la población a los gobernantes; tampoco hay una “división de poderes” entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial; ni una distribución de responsabilidades en función de conocimientos parciales, supuestamente separados por especialidades. La comunicación y la colaboración entre las autoridades autónomas para tratar cualquier asunto son prácticas continuas que facilitan la participación de los pueblos enteros, sea ocupando temporalmente cargo por elección en alguna instancia de gobierno, sea participando en las decisiones y acuerdos que se toman en la Asamblea general de la comunidad, que es la base de toda autoridad.

Conforme van llegando se van sentando: los hombres en las bancas de un lado, las mujeres del otro, todas juntas, con los hijos menores en brazos o en la espalda, y los un poquito mayores parados frente a ellas, al principio, porque después de un rato ya se ponen a jugar por donde pueden. Los más grandes, desde los 12 años de edad participan por propio derecho. Así se acostumbra, llegan todos a la Asamblea, porque “la Asamblea es la máxima autoridad de participación, de decisión, de acuerdo.” Los jóvenes de 12 a 15 años pueden participar en la Asamblea, dan su punto de vista, tienen voz pero no voto. “Para impulsar la participación de jóvenes, los de entre 12 y 15 años también participan en sus comunidades, pero no en cargos de gobierno, sino de educación u otro en su comunidad.” A partir de los 16 años, “hombres y mujeres parejo”, tienen voz y voto y también pueden recibir cargo. Quienes están haciendo o cumpliendo su trabajo de castigo, no pierden sus derechos de voz y voto en la Asamblea.

Tanto en las asambleas comunitarias como en las municipales el procedimiento de elección de las autoridades autónomas es un ejercicio colectivo que permite examinarse entre sí, a los propios habitantes de los pueblos. Asimismo es digno de hacer notar que el proceso de elección en la Asamblea de una comunidad autónoma es a la vez un momento de compromisos recíprocos entre autoridades y pueblo. Directa y explícitamente autoridades y pueblo se obligan y ofrecen respeto mutuo.

En el proceso de selección y de elección de las autoridades autónomas en sus diferentes ámbitos y niveles de gobierno, las propuestas y resultados pasan siempre por la Asamblea General del pueblo, lo que significa que las autoridades zapatistas surgen de las comunidades, son bases de apoyo, compañeros civiles que no forman parte de la estructura militar. Esta separación de los gobiernos civiles y el Ejército Zapatista ha sido un desprendimiento paulatino que se ha dado conforme se afianza la construcción de la autonomía en municipios y comunidades, llegando al punto de afirmar sin dejar lugar a dudas que “en la designación o destitución de las autoridades autónomas el EZLN no interviene para nada, y sólo se ha limitado a señalar que, puesto que el EZLN, por sus principios, no lucha por la toma del poder, ninguno de los mandos militares o miembros del Comité Clandestino Revolucionario Indígena puede ocupar cargo de autoridad en la comunidad o en los municipios autónomos. Quienes deciden participar en los gobiernos autónomos deben renunciar definitivamente a su cargo organizativo dentro del EZLN.”[3]

En las comunidades autónomas zapatistas nadie se auto postula para ser autoridad en el gobierno, ni tienen que ser ni haber sido dirigentes o integrantes de una facción interna de algún partido político para ser candidatos. Quienes son propuestos para ser autoridades no son producto del tráfico de influencias y vínculos familiares de los poderosos. No se hacen campañas viajando por todos los poblados ni usando las radios comunitarias para promover candidatos y hacer falsas promesas; tampoco se utilizan los cargos para hacerse fama y propaganda con recursos públicos y así poder ocupar otro puesto en el siguiente presupuesto de gobierno. A nadie se le ocurre hacer de la pobreza una mercancía con valor electoral. El trabajo en los gobiernos autónomos no es sinónimo de oportunidad para el enriquecimiento individual o para dar protección e impunidad personal a malos servidores públicos. La elección de las autoridades en general y de las que de manera especial van a dedicar su tiempo a hacer justicia tanto en las comunidades como en los municipios autónomos y en la zona, está precedida de la observación cotidiana de las personas en su trabajo, en su participación en la vida comunitaria, con cargo o si él.

En consecuencia, los requisitos personales que las futuras autoridades autónomas deben reunir, están muy alejados de la sola experiencia gubernamental y la carrera parlamentaria previa, de la trayectoria en la burocracia del gobierno o en el aparato de una organización política; de la formación profesional especializada, y hasta del certificado de la escuela primaria oficial. Aunque no es costumbre, vicio, ni afición de los zapatistas permanecer indefinidamente en los cargos, o pasar de uno a otro para estar siempre al amparo del gobierno, la historia personal y, en su caso, los antecedentes del trabajo y la conducta mientras se ejerció alguna responsabilidad, sí van a ser tomados en cuenta en el momento en que la comunidad tenga que proponer nombres antes de elegir nuevas autoridades.

Hay que tener presente que las propuestas de nombres que se van a someter a votación, y de ahí nombrar a las autoridades, se hacen frente a la comunidad y que es ante esa misma comunidad reunida en asamblea que las autoridades recién electas se comprometen a obedecer el mandato del pueblo. Por ello es que muchas de las razones que se invocan para apoyar a determinadas personas, se relacionan con el desempeño de sus trabajos y el cumplimiento de las obligaciones comunitarias, para lo cual recurren a muy diversas expresiones: “Dependiendo cómo camina la persona, conforme su trabajo, cómo lo ha visto el pueblo, de eso depende la votación.” Para otros “el requisito no se pide, el requ

Especial atención ha merecido en los últimos años incentivar e incluir a las mujeres en todas las actividades de la vida comunitaria, por lo que es muy frecuente que ese esfuerzo sea reconocido, como se hace al hablar de los derechos políticos y las responsabilidades de gobierno autónomo: “También las compañeras, ya se respeta su voz y su voto, ya tienen derecho de participar como autoridades de diferentes cargo, porque no sólo sirve para cuidar las casas y mantener a sus hijos, así cumpliendo con el mandar obedeciendo con nuestros pueblos.”[4] En otro momento y lugar se repite la idea con estas palabras: “Cuando se nombra una autoridad, no distinguen si es hombre o mujer, aquí en la autonomía no importa, lo que cuenta es que pueda arreglar el problema, así sea [el problema] de otras organizaciones o religiones.”

Los valores y las prioridades parecen estar invertidos en el mundo oficial, y el razonamiento de autoridades y bases de apoyo zapatistas se encarga de demostrarlo ante uno de los requisitos obligatorios que se exigen para prácticamente cualquier trabajo, y más si se trata de una responsabilidad gubernamental. En las comunidades autónomas, para ser propuesto y elegido como autoridad, de cualquier nivel y área de trabajo, “si no sabe escribir o leer, no importa, ahí lo va a aprender”. “No importan estudios, ni papeles” porque “saber leer y escribir se aprende, pero otras características como son si obedece al pueblo, si es responsable, esas no”. Asimismo, desafiando a la globalización neoliberal afirman su cultura: “No importa si tienen estudios o no. No vamos a elegir que sepa hablar español, porque se va a quedar a trabajar dentro de nuestro pueblo, no afuera.”

Aún en el supuesto de que verdaderamente se respetara el resultado de la “voluntad popular”, en la historia de las “democracias occidentales” sobran ejemplos para demostrar que no basta con celebrar periódicamente elecciones de representantes y autoridades para que un gobierno sea democrático. En la forma de gobierno autónomo zapatista, el método de elección directa y abierta en asamblea del pueblo con la participación de toda la comunidad es condición suficiente para identificar plenamente a una democracia, mas es el ejercicio cotidiano de la autoridad el que pone a prueba y comprueba continuamente ese fundamento democrático a través de las diversas características que tienen todos los cargos de elección en los diferentes niveles de gobierno.

En las comunidades y municipios autónomos zapatistas, además de la elección directa y abierta, es característico de los cargos el ser un servicio gratuito que no engendra la codicia, ni despierta la ambición de la reelección; que por ser ejercido colectivamente, no está jerarquizado; cuya duración no se subordina a un periodo preestablecido sino que depende siempre del buen desempeño de la autoridad, por lo que puede ser revocado el mandato en cualquier momento; y que no se da por concluido sin haber rendido cuentas del trabajo realizado, lo cual supone que la autoridad saliente transmite toda la información necesaria para que la autoridad siguiente inicie el aprendizaje de gobernar. Esta forma de gobierno, y el conjunto de sus características, “no es invención o aportación del EZLN. Viene de más lejos y, cuando nació el EZLN, ya tenía un buen rato que esto funcionaba, aunque sólo a nivel de cada comunidad.”[5]

Conforme ha avanzado la construcción de la autonomía, las características de esta forma de gobierno se encuentran en todos los niveles. Desde el primer año de funcionamiento de las Juntas de Buen Gobierno se pudo comprobar la viabilidad del gobierno autónomo como un servicio gratuito de sus autoridades, con lo que además se ha demostrado al mundo entero “que gobernar no tiene por qué ser oneroso”[6] y así lo explican: “Las autoridades autónomas que se turnan para dirigir las Juntas Buen Gobierno se mantienen de sus necesidades personales, durante los días que despachan en los caracoles, con aportaciones de los pueblos o con apoyo del EZLN. El promedio de gasto personal diario (sin contar lo del pasaje de su comunidad al caracol y de regreso) de un miembro de la Junta de La Garrucha, por ejemplo, es de menos de ocho pesos (en otros lados sube un poco más). En el caso de Oventic, es de cero pesos, porque las autoridades llevan sus tostadas, su frijol y su café, si tienen (si no tienen pues té de zacate).”[7] Ejemplo actual de la ayuda para el financiamiento de gastos de una autoridad en el cumplimiento de sus funciones se encuentra en la cooperación del pueblo: “No tenemos una ley de cómo se va a hacer el reparto del producto de los trabajos colectivos, pero como tenemos cooperación, si no tenemos dinero a la mano, hay un fondo colectivo. También el colectivo coopera para los gastos de un autoridad, como viajes a la Junta, o fiesta del poblado.”

La gratuidad del servicio de las autoridades autónomas no sólo se refiere a los ingresos individuales, sino también al producto de su trabajo una vez satisfecha una solicitud de justicia. Cuentan los miembros de la Junta de Buen Gobierno, uno de tantos casos resueltos, para ilustrar la disposición de la gente que llega de fuera a pagar con dinero la administración de la justicia: “caso, robo de nueve caballos, equipo, monturas, sogas, etcétera a un maestro. El Ministerio Público nunca pudo encontrar al delincuente. La Junta de Buen Gobierno hizo su investigación donde se encuentran esos animales. La Junta detectó dónde están, el maestro identificó a los animales. Frente a frente, el que roba el animal y el dueño, se le dijo que no lo vuelva a hacer, que le pida una disculpa al maestro. Luego, este maestro preguntó cuánto le debía a la Junta por resolver el problema de robo, la Junta dijo que no, que esto es otra justicia. Las autoridades autónomas hacen la diferencia con las autoridades del gobierno.”

En cualquier lugar del territorio autónomo se dice que los cargos son, ante todo, un servicio a los pueblos: “Nosotros, como autoridad, estamos bien claro que no recibimos ningún salario porque no somos iguales como los malos gobierno, solamente dando el servicio con nuestros pueblos zapatista y no zapatista.”[8] Cuando los cargos, como servicio gratuito que son, se realizan en la comunidad, no se afecta individual ni familiarmente a quienes los ocupan, porque éstos no tienen que abandonar ni interrumpir sus labores productivas de todos los días, y en caso necesario “los gastos que ocasionan las actividades del cargo, como trabajamos colectivamente, como son tierras recuperadas, salen de la caja colectiva.” Si el trabajo de la autoridad debe hacerse fuera del pueblo, entonces se les da “apoyo de la comunidad de vez en cuando, sólo si hay acuerdo de la comunidad. Más bien el apoyo es en el trabajo de hacer milpa para sustituir al que sale a hacer trabajo en el municipio, y si es fuera del municipio, en una comisión, se le da un poco para su pasaje.”

Así como se trabaja la tierra colectivamente, así colectivamente se gobierna en los pueblos y municipios autónomos: “El Consejo no es de una persona, todos son tomados en cuenta porque son muchos, es autoridad colectiva.” Entre esos muchos, la denominación de los cargos no significa diferencias de poder, ni establece jerarquías de mando. ¿La diferencia entre Presidente, Secretario y Primer Integrante del Consejo? “No hay diferencia de poder, el trabajo es colectivo” –responden- y en otro lugar, otras autoridades parecen completar la respuesta: “No hay un presidente que toma la decisión, el trabajo es colectivo, no hay jerarquías dentro de la autoridad colectiva.”

La ausencia de remuneración económica aunada al trabajo colectivo, esto es, que la información y las decisiones de gobierno no sean exclusivas de una persona, en combinación con otras características propias de los cargos en los gobiernos autónomos, como la rotación continua de autoridades, la costumbre de la no reelección, y el conocimiento adquirido por cada vez más personas mediante la experiencia de gobernar, constituyen barreras a los excesos y las perversiones del poder, al mismo tiempo que dificultan la gestación de condiciones propicias para la corrupción.

La rotación de los miembros de la Junta de Buen Gobierno en la Zona Selva Tzeltal la explican ellos mismos de la siguiente manera: “La Junta de Buen Gobierno la integran 24 elementos -6 por cada municipio-, y se turnan 8 elementos cada diez días, de estos 8 son 2 por municipio. Sólo hay tres turnos. Los 8 por turno son siempre los mismos.” En términos generales y desde el principio, se trata de que los miembros de las Juntas de Buen Gobierno cambien continuamente, en turnos que van de ocho a quince días, según la Zona, y que conforme van terminando su turno regresen a sus trabajos en el Consejo Autónomo. Así estaba concebido desde el primer año de funcionamiento, por las razones entonces expuestas: “El plan es que el trabajo de la JBG sea rotatorio entre los miembros de todos los consejos autónomos de cada zona. Se trata de que la tarea de gobierno no sea exclusiva de un grupo, que no haya gobernantes ‘profesionales’, que el aprendizaje sea para los más posibles, y que se deseche la idea de que el gobierno sólo puede ser desempeñado por ‘gente especial’. En efecto, casi siempre que todos los miembros de un Consejo Autónomo ya aprendieron lo que es el sentido del buen gobierno, hay nuevas elecciones en las comunidades y cambian a todas las autoridades. Los que ya habían aprendido se regresan a la milpa y unos nuevos entran… y a recomenzar. Si se analiza detenidamente, se verá que se trata de todo un proceso donde pueblos enteros están aprendiendo a gobernar.”[9]

Este aprendizaje que incorpora potencialmente a toda la comunidad es componente fundamental de una nueva forma de hacer política, puesto que, “mientras más sepan de qué se trata todo, más difícil serán el engaño y la mentira. Y mayor será la vigilancia que los gobernados ejerzan sobre el gobernante” lo que significará también mayores obstáculos para cualquier autoridad que pretenda no informar a las comunidades acerca de las decisiones en general, y en especial del destino de los recursos naturales y monetarios.

En consecuencia, la continua rotación en los cargos hace prácticamente estéril la corrupción al neutralizarla de la siguiente manera, explicada por el Subcomandante Marcos: “Si usted logra corromper a un miembro de la JBG, tendrá que corromper a todas las autoridades autónomas, o sea a todos los turnos, porque hacer ‘trato’ con sólo una no garantiza nada (la corrupción también necesita ‘continuidad’). Cuando usted acabe de corromper a todos los Consejos, tendrá que volver a empezar, porque para entonces ya habrá cambio de autoridades y lo que ‘arregló’ con uno ya no funciona. Así que prácticamente tendrá que corromper a todos los habitantes adultos de las comunidades zapatistas. Aunque, claro, es probable que cuando lo consiga, los niños ya habrán crecido y entonces de nuevo…”[10]

Las escasas probabilidades de corromper a las autoridades zapatistas y la ya mencionada ausencia de salario y prestaciones económicas de quienes ejercen los cargos, dan fluidez a la rotación facilitando el retorno a las bases de apoyo y la reanudación de sus actividades productivas en la comunidad, luego de haber desempeñado satisfactoriamente sus funciones en el gobierno autónomo. Estas circunstancias explican por qué la reelección no es atractiva y sí, en cambio, es de gran importancia hacer bien su trabajo cumpliendo el compromiso aceptado ante el pueblo reunido en la asamblea que los eligió.

A diferencia de quienes en el sistema político mexicano aspiran a los cargos públicos oficiales porque los ven como una oportunidad de enriquecimiento personal, rápido, fácil, y con cobertura legal, o como una garantía de ascenso social que con sólo pasar de un puesto a otro les asegure poder irse y nunca más volver al pueblo, al ejido, al barrio, al lugar de donde salieron; o como un medio de acumulación de poder político que pretenden ejercer más allá del periodo que duren en el cargo, en las comunidades zapatistas se sabe que ser autoridad autónoma es un servicio no lucrativo al que no se llega por decisión personal sino por acuerdo de Asamblea, y que una vez cumplida su labor “va a regresar como compañero, pero ya no es autoridad, ya no va a ocupar otro cargo. Según la necesidad que hay en la comunidad, si le dan a algún ex autoridad municipal otra vez cargo, pero ahora en la comunidad. La asamblea puede acordar que ocupe otro cargo, no en el mismo cargo, sea en la comunidad, sea en el municipio.”

Tanto la elección como la eventual reelección de una autoridad autónoma dependen de la Asamblea, “el pueblo manda, y la gente individualmente no se auto propone para seguir ocupando cargos. Cuando una autoridad termina su cargo municipal, según la Asamblea municipal si se puede seguir con otro cargo distinto, nunca con el mismo. También puede ir de un cargo de autoridad municipal a un cargo en la JBG” y quienes están de Agente o Comisariado en las comunidades, “si son elegidos para ser Consejo Municipal, se van.” Las autoridades de la Junta se regresan de bases de apoyo, igual que las del municipio “después de tres años se van como bases de apoyo zapatista, hasta que el pueblo lo vuelva a elegir, pero eso se da poco. Tal vez pueda repetir, pero eso nunca se ha dado hasta ahora.”

En consecuencia, la posibilidad de la reelección existe en tanto no hay interdicción alguna, pero dado el conjunto de características que diferencian a los cargos de gobierno autónomo zapatista, no es una práctica conocida, como reiteradamente se explica: “Si el pueblo lo nombra, sí puede ocupar otro cargo. No está prohibido que pudiera ocuparse por un segundo periodo el mismo cargo de Agente o Comisariado, depende del acuerdo del pueblo, pero no se acostumbra.”

Quizá el desinterés por la reelección esté relacionado también con la naturalidad con que se acepta el no tener cargo, lo que permite que el final de un periodo no se viva como una pérdida, y que regresar como bases de apoyo a su comunidad no sea un sacrificio, porque el ser autoridad del buen gobierno “cuesta mucho trabajo, por la ‘chinga’, ya se regresan después de tres años.” En todo caso, el saber que después de unos años se va a volver a la base, se va a regresar al lugar de origen, a convivir en igualdad de circunstancias con la gente de su pueblo, hace que la autoridad zapatista trabaje intensamente esos tres años, sin desarraigarse ni dejar de mirar los problemas como los ven en su comunidad, pues es autoridad al mismo tiempo que sigue siendo pueblo.

“Duran en el cargo dos o tres años, si cumplen bien su trabajo.” En los diferentes niveles de gobierno autónomo zapatista la duración del mandato está siempre acompañada de la posibilidad de revocación del mismo. Contrariamente a lo que ocurre en los gobiernos basados en la democracia representativa y sus sistemas electorales, en los municipios autónomos los zapatistas no tendrían por qué soportar a gobernantes corruptos, incapaces, o dementes, hasta que termine el periodo establecido en la ley.

En el origen de la autoridad y los objetivos de la autonomía se encuentra la explicación de este vínculo que subordina la duración de un mandato al cumplimiento del trabajo. Dicho claramente con sus palabras: “Porque las autoridades no se pueden auto mandar solos, sin respetar el acuerdo de los pueblos en resistencia, si hay algunas autoridades [que] no respetan la ley zapatista, primero se llamará la atención, según la gravedad de su problema. Si nosotros como autoridad cometemos problemas graves, se convocará una asamblea municipal para analizar y discutir con los pueblos porque ellos tienen derecho de cambiar inmediatamente si ya [se] están desviando conforme el acuerdo de hacer la autonomía. Así se cumple el mandar obedeciendo con nuestros pueblos. Nosotros simplemente somos representante de ellos; no suplantarlo ni imponer ideas, sólo tenemos derecho de presentar nuestra propuesta de cualquier trabajo dentro de nuestro municipio. Por eso decimos que somos representante de hacer trabajo y eso vemos que nuestro trabajo es construir juntamente con las autoridades del pueblo y con los bases de apoyo de Ejército Zapatista de Liberación Nacional.”[11]

Cuando se habla del tiempo que dura cada autoridad en el ejercicio de su cargo hay que tener presentes las condiciones que median entre la duración formal y la real, y los cambios entre un lugar y otro, porque todo es según el acuerdo del pueblo: “Si hay algún error, en cualquier momento se puede cambiar, si no hay error, dura un año o dos o tres años, según el acuerdo que es diferente en cada pueblo.” En algunas comunidades la o el Agente con todo su equipo –Suplente, Secretario, Tesorero, Comandante y Policías comunitarios- son elegidos para un periodo de un año, mientras que el equipo encabezado por la o el Comisariado –Consejo de Vigilancia, Secretario, Tesorero- es elegido por dos años. En otro poblado del mismo municipio autónomo el equipo del Agente se elige por dos años, en tanto que los integrantes del equipo del Comisariado son elegidos por tres años. En relación con las autoridades comunitarias “Agente, Comisariado, varía la duración según los acuerdos de cada comunidad”, pero tratándose de “autoridades de municipios y Junta de Buen Gobierno, la duración del cargo es de tres años siempre… pero dependiendo la decisión y si no cae en algún problema”; “Dependiendo el cumplimiento del trabajo” –ratifican en otro municipio.

La estrecha relación entre autoridades y pueblo, la constante vigilancia de éste sobre los actos de sus representantes, y el derecho de los pueblos a sustituir de inmediato a quien no cumple como debe su trabajo de autoridad, son determinantes en la marcha del gobierno autónomo. No hay que esperar a que se hagan públicos escandalosos delitos para revocar el mandato de una autoridad; los motivos de los zapatistas suelen ser más simples y elementales, derivados de su compromiso con la Asamblea del pueblo desde el día de su elección: “Si una autoridad no respeta el voz del pueblo, las autoridades locales lo llevan a los pueblos, y entonces los pueblos van a decir que hay que nombrar otro.” También pueden argumentarse dificultades personales que son atendidas oportunamente, como en el supuesto siguiente: “El cargo lo hacen tres años, si lo hacen bien, si no, si va mal el trabajo, el pueblo lo saca. Algunos compañeros ya en el cargo como que no aguantan, entonces por medio de Asamblea se presenta y expone sus problemas de por qué no puede, y la Asamblea lo escucha y busca otra [autoridad], no porque lo haga mal sino porque no puede hacerlo”, y precisan, puede deberse a “causas físicas o emocionales”.

El procedimiento que se sigue para revocar el mandato o simplemente sustituir a alguna autoridad, también es sencillo y “depende de la gravedad del problema de la persona. Si es un problemita de discusión, primero se le hace una llamada de atención para saber cuál es el problema, qué pasó con su trabajo, por qué no va, y si de por sí ya no quiere, entonces se llama a la Asamblea. No hay sanción, pero no puede quedar abandonado un trabajo. Se convoca a la Asamblea para explicar, y ahí nombran el sustituto. A veces se dice que se le acabó la conciencia, pero no tiene delito.”

En el supuesto de que “alguien de la comunidad va con su autoridad a quejarse, se analiza en el pueblo, en la comunidad. Si es sólo una comunidad, no procede si todas las demás comunidades no están de acuerdo en sacar a una autoridad.” De lo anterior se desprende que no basta con que unas cuantas personas o una sola comunidad se quejen del trabajo de una autoridad municipal para que ésta sea sustituida; se requiere que estén de acuerdo, que coincidan en su crítica o queja las demás comunidades que integran el municipio autónomo.

La sustitución de alguna autoridad no significa inhabilitarla definitivamente para ocupar cualquier otra responsabilidad; sin dejarla en el cargo que no está cumpliendo bien, se le puede dar otra oportunidad: “Si no cumple la autoridad con su cargo, el resto de las autoridades municipales le llaman la atención, dos, tres veces se le dice, entonces se pone a consulta con los pueblos, ya para sustituir por otro. El Consejo Municipal convoca a Asamblea de todos los pueblos, se presenta la situación de esta o este compañero y se propone a un sustituto. Puede que la comunidad le dé otro cargo de autoridad en [la propia] comunidad, ya no en el nivel municipal porque ya mostró que no cumple el trabajo.”

No obstante estar previsto el procedimiento que se sigue y las causas que ameritarían la revocación de un mandato o la sustitución de una autoridad por otra, autoridades de diversas comunidades afirman que “no ha ocurrido en sus pueblos un caso de suspensión de autoridad en funciones por faltas o incumplimiento en su trabajo. Tampoco llamada de atención, porque como se dijo antes, se nombra al que tiene buen comportamiento, al que hace lo que dice el pueblo.”

Lejos de la simulación oficial y sus anuales informes de gobierno ante los propios poderes de la federación o del estado, que sirven más para encubrir decisiones, ocultar los verdaderos datos, y justificar las cuentas públicas, el sentido del informe que dan a los pueblos las autoridades autónomas zapatistas es el de preparar, facilitar y proveer a las autoridades entrantes, del material necesario para dar continuidad al trabajo. La frecuente rotación de las autoridades autónomas hace necesario ese tipo de informes.
Los cambios de turno de las autoridades de la Junta de Buen Gobierno y los lentos plazos casi interminables de los procesos de toda índole en el sistema oficial, impulsan inevitablemente a preguntar si diez días es tiempo suficiente para resolver problemas como los que atienden las autoridades autónomas de una zona, y si no, ¿qué hacen cuando ya empezaron a tratar un asunto?, a lo que tranquilamente responden: “Los problemas que no se pueden solucionar, con los informes se pasan a los [del] nuevo turno, ahí se informa qué problemas quedaron pendientes para que los resuelva el siguiente turno.”

Igualmente se procede en los otros niveles de gobierno autónomo. “Las autoridades salientes dan toda la información; [es] deber de autoridad informar al pueblo, porque éste dio el cargo en asamblea. En el informe se dice qué trabajo hizo, qué no hizo, para que el pueblo esté enterado porque es su autoridad.” En otras comunidades, uno o dos meses antes del fin del periodo –de uno o tres años, según el cargo-, se elige el relevo y mientras llega la fecha del cambio de autoridad, se informa de todo a la autoridad recién electa, pero no sólo a ella, también a todo el pueblo: “Se hace una reunión, se nombra quién va a quedar. Le entrega informe general de su periodo, lo pendiente, lo solucionado. Se informa al pueblo y pide disculpas al pueblo por lo que no haya hecho bien.” No en todos lados es igual, y dan sus razones otras autoridades comunitarias: “Las autoridades salientes dan su informe, qué trabajo hizo durante su periodo. No hay dos o tres meses que la autoridad saliente enseña a los entrantes, porque ya lo sabemos qué va a hacer esa autoridad. Por lo tanto nada más lo que se tarda en informar lo que se hizo y lo que no, lo cual puede ser una hora, e inmediatamente después de la Asamblea empezar a trabajar las nuevas autoridades.”

Una modalidad única de transmitir información entre autoridades comunitarias autónomas sucesoras y de cara al pueblo, es la capacitación directa que se imparte a la nueva autoridad, la que muy probablemente llega por primera vez a empezar a aprender a gobernar. Una vez electas las nuevas autoridades, las salientes les enseñan durante dos o tres meses a las entrantes. Esto constituye un informe. Este informe se da, y se explica a la Asamblea, se dice qué documentos están entregando en las manos de los entrantes. Si hay un trabajo que queda pendiente se le informa bien para que la nueva autoridad continúe atendiendo o para solucionar. A veces las autoridades no saben leer ni escribir por lo que además de los informes que pueden ser escritos, les explican verbalmente qué hicieron y qué les están transmitiendo. Todo esto se hace, frente al pueblo reunido en Asamblea general de la comunidad.

 

Reflexión final

Cuánta razón tenía Naomi Klein al destacar dos “rasgos comunes de los pueblos a prueba de shock”: una profunda memoria histórica, y una profunda desconfianza frente al Estado y sus instituciones.[12]Sin duda los zapatistas forman parte de ese conjunto de pueblos que resisten al capitalismo del desastre y le oponen a éste una alternativa. En esta lógica, la autonomía zapatista con sus raíces culturales y prácticas históricas, y en tanto proyecto anticapitalista en marcha actuando en la realidad mexicana, significa un esfuerzo con los mejores atributos de una izquierda revolucionaria propiamente dicha. Y es precisamente con esas características distintivas del funcionamiento del gobierno autónomo zapatista en sus diferentes niveles, con las que damos respuesta a nuestras preguntas iniciales.

Como los partidos políticos son parte de las instituciones del Estado mexicano, se benefician y viven de esas instituciones, son correas de transmisión del capitalismo, del neoliberalismo, por eso atacan y tratan de destruir todo aquello que les impide dominar, apropiarse, enriquecerse, eternizarse en el usufructo del poder, por eso no han cesado de agredir a las comunidades y municipios autónomos, y de manera especial a los zapatistas porque su práctica política, su democracia comunitaria, evidencian a aquéllos en sus verdaderos fines, los cuestiona en sus mentiras, los exhiben en sus contradicciones, los desnuda en sus mezquindades y, de paso, les echa a perder el negocio del monopolio institucional de la representación política de la izquierda.

El proyecto, la lucha, la cultura, la vida, el trabajo, la historia, y la organización de los zapatista, son insumos económica y políticamente contrarios al sistema, y por eso los hostigan, los atacan quienes al mismo tiempo que se autodefinen “la izquierda”, defienden los poderes dominantes, los privilegios del capital y las condiciones para su incesante reproducción. Pero a juzgar por las notas que se han publicado en la prensa los últimos meses, en el caso de Chiapas y específicamente en relación con los problemas creados a los zapatistas, no se trata sólo de una ofensiva del gobierno estatal perredista, ni únicamente de los diputados y el ejecutivo federal panistas, ni tampoco sólo de las autoridades locales y los paramilitares priistas; todos los tres –y algunos más- actúan de concierto, las fronteras entre un partido y otro desaparecen para fundirse en el sistema político mexicano y así dar paso a una identidad que los hace en conjunto representar y defender los intereses del poder político y económico del cual son producto y beneficiarios.

Entretanto -decía John Berger en este mismo espacio hace dos años- “Entretanto, probablemente los zapatistas están en riesgo. Cualquier ataque sobre ellos vendrá de aquéllos que en su miopía creen que pueden erradicar su ejemplo.”[13]

Ponencia presentada en el
Seminario Internacional de reflexión y análisis

En ocasión de la publicación del libro:
Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry.
…Planeta Tierra: movimientos antisistémicos…
Universidad de la Tierra, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
31 de diciembre de 2009.

[1] Subcomandante Insurgente Marcos, “Ni el centro ni la periferia. Parte IV.- Gustar el café. El calendario y la geografía de la tierra”, en AAVV. Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry. …Planeta Tierra: movimientos antisistémicos… San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, Cideci Unitierra Ediciones, 2009, pp. 177-188.
[2] Enrique Dussel, “Poder político y transformación de las instituciones”, en Ibid., p. 210.
[3] Subcomandante Insurgente Marcos. “Chiapas, la treceava estela (quinta parte): una historia” en http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/2003
[4] “Mesa Autonomía. Exposición del Caracol La Garrucha III, Zona Selva Tzeltal.” Sesiones en el Caracol Morelia el 24 de julio de 2007. II Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo. Chiapas, México, del 20 al 28 de julio de 2007. http://zeztainternazional.ezln.org.mx/?p=13 Trascripción del audio: Paulina Fernández C.
[5] Subcomandante Insurgente Marcos. “Chiapas, la treceava estela (quinta parte): una historia” en La Jornada, México, D. F., 28 de julio de 2003.
[6] Subcomandante Insurgente Marcos. Leer un video. Tercera parte: Tres hombros. Agosto de 2004. En: http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/2004
[7] Idem.
[8] “Mesa Autonomía. Exposición del Caracol La Garrucha III, Zona Selva Tzeltal.” Sesiones en el Caracol Morelia el 24 de julio de 2007. II Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo. Chiapas, México, del 20 al 28 de julio de 2007. http://zeztainternazional.ezln.org.mx/?p=13 Trascripción del audio: Paulina Fernández C.
[9] Subcomandante Insurgente Marcos. Leer un video. Segunda parte: Dos fallas. Agosto de 2004. En http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/2004
[10] Idem.
[11] Explicación presentada por autoridades autónomas en la “Mesa Autonomía. Exposición del Caracol La Garrucha III, Zona Selva Tzeltal.” Sesiones en el Caracol Morelia el 24 de julio de 2007. II Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo. Chiapas, México, del 20 al 28 de julio de 2007. http://zeztainternazional.ezln.org.mx/?p=13 Trascripción del audio: Paulina Fernández C
[12] Naomi Klein, “Movimientos antisistémicos y Capitalismo del Desastre”, en AAVV. Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry. …Planeta Tierra: movimientos antisistémicos…op. cit., p. 288.
[13] John Berger, “Bosquejos para un retrato de México. La hondonada entre la justicia y las promesas rotas” en AAVV. Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry. …Planeta Tierra: movimientos antisistémicos… op. cit., p. 260.

Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ)

Lista de los Municipios Autónomos (1994)
1. “Libertad de los Pueblos Mayas”; Cabecera: Santa Rosa El Copán; en Ocosingo.
2. “San Pedro Michoacán”; Cabecera: en la Realidad; en las Margaritas.
3. “Tierra y Libertad”; Cabecera: Ejido Amparo Agua Tinta; en Las Margaritas, Independencia y Trinitaria
4. “17 de Noviembre”; Cabecera: Ejido Morelia; en Altamirano y Chanal
5. “Miguel Hidalgo y Costilla”; Cabecera: Ejido Justo Sierra; en las Margaritas y Comitán
6. “Ernesto Che Guevara”; Cabecera: Moisés Gandhi; en Ocosingo
7. “1º De Enero”; Cabecera: en Sibajcá, en Ocosingo
8. “Cabañas”; Tushakiljá en Oxchuc y Huixtán
9. “Maya”; Cabecera: Ejido Amador Hernández; en Ocosingo
10. “Francisco Gómez”; Cabecera: Ejido la Garrucha; en Ocosingo
11. “Flores Magón”; Cabecera: Ejido Taniperlas; en Ocosingo
12. “San Manuel”; Cabecera: Ranchería San Antonio; en Ocosingo
13. “San Salvador”; Cabecera: Ejido Zapata; en Ocosingo
14. “Huitiupán”, en el territorio con el mismo nombre
15. “Simojovel”, en el territorio con el mismo nombre
16. “Sabanilla”, en el territorio con el mismo nombre
17. “Vicente Guerrero”; en el territorio llamado Palenque
18. “Trabajo”, territorio de Palenque y Chilón
19. Francisco Villa”, en el territorio llamado Salto de Agua
20. “Independencia”, en los territorios llamados Tila y Salto de Agua
21. “Benito Juárez”, en los territorios llamados Tila, Yajalón y Tumbalá
22. “La Paz”; en los territorios llamados Tumbalá y Chilón
23. “José María Morelos y Pavón”; Cabecera: Quetzalcóatl en el territorio de Marqués de Comillas, Ocosingo.
24. “San Andrés Sacamch’en de los Pobres”; Cabecera municipal; en el territorio de San Andrés Larrainzar
25. “San Juan de La Libertad”; Cabecera municipal; en el territorio llamado El Bosque
26. “San Pedro Chenalhó”; Cabecera en Polhó; en el territorio con el mismo nombre
27. “Santa Catarina”; en los territorios llamados Pantelhó y Sitalá
28. “Bochil”; Cabecera municipal; en el mismo nombre
29. “Zinacantán”; Cabecera municipal; en el territorio con el mismo nombre
30. “Magdalena de la Paz”; Cabecera: Magdalena, en el territorio llamado Chenalhó
31. “San Juan K’ankujk’”; en el territorio llamado San Juan Cancuc

Municipios Autónomo Esperanza de la Humanidad; su sede es en el ejido Santa María. Municipio oficial de Chicomuselo.
Municipio Autónomo Ernesto Che Guevara; su sede es en El Belén. Municipio oficial de Motozintla.
Municipio Autónomo Sembrando conciencia para cosechar revoluciones por la vida; su sede es en Tulan Ka’u, tierra recuperada. Municipio oficial de Amatenango del Valle.
Municipio Autónomo 21 de Diciembre; su sede es en Ranchería K’anal Hulub. Municipio oficial de Chilón.

ÍNDICE
Presentación
Aquí estamos, somos viento
Nuestra razón
Nuestros pueblos han tomado la decisión
Hemos decidido gobernarnos
Todos valemos igual
Ya no se molesten en crear otro municipio
Está manchada de sangre su mano
Semilla de rebeldía
Nunca más
Como terminar con ese futuro que ya es nuestro
Fuentes informativas

Presentación

El 11 de diciembre de 1994, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional llevó a cabo la campaña Paz con Justicia y Dignidad para los Pueblos Indios. Esta movilización de tropas insurgentes rompió pacíficamente el cerco militar que había tendido el gobierno. La población civil nombró de inmediato nuevas autoridades, y declaró nuevos municipios y territorios en rebeldía. Por la vía de los hechos y sin pedir permiso a nadie, ejerciendo con vigor la Constitución Política de México, los pueblos indígenas fundaron los concejos municipales rebeldes que gobiernan baja el principio de mandar obedeciendo.

En esta publicación se han recopilado muchas voces indígenas que cuentan parte de esa historia. Las voces zapatistas de mujeres y hombres, bases de apoyo, concejeros municipales y miembros de la Comandancia General del EZLN, explican las condiciones en que resisten la embestida policiaco militar del gobierno. Sus testimonios y denuncias son un llamado a la sociedad nacional e internacional a defender, junto con ellos, el derecho de vivir con dignidad.

Todos los textos que se presentan fueron tomados de comunicados de asambleas y autoridades ejidales, comunidades y municipios autónomos en los que conviven democráticamente las bases de apoyo del EZLN con los integrantes de otras organizaciones sociales.

Aquí estamos, somos viento

Nosotros los que pertenecemos a este municipio rebelde tomamos la palabra y decimos nuestro pensamiento.

Queremos decirle a todo el mundo que nosotros los indígenas aquí estamos. A pesar de la militarización total de nuestros pueblos resistimos. Ni con sus aviones de guerra podrán destruir el corazón de nuestro pueblo, porque seguimos el consejo de nuestros abuelos y somos como el viento. Ik’Otik.

Hermanos y hermanas, la militarización de nuestras comunidades es total, ya no podemos vivir tranquilos en nuestras casas por el temor de que en cualquier momento el mal gobierno nos mande a los militares y Seguridad Pública a matarnos. No podemos salir a trabajar a la milpa tranquilos por el temor de que regresando ya no tengamos casas o que nos detengan en el camino sin razón alguna.

Pero no por eso vamos a rendirnos, nosotros vamos a seguir resistiendo así como nuestros abuelos mayas nos enseñaron.

No vamos a permitir que destruyan nuestros pueblos ni nuestra cultura, vamos a defender a nuestras autoridades y vamos a seguir construyendo nuestro gobierno.

El destacamento militar instalado en Cuxuljá ocupa un terreno que es propiedad del pueblo de Moisés Gandhi y se niega a desocuparlo. El terreno es de nuestra propiedad al igual que la madera. Queremos recordarles que jamás se nos pidió autorización para que ellos se asentaran en nuestra propiedad.

Si tenemos necesidad de ir a recolectar madera muerta, no podemos pues de inmediato somos interceptados y obstaculizados por ellos con sus armas y nos fotografían e intimidan. Los niños, jóvenes y mujeres no pueden ir a la escuela ni a abastecerse de lo indispensable, pues son interceptados por los militares federales, los interrogan, y a las mujeres las ofenden con palabras referentes a su sexo, así que no pueden ir a lavar al río ni a sus milpas ni por leña.

Todas las acciones gubernamentales giran en torno a una solución militar al conflicto, todas las acciones gubernamentales son acciones militares, desde el primero de enero de 1998 no ha cambiado su táctica y estrategia de aniquilar a los indígenas rebeldes.

El gobierno federal acusa a los habitantes de los municipios autónomos de bloquear las carreteras y de provocar divisiones. Todo esto es falso. En algunas partes se han puesto retenes para revisar los vehículos pero nunca para impedir el paso. Se hace para impedir el tráfico de bebidas alcohólicas y de gente armada. Porque el gobierno manda gente de espías y provocadores para crear problemas en las comunidades. También los retenes han servido para evitar el tráfico de maderas por compañías madereras a las que el gobierno federal y estatal les autoriza la tala inmoderada de nuestros recursos naturales.

Los que bloquean las carreteras son los federales que a todos los civiles revisa y registra las mochilas en sus retenes.

Sabemos que inician la construcción de un cuartel en este mismo lugar. Sabemos que no es necesario ya que en Altamirano existe uno y sólo se encuentra a media hora de aquí. El dinero que el gobierno ha gastado y sigue gastando es de los impuestos que el pueblo paga para que tengamos salud, educación y desarrollo. Y en vez de esto tenemos que se construyen cuarteles, se equipan batallones en cualquier lugar, se compran armas, tanques y aviones, se pagan más soldados para que les enfermen la mente otros soldados que no son mexicanos y maten a sus hermanos. Este dinero que hace más grande nuestra deuda no sirve a Chiapas ni a la reconstrucción de nuestro país.

El gobierno paga a otros pobres que son nuestros hermanos para que nos maten, los entrena en el uso de armas y estrategias de miedo. Estos pobres son guiados por guardias blancas para agredir, molestar y sacar a los indios de sus tierras y así poder vendérselas a otros como ya lo está anunciando el nuevo gobernador de Chiapas a los empresarios mexicanos y extranjeros; todo esto en vez de permitirnos la unión para poder construir unidos la paz.

El gobierno dice que ha procurado el acuerdo y el diálogo; sólo provoca problemas que antes no teníamos, en las noticias anuncia que todo está en paz y es mentira. Día a día nos provoca y agrede, nos aísla e impide que nos movamos para matarnos de hambre y enfermedad. Nos intimida y miente, no nos dejan actuar para construir la unidad y los acuerdos entre nosotros; nosotros sí estamos haciendo caminos nuevos para vivir mejor y en paz.

Día y noche los aviones y helicópteros del ejército federal patrullan la zona con vuelos arrasantes. El ejército se encuentra a la entrada de nuestra comunidad y nos impide el paso, tanto de entrada como de salida, revisa nuestros morrales y nos tira la comida y nos quita nuestras propiedades. Estamos hartos de los retenes militares que son un abuso y una burla, ¿para que nos tienen que revisar nuestros morrales?, ¿piensan que llevamos armas? ¿cuántas armas nos han encontrado?, ninguna, porque no las tenemos. Los que están armados son los paramilitares, Paz y Justicia, Máscara Roja, Chinchulines y el mira, pero a ninguno de ellos los ha desarmado porque ellos mismos los han armado.

Nosotros no tenemos armas, aquí nunca se ha oído tirar bala, sólo cuando entraron los judiciales hace dos años. En cambio nosotros sí oímos cuando en la cantina, ya borrachos se han matado los militares y los judiciales junto con los guardias blancas. Sabemos de historias.

Queremos saber a quién corresponde la defensa de nuestros derechos constitucionales y de nuestros derechos humanos. Buscamos una respuesta urgente a estas demandas. Estamos luchando pacíficamente para tener una vida digna, nosotros y nuestros hijos. Queremos la paz con justicia y dignidad.

Somos iguales a todos, pensamos, sentimos, y nos organizamos para vivir mejor.

Nuestra razón

Al gobierno se le ha ocurrido la idea de destruir las instalaciones de las cabeceras municipales autónomas con el argumento de defender el Estado de derecho. Encarcelando a las autoridades y algunos habitantes de los municipios autónomos acusándolos de robo y usurpación de funciones.

Señor Albores. ¿quien es el usurpador que ocupa un puesto gracias a un asesinato perpetrado por su mismo partido?

Hoy, hay una pareja de gobernantes que se preocupan por los indígenas, pero en exterminarlos, porque no quieren que despierten a más mexicanos y se empiecen a gobernar ellos mismos.

El gobierno de Zedillo y Albores está internacionalizando el conflicto porque obedece la órdenes represivas de organismos internacionales y porque sigue golpeando a los organismos nacionales que pueden ayudar a la paz como son la Conai, la Cocopa, las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones sociales y la sociedad civil.

No dejaremos que nos destruyan y que pisoteen nuestros derechos como indígenas; estamos aquí para defendernos sin más armas que nuestra razón, nuestra historia y nuestros derechos. En las 38 cabeceras municipales zapatistas se reunirán miles de zapatistas para defender a las autoridades elegidas libre y democráticamente por los pueblos.

Queremos decirle a Zedillo que nosotros los indígenas zapatistas estamos para defender nuestros derechos a gobernar y gobernarnos con democracia, libertad y justicia, por eso estamos dispuestos a todo.

Nuestros pueblos han tomado la decisión

Venimos también para dejarles nuestra palabra verdadera que trajimos cargando de cada uno de nuestros pueblos que venimos representando en esta marcha. Venimos a denunciar el desalojo que sufrimos pero también a dejarle claro al señor Albores Guillén y a sus seguidores priístas que podrán quedarse con las instalaciones del concejo municipal, pero nunca con nuestra dignidad.

La creación de nuestro municipio Tierra y Libertad y la formación de nuestro concejo municipal es por nuestra decisión y por nuestra fuerza, y nuestra decisión está respaldada por la Constitución y por los Acuerdos de San Andrés firmados por el gobierno federal y por el ezln. Nuestros pueblos han tomado la decisión.

Estamos dispuestos a levantar y construir ócuantas veces quieran los poderosos destruir el local del concejo municipal. En cada local destruido quedará la huella del poderoso; del “destructor de esperanzas”. Eso hacen, eso quieren, pueden cuidarlo los soldados y policías el tiempo que quieran pero siempre tendrán grabado el desprestigio del pueblo.

Declaramos que en este territorio gobierna y gobernarán siempre nuestras autoridades autónomas, porque a ellos los necesitamos, porque nos respetan, porque los conocemos y nos conocen, porque nos obedecen y los sabemos obedecer.

Hemos decidido gobernarnos

Nuestros municipios autónomos son legales; su legalidad está en el articulo 39 de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos que dice que el pueblo tiene en todo tiempo el derecho de elegir la forma de su gobierno. Nosotros como pueblos indios hemos decidido gobernarnos con libertad, democracia y justicia y hemos formado nuestros municipios y hemos nombrado democráticamente a nuestras autoridades. Nuestra legalidad viene pues de la Constitución mexicana y de los Acuerdos de San Andrés que firmó el gobierno de México en febrero de 1996. Con su ataque policiaco y militar en contra nuestra, el gobierno federal y estatal se pone en la ilegalidad porque ninguna ley estatal o municipal puede estar por encima de la Carta Magna que es la Constitución. Nuestros municipios autónomos son legítimos igual que sus concejos municipales que son la autoridades que nombraron los pueblos que forman estos municipios, y los mismos pueblos los respaldan y los hacen legítimos o sea que es su gobierno de los pueblos y los pueblos dicen cuánto duran y si es que cumplen o no cumplen para entonces poner a otros. El gobierno federal y estatal es ilegítimo porque no fue nombrado por el pueblo y no tiene el respaldo y el apoyo de los pueblos. Por ejemplo el señor Albores Guillén es ilegítimo porque no fue nombrado por el pueblo de Chiapas y es un desconocido que se le pasa borracho y fue impuesto por el señor Zedillo para ayudarle en su guerra en contra nuestra. Su gobierno es ilegítimo y antidemocrático. Nosotros que somos autoridades municipales de los concejos autónomos no somos autodenominados. Los pueblos nos eligieron libre y democráticamente y nos nombraron o sea que nos dieron el cargo que tenemos y sólo ellos nos lo pueden quitar. El señor Albores Guillén se autodenomina gobernador de Chiapas pero a él nadie del pueblo lo nombró y sí en cambio se pone a dar ordenes de reprimir indígenas para que lo aplaudan los grandes ricos y caciques.

Con sus acciones represivas los gobiernos federal y estatal se ponen en la ilegalidad porque violan la Constitución mexicana y los Acuerdos de San Andrés. El gobierno federal y estatal deben ser juzgados por violar el Estado de derecho que establece la Constitución mexicana.

Los gobiernos autónomos no se acaban con la destrucción de unas casas o un letrero porque los gobiernos autónomos son de todos los pueblos que nos nombraron y fuimos elegidos por los mismos pueblos que nos respaldan y nos dan vida porque los gobiernos autónomos viven en el corazón de los pueblos y en sus pensamientos y nadie puede destruir nuestros corazones y nuestros pensamientos que son los que dan vida cabal a sus autoridades. Nos mantendremos todo el tiempo que sea necesario y seguiremos siendo rebeldes hasta que el gobierno federal cumpla con nuestras justas demandas y con la dignidad de todos los pueblos indios de México.

Nuestros municipios autónomos están amparados en el articulo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que es la máxima ley de los mexicanos y que dice que el pueblo tiene derecho en todo momento a decidir su forma de gobierno y nosotros hemos decidido gobernarnos en municipios autónomos como parte de la República Mexicana. No queremos separarnos de México ni tampoco ser parte de otro país pero estamos ejerciendo nuestros derechos como mexicanos que somos y que seguiremos siendo siempre.

No nos vamos a rendir. Pueden llevarnos presos a todos, pueden golpearnos y asesinarnos, pueden destruir nuestras casas, pueden robarlas y quemarlas como hicieron en Taniperla y en Amparo Agua Tinta, pero no nos vamos a rendir.

Hoy las casas de madera y tierra de los gobiernos indígenas están quemadas y destruidas. Hoy las casas y palacios de los gobiernos de Zedillo y Albores están muy lujosas y cuidadas. Hoy los gobiernos federal y estatal están muertos porque nadie los apoyó. Hoy los gobiernos indígenas están vivos porque estamos en todos los pueblos. Por eso queremos recordar hoy a los indígenas mexicanos que en la batalla del 5 de mayo de hace muchos años resistieron a los ejércitos, y al indígena Benito Juárez que fue expulsado de su Casa de Gobierno y tuvo que gobernar andando de un lado para otro resistiendo hasta que ganaron los que tenían la razón y perdieron los que tenían la fuerza. Así va a ser de por sí.

Todos valemos igual

Hermanos de todas la comunidades, que dicen que son del PRI, o de organizaciones gubernamentales u otros hermanos de creencias religiosas.

Nos dirigimos a ustedes con mucho respeto nosotros los zapatistas para decirles que ya son muchos los años que estamos viviendo bajo el yugo del poder oficialista, “partido de la revolución institucional” PRI, que les invitamos a analizar y verán aun todo lo malo que han hecho los malos funcionarios del gobierno. Ustedes también siendo de su mismo partido sólo han servido para una escala y hace subir a gentes en el poder, una vez sentados en el poder se olvidan de todos ustedes los compañeros y desgraciadamente aquellos han sido los factores inmediatos para que nos lleven a la ruina, desesperación y escasez de todo en nuestras familias. Nosotros sólo servimos para que ellos tengan y se aprovechen. Ya no sigan las malas ideologías del gobierno; cuídense y ya no sean manipulados, ya no sean manejados, ya basta con los 70 y tantos años que le han servido de escalera. Exijamos que nos dé servicios públicos, que nos dé un pedazo de tierra para que podemos cultivarlo. Que nos dé salud, educación, etcétera.

Para que nuestros hijos puedan sobrevivir y así sentir una vida más digna, más justa y más cabal, nosotros los zapatistas les sugerimos que revisen el estado de su gobierno y verán que estamos viviendo todos en una guerra de baja intensidad donde todos estamos muriendo, sufriendo hambre y escasez de recursos económicos donde cada familia con mucho sacrificio se consigue el zapato y el vestido de nuestro hijos.

Dénse cuenta compañeros hermanos de que todos estamos y no porque son del PRI tienen todo, no porque son del gobierno les tienen o se sienten muy protegidos. Nosotros somos muy claros en decirles que ustedes pueden organizarse para combatir todo lo malo y la manipulación del mal gobierno. No necesariamente nosotros queremos que ustedes sean zapatistas para que puedan organizarse, total que ya es tiempo de despertarse, compañeros y compañeras. Somos claros nosotros los zapatistas en decirles que con ustedes no somos enemigos, al contrario sepan que ustedes y nosotros somos explotados por el mismo gobierno no importando estancias de organización o partidos, como compañeros o hermanos, sabiendo que todos somos pobres explotados por el gobierno.

Nosotros los zapatistas estamos peleando con el gobierno, pero no con ustedes, compañeros, no nos tengan desconfianza, también tengan claro que si algún día el gobierno nos traicione y nos busque para matarnos, nosotros vamos a defendernos, pero no por eso ustedes sean contrarios de nosotros. Volveremos a repetir que ustedes no son nuestros enemigos. Nuestro Ejército Zapatista de Liberación Nacional está peleando por todos nosotros los zapatistas y no zapatistas, por todos los de Chiapas y todos los explotados de la República Mexicana, por eso no debemos mirarnos como enemigos o diferentes o gentes distintas, somos cristianos todos y explotados; es por eso que no debemos de señalarnos, entregarnos, criticarnos ni vender a alguien que conozcamos, por eso tratamos de no provocarles; pero que tampoco nos provoquen ustedes, nos debemos de respetar ambos y así evitar a que haiga provocaciones o enfrentamientos, entre nosotros. Nos debemos de cuidar porque al gobierno le conviene que caigamos en esa trampa.

También les decimos nosotros los zapatistas que ya no estamos solos porque ya tenemos la fuerza y el apoyo de diferentes países del mundo. Volvemos a serles claros a ustedes que no vamos a permitir que en esta comunidad o en otra, haiga otro nuevo municipio fuera del que el gobierno nos tiene prometido, propuesta del ezln. Somos claros de que este municipio vamos a defenderlo a como de lugar; si fuera necesario hasta entregaremos la vida.

Les invitamos a que nos ayuden a apoyarnos por ella si tuviera la posibilidad, además ya está al conocimiento de muchos, ustedes.

En este municipio somos las comunidades quienes vamos a decir y decidir quiénes van a ser nuestros gobiernos, somos las comunidades quienes vamos a decir y decidir cómo queremos que trabajen y las comunidades van a decir cuándo van a dejar su trabajo en ese aspecto. Y así se desarrollará nuestro municipio autónomo con nuestras leyes de lo que nosotros queramos o veamos bueno. Ponemos a sus ordenes este municipio rebelde. Aquí nosotros no distinguimos personas ni partidos, organizaciones, etcétera. En este municipio todos valemos iguales.

Ya no se molesten en crear otro municipio

Señores diputados o legisladores y a todos los que tengan una representación en su gobierno.

En el nombre de todos los pueblos zapatistas e indígenas, por ningún motivo vamos a dejar por su plan que es mandado e impuesto por el mal gobierno y por eso estamos aquí para declararles que no estamos de acuerdo, hoy y siempre. Sabemos que ustedes viven haciendo parte de una comisión del gobierno, y que vienen a una consulta para una nueva remunicipalización.

Nosotros les preguntamos que ¿con quién van a hacer esa consulta? No se hagan tontos y no se apendejen, ustedes señores diputados o legisladores dejen de ser ya maniobrados y manejados por el mal gobierno. Que llegue ya ese día que ustedes despierten y juntos vamos a luchar por el cambio del sistema capitalista. Además nos extraña por qué sólo fingen en hacer esta consulta, sabemos que ustedes sólo optan por la vía de la imposición. Han sido y son gobiernos que están por encima de todos los pueblos pobres, marginados y explotados.

Tengan vergüenza y pena porque ya nos despertamos, ahora ya vemos las cosas, ya entendimos y es por eso que ya no nos vamos a dejar con esas imposiciones tal como éstas, o ¿acaso ustedes no saben o el gobierno federal ya se olvidó de que tiene y existe un documento de compromiso con los zapatistas firmado allá en San Andrés Larráinzar?. El gobierno de Zedillo no nos ha cumplido ni en lo más mínimo.

Ustedes ya no traten de engañar a la gente y sepan que aquí dentro de los pueblos zapatistas, en todo Chiapas y en toda la República Mexicana, ya no van a poder manipularnos y que su política de engaño ya no va a pegar; así es que hoy y siempre, no queremos saber ni oír nada de ustedes. No vamos a permitir nada de lo que pretenden hacer; se ve muy claro que sólo ayudan en ponernos en problemas, para que entre nosotros compañeros campesinos pobres nos estemos matando, y eso es lo que les interesa.

Ustedes dicen que toman en cuenta al pueblo pero sólo cuando tienen intereses personales, inclusive en las elecciones. Nosotros ya estamos claros que a ustedes el pueblo no les interesa. La participación del pueblo, no vale ni cuenta para ustedes.

De parte de los pueblos zapatistas o del ezln, ya no se molesten en crear otro municipio, porque aquí en esta zona ya existe un municipio, el municipio rebelde. Ojalá que ustedes mismos díganle a Zedillo, que así decimos nosotros los zapatistas. Díganle a Zedillo que si no cancela esta propuesta para la construcción de este municipio que está como imposición, nos está violando brutalmente el acuerdo firmado allá en San Andrés, por eso vamos a dejar a su cargo de Zedillo y a cuenta de él si ocurren muertes por este hecho.

Está manchada de sangre su mano

Nosotros somos pobres, no queremos que nos vengan a cuidar; tal vez los ricos si quieran porque son ricos y tienen cosas que cuidar.

La autoridad autónoma gobierna sin ningún presupuesto económico, sólo cumple el mandato de su pueblo y lucha por defender los intereses del mismo pueblo, quien los nombró como autoridad.

Pertenecemos a comunidades en resistencia y por eso no estamos recibiendo ayuda del gobierno. Porque el gobierno está manchada de sangre su mano y además sólo se ofrece y no cumple. El gobierno sólo nos quiere matar de hambre, así como llegó el 10 de enero a ofrecer el apoyo y donde está.

Le decimos públicamente a Roberto Albores Guillén que su política es que se enfrenten los indígenas, no es de paz ni de reconciliación. Provoca a los indígenas enamorándolos con proyectos productivos, pero a nosotros no nos basta con este reparto de sobrantes de los grandes caciques.

El gobierno sabe que nosotros elegimos a las autoridades libre y democráticamente. Ya no van a poder manipular a nuestros hermanos indígenas como lo han venido haciendo. Ya no van a poder robar el dinero que se está administrando en los municipios autónomos. Por eso el gobierno no quiere a nuestras autoridades.

Los funcionarios priístas son unos corruptos que se quedan con los millones de pesos de los presupuestos de las comunidades indígenas para sus beneficios personales. Ejemplo de ello es la Sedesol. El dinero que maneja lo usan para financiar los paramilitares priístas, para comprar armas, para atacar a las comunidades zapatistas. La corrupción es lo que ha existido siempre. Por eso no quieren perder el poder. Están acostumbrados a robar

En las comunidades no hemos visto que estén construyendo escuelas, hospitales, clínicas, no hay carretera ni luz eléctrica. Lo que hemos visto es la corrupción del gobierno en nuestras comunidades, seguimos marginados con la misma pobreza de siempre, venimos muriendo de enfermedades curables.

No necesitamos migajas del mal gobierno, nuestra lucha es más profunda, porque no queremos que vuelvan a la esclavitud nuestros hijos, por eso nosotros reclamamos el derecho que tenemos como indígenas, y luchamos por un cambio con justicia, libertad, democracia y que respeten nuestra autonomía, como pueblos indígenas de todo México.

Semilla de rebeldía

Denunciamos la última maña del gobierno para desanimar, dividir y aislar al ezln. El mal gobierno y el PRI han dedicado su tiempo y esfuerzo en reclutar indígenas y campesinos dispuestos a mentir por unos miles de pesos y decir lo que les piden decir. El mal gobierno utiliza y maneja a esos campesinos pobres priístas para engañar al pueblo de México haciéndolos pasar por zapatistas, para que declaren que han dejado la lucha.

Nosotros decimos que aquí estamos, que seguimos conscientemente en resistencia y en lucha contra el mal gobierno. Que lo publicado en los medios de comunicación vendidos y aliados al mal gobierno sobre nuestra supuesta salida del EZLN es mentira. Que seguiremos resistiendo y que no nos cansaremos aunque nos amenacen, porque ya estamos claros que luchamos por el pueblo de México. Que mientras el mal gobierno y sus comunicadores publican que ya dejamos la lucha, nosotros ni lo estamos pensando. Que en vez de que nos desanimen, sus mañas del mal gobierno nos llenan de coraje por tanta mentira y hacen que la semilla de la rebeldía más se enraice en nuestros corazones y en nuestras conciencias.

Nunca más

Lo que esta haciendo el gobierno es una clara estrategia de contra insurgencia, lo vemos claro, así lo entendemos y así lo entienden nuestros pueblos, pero el gobierno cree que nosotros los indígenas somos tontos, cree que por ignorancia o por estar manipulados estamos luchando y apoyando al EZLN.

Pero se equivoca el mal gobierno, porque no somos manipulados. Los indígenas luchamos por nuestra propia voluntad, por nuestras conciencias y por nuestra decisión. Lo que nos obliga a luchar es el hambre y la miseria y porque ya estamos cansados de tanta marginación e injusticia, estamos cansados de recibir puras migajas y engaños de los gobiernos, que sólo nos quieren callar y conformar con mentiras y promesas. Nosotros los indígenas ya nunca más vamos a confiar en el gobierno federal ni estatal y mucho menos en sus soldados federales, que rondan y cercan nuestras comunidades con tanques, carros blindados, helicópteros, aviones y armas de guerra.

No tenemos miedo ni a la cárcel ni a la muerte. Estamos inconformes con lo que está pasando en la selva con nuestros compañeros de Taniperla. Vamos a defender los municipios autónomos que el gobierno quiere acabar. Con este ataque militar el gobierno viola otra vez la ley para el Diálogo y usa la fuerza porque quiere someternos y tratarnos como animales. El gobierno quiere rendirnos a la fuerza pero no va a poder.

La violencia, represión, discriminación y robo hecho gobierno en México, que es dirigido directamente en Los Pinos, busca la forma en como hacernos caer de rodillas ante su trono. La soberbia y el poder ha demostrado una vez más que aquel que se niega a la servidumbre será tratado como un animal y se le negará todo. Pero este pueblo presente vino a demostrar una vez más que a pesar de tener un cerco militar el mal gobierno, estar entre cañones de tanques y tanquetas, estar bajo la amenaza de aviones bombarderos, de estar bajo amenaza de helicópteros artillados, lo estamos desafiando y lo seguiremos desafiando con nuestra única arma, “la razón”. El mal gobierno podrá tener arma de guerra de lo más sofisticado que existe, pero nunca la razón. El mal gobierno podrá meter mas compañeros nuestros en la cárcel pero nunca podrá con nuestra dignidad.

Como terminar con ese futuro que ya es nuestro

El municipio autónomo no es ninguna arbitrariedad ni imposición como se quiere hacer creer. Ha sido el resultado de un gran consenso y acuerdo de las comunidades que componen esta región autónoma y que han apoyado de una u otra manera nuestras organizaciones mayoritarias. No divide ni usurpa funciones. Por el contrario nos une un esfuerzo común para superar la pobreza que vivimos, es un esfuerzo por unirnos y construir nosotros mismos nuestra alternativa de futuro, sin la necesidad de la dependencia. Nos preguntamos si para eso necesitamos autorización y permisos. El municipio tampoco se impone y obliga a las minorías que no han estado de acuerdo. Se les ha respetado sus derechos constitucionales, así como su organización y filiación con los que deciden. También es una mentira que las bases de apoyo zapatista, los zapatistas o miembros de la ARIC Independiente estén armados y secuestrando a los responsables de nuestros sufrimiento.

Las manifestaciones y demandas que supuestamente han surgido de las comunidades de esta región en contra del zapatismo y del municipio autónomo, respaldando a los gobiernos federal y estatal es sus acciones, no es más que una mentira encubierta por los medios de comunicación deshonestos, puesto que se tratan de reuniones y manifiestos que sólo firman las autoridades priístas, como si se tratara de autoridades de toda la comunidad. Sus marchas son concentraciones de diversos grupos priístas de diversas comunidades en las que son minoría y se reúnen en una sola para aparentar fuerza. Por ello no tienen legitimidad ni verdad en sus demandas y apoyo de nuestra región hacia las acciones que realiza el gobierno en nuestra contra.

Incluso muchos de los priístas que han participado en estas marchas y hechos violentos han sido engañados u obligados por sus propias autoridades. Muchos de ellos actúan por el miedo a sus propios compañeros. Muchos de ellos no se oponen ni apoyan el municipio.

Hermanos y hermanas del mundo: les hemos comunicado un poco de lo que hemos sufrido en estos días, un poco de la violencia en la que nace nuestra autonomías, no para separarnos, sino para crear un futuro que sea nuestro y en nuestras manos. Esta es nuestra convicción: de luchar por una vida digna para todos. Deseamos comunicarlo todo pero es imposible, como lo es también transmitirles nuestro anhelos y esperanzas que depositamos en este nuestro futuro, y el sufrimiento y dolor que nos causa sin razón de nuestros hermanos priístas, el dolor que nos causa que seamos condenados a la represión y la violencia por luchar por lo que nos es un derecho.

Por eso les decimos, los hechos de represión y violencia emprendidos por el gobierno desde el nacimiento de este municipio corresponden a una amplia estrategia para terminar con nuestro intento de construir un futuro digno y justo para todos nuestros pueblos indios, para aniquilar el movimiento zapatista e independiente y enfrentarnos a nuestros hermanos indígenas, que con todo derecho no comparten nuestras ideas y demandas. Ello tiene el fin de encubrir el verdadero conflicto de una voluntad verdadera de construir una Patria justa que reconozca y tome en cuenta a todos los mexicanos, que reconozca nuestro derecho a construir nuestro futuro a partir de nuestros deseos y potencialidades, asegurando la diferencia, porque somos pueblos diferentes, de crear la verdadera unidad nacional a través de la unidad por los diversos futuros y esfuerzos de aquellos que compartimos y formamos la Nación mexicana. Ello está enfrentando a la sin razón de un gobierno y una estructura social que dice representar al pueblo, pero en realidad sólo representa a un grupo de poderes económicos y políticos con un proyecto económico único, un proyecto neoliberal que impone los intereses y proyectos de ese grupo al resto de los mexicanos para beneficiarse ellos.

También le decimos al gobierno y los paramilitares que sus intentos por exterminar éste y otros municipios autónomos son inútiles. Es inútil porque, a diferencia de sus municipios, los nuestros no se componen de un puñado de funcionarios y edificios, no se imponen leyes y proyectos sin consenso que nada tienen que ver con nuestra realidad, culturas, necesidades y potencialidades, no es un modelo que funciona para unos cuantos que dicen representarnos.

Nuestros municipios autónomos son la esperanza de un futuro digno para todos, un futuro basado en la pertenencia voluntaria y respeto a las diferencias, incluso a la disidencia. Es un futuro de acuerdo a nuestras necesidades, culturas, esperanzas y proyectos comunales; es un futuro en común y por eso no está en los edificios y las leyes y su fuerza no descansa en un estado represor. Por el contrario, su fuerza descansa en el corazón digno de aquellos que lo desean; en la mayoría de nuestros hermanos en más de 100 comunidades; está en la dignidad de los que luchan por superarse sin necesidad de pedir permiso y depender de la voluntad de otros. Sus esperanzas y posibilidades descansan en nuestra historia común, en nuestra lengua, en nuestras costumbres, en nuestros conocimientos ancestrales, en el trabajo cotidiano y comunitario y en el deseo de crear un México del que no estemos excluidos.

No estamos en los edificios que destruyeron, sino en cada milpa y potrero, en cada río y sendero, en cada casa y comunidad de aquellos que poseemos el corazón verdadero, de aquellos que respetamos al hermano diferente; por eso podemos estar y sobrepasar el hambre y el refugio, la represión y la destrucción, podemos estar en la montaña o comunidad, en el sufrimiento y alegría de cada uno de nuestros compañeros, aunque están en Cerro Hueco.

Si realmente quieren terminar con este sueño, tendrán que aniquilarnos en cada uno de estos lugares, tendrán que minar nuestros corazones para terminar con nuestra fuerza y posibilidades, tendrán que reinventar la historia. Por eso, podrán terminar con edificios, perseguir nuestro concejo, hacernos prisioneros, infundarnos mil delitos e incluso hasta matarnos pero ¿cómo terminar con la fuerza y voluntad de ese futuro que ya es nuestro?

FUENTES INFORMATIVAS

Textos armados a partir de comunicados, testimonios y cartas públicas de autoridades y habitantes de los municipios rebeldes:
Comunicado de la agencia auxiliar municipal, Nuevo Centro de Población Moisés Gandhi, 29 de enero de 1998.
Comunicado de San Pedro Chenalhó, municipio autónomo de los Altos, 16 de febrero de 1998.
Carta de los representantes del Municipio autónomo de San Andrés Sacamch’en, 18 de febrero, 1998.
Comunicado de Domingo Pérez Paciencia, Presidente del concejo municipal autónomo de Polhó y los denunciantes de Naranjatic Alto, 26 de marzo, 1998.
Palabras de las bases de apoyo zapatistas, El Edén, municipio San Pedro de Michoacán, abril 1997.
Carta de los habitantes del municipio autónomo de Francisco Gómez, abril de 1988.
Palabras del concejo autónomo de Polhó, en el municipio de Chenalhó, 13 de abril de 1998.
Diego Pérez López, síndico del municipio autónomo de San Andrés Sacamch’en, 14 de abril de 1998, entrevista con Reuters.
Palabras de las autoridades del municipio rebelde Ernesto Guevara, en Moisés Gandhi, 15 de abril de 1998.
Comunicado del municipio rebelde y autónomo 17 de Noviembre, 15 de abril de 1998.
Comunicado de las comunidades zapatistas, 4 de mayo, municipio autónomo San Pedro de Michoacán, en relación a los municipios Ricardo Flores Magón y Tierra y Libertad.
Testimonio de los pobladores de Amparo Aguatinta en Tierra y Libertad, 11 de mayo de 1998.
Palabras de Sonia en el municipio autónomo Tierra y Libertad, 11 de mayo de 1998.
Discurso de Claribel, municipio autónomo Tierra y Libertad, 11 de mayo de 1998.
Comunicado de los habitantes de La Ilusión, Municipio Autónomo de Miguel Hidalgo, La Unión de Ejidos Pueblos Tojolabales, 21 de mayo de 1998.
Comunicado del Ejido Cruz del Rosario, municipio de San Pedro de Michoacán , 14 de junio de 1998.
Comunicado del Ejido Carrillo Puerto, municipio autónomo de San Pedro de Michoacán, 15 de junio de 1998.
Comunicado suscrito por las bases de apoyo zapatistas y de la ARIC-Independiente de la comunidad de Taniperla, del 25 de mayo de 1998.

Fuente: Tomado del folleto: “FUERTE ES SU CORAZÓN, Los municipios rebeldes zapatistas” publicado por el Frente Zapatista de Liberación Nacional en julio 1998.

Adriana López Monjardin y Dulce María Rebolledo Millán.
Revista Chiapas nº 7

Hoy las casas de madera y tierra de los gobiernos
indígenas están quemadas y destruidas. Hoy las
casas y palacios de los gobiernos de Zedillo y
Albores están muy lujosas y cuidadas. Hoy los
gobiernos federal y estatal están muertos porque
nadie los apoyó. Hoy los gobiernos indígenas están
vivos porque estamos en todos los pueblos […]
Así va a ser, de por sí
Mensaje pronunciado en el Municipio
Autónomo San Pedro de Michoacán
el 4 de mayo de 1998, firmado por
“hombres, mujeres, niños y ancianos
de los municipios indígenas”

El 19 de diciembre de 1994, al romper el cerco militar, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional dio a conocer “al pueblo de México y al mundo, pero sobre todo al mal gobierno”, la formación de treinta y ocho nuevos municipios. Durante cuarenta meses, hasta abril de 1998, estos nuevos municipios se organizaron, crecieron y resistieron en silencio. Muy pocas veces sus habitantes, sus autoridades civiles o el EZLN comunicaron públicamente aspectos de la vida en los municipios rebeldes. Durante los Diálogos de San Andrés, los concejos municipales y los pueblos que los respaldan se protegieron a través de formas de resistencia de bajo perfil. No suspendieron la construcción cotidiana de alternativas de convivencia y autogobierno, pero tampoco las convirtieron en un centro visible de desafío simbólico al mal gobierno.

La presencia pública de los municipios autónomos zapatistas adquirió relevancia en 1998, conforme se intensificaba la guerra sucia en contra de las comunidades indígenas y se reiteraba la decisión gubernamental de traicionar los Acuerdos de San Andrés. A lo largo de este año, la organización de los pueblos en nuevos municipios se convirtió en un blanco de los ataques policiacos, militares y paramilitares. Pero, al mismo tiempo, se fortaleció como un dique contra la descomposición inducida del tejido social y como uno de los terrenos fundamentales de la resistencia, la denuncia y la comunicación de las bases de apoyo zapatistas con la sociedad civil.

El reconocimiento del protagonismo y la invisibilidad, la palabra y el silencio, lo cotidiano y lo extraordinario, constituye un punto de partida ineludible para explorar las historias de los municipios rebeldes. Porque, como dice James Scott, bajo las condiciones de tiranía -o próximas a la tiranía- en las que vive la mayor parte de la población del planeta, no basta una concepción que restrinja la vida política de los oprimidos a la dicotomía entre las rebeliones abiertas y el consentimiento o la aceptación de las relaciones de poder.

Los discursos y las prácticas políticas de los grupos subordinados se desarrollan en múltiples dimensiones intermedias y fronterizas: desde las más seguras y públicas, que toman sus bases de las concesiones retóricas que propagan las élites y abren espacios de conflicto cuando los subordinados reclaman su cumplimiento, las expresiones anónimas o ambiguas de desacato, que ocurren a la vista pública pero están destinadas a ocultar la identidad de sus autores, hasta la resistencia cotidiana: las formas brechtianas de la lucha de clases de todos los días, que requieren escasa coordinación y planeación y generalmente evitan una confrontación simbólica directa con la autoridad.

Los miles y miles de actos de insubordinación llegan a crear una barrera política o económica propia de los subordinados, de la misma manera que se construyen los arrecifes de coral: a través de innumerables y pequeñas aportaciones. Si bien la resistencia cotidiana se expresa, con frecuencia, a través de acciones individuales, anónimas y encubiertas, todas ellas se encuentran inmersas en una amplia red de complicidades sociales y suponen un procesamiento cultural que comprende símbolos, normas, ideas y valoraciones respecto a lo que se puede considerar justo o injusto. De esta manera, las acciones y los pensamientos de la resistencia se encuentran en un diálogo permanente.[1]

Cuando emergen las rupturas discursivas y los desafíos abiertos, cabe preguntar: ¿podemos suponer que las elaboradas visiones del mundo que expresan surgieron espontáneamente, de los labios de una persona, sin que ciertas creencias y prácticas hubieran preparado cuidadosamente el camino para que se manifestaran? Según Scott, no se pueden comprender las rupturas, las insurrecciones ni las formas cotidianas de resistencia sin reconocer que existen espacios sociales protegidos y ocultos de la vista y el control de las élites, en los que florece una cultura popular crítica del poder. En ellos se encuentran las bases sociales y normativas que alimentan tanto la resistencia de bajo perfil como los desafíos públicos y los levantamientos armados.[2]

Tal vez lo más sorprendente de los municipios rebeldes de Chiapas es que se desenvuelven, a la vez, en estas tres dimensiones. Se trata de instancias de organización civil que están conformadas tanto por bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional como por campesinos e indígenas afiliados a otras organizaciones sociales. Constituyen un espacio privilegiado de resistencia y de reconstrucción cotidiana del sentido de la vida en el marco de una guerra de baja intensidad. Se protegen con el silencio, al mismo tiempo que recurren a la palabra y a la memoria y han sido protagonistas fundamentales en la construcción de un nuevo discurso público que da cuenta de formas alternativas del quehacer político y de nuevas relaciones entre gobernados y gobernantes.

El diálogo

En el ámbito público, las demandas de reconocimiento constitucional de las prácticas autónomas de los pueblos indígenas y su derecho a desarrollar formas alternas de relación entre los ciudadanos y sus autoridades alimentaron los Diálogos de San Andrés, donde las experiencias y utopías de los zapatistas confluyeron con las de los otros pueblos indígenas, así como con las demandas ciudadanas de todo el país. Los diagnósticos y las alternativas se desarrollaron en una doble vertiente: por una parte, alrededor del análisis de un sistema político autoritario como el mexicano, donde los reclamos democráticos apenas comienzan a abrirse paso en una legislación que había sido diseñada para preservar el predominio del partido oficial y donde los derechos ciudadanos se encuentran secuestrados por los “usos y costumbres” del poder, sistemáticamente violatorios del estado de derecho. Por otra, se discutió ampliamente la especificidad de los pueblos indígenas, que ha sido pasada por alto por el sistema político mexicano. Se constató la exclusión de los indígenas de los ámbitos de gobierno y representación, así como la imposición de modelos exclusivos y excluyentes de participación que marginan las prácticas políticas de los pueblos indios, a tal grado que en la mayoría de las regiones del país donde el peso demográfico de los indígenas es considerable, éste no tiene correspondencia alguna con la integración de los ayuntamientos y mucho menos con la composición del poder legislativo.

Las tradiciones, las experiencias y las necesidades de los pueblos indígenas definen formas particulares de integración de los gobiernos locales y de duración de los cargos que no se corresponden con el “presidencialismo” municipal previsto por las leyes vigentes, sino que suponen estructuras más colegiadas de integración de los cabildos o concejos municipales. En ellos, resulta indispensable facilitar la participación y representación de todas las localidades que integran ese espacio territorial: ejidos, comunidades, parajes, agencias municipales o poblados. Sin embargo, en muchos estados de la república, es atribución del presidente municipal designar a los agentes. Las cabeceras municipales se han erigido en pequeñas “capitales” que acaparan los recursos públicos y la toma de decisiones, y a menudo son controladas por los caciques y los grupos locales de poder promovidos por el partido oficial.

En la Mesa I de los Diálogos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígenas, los ciudadanos indígenas -tal como lo ratificaron junto con los ciudadanos mestizos en la Mesa II de los Diálogos, sobre Democracia y Justicia- cuestionaron el monopolio de la participación política que mantienen los partidos según la actual legislación electoral, y demandaron la postulación de candidatos independientes, seleccionados de acuerdo a las tradiciones de sus pueblos. En ambas mesas se condenaron las limitaciones impuestas al postulado constitucional de municipio libre por una legislación que niega el derecho de los ciudadanos a destituir a las autoridades que traicionan el mandato popular (ya que la remoción de las autoridades municipales es atribución exclusiva de las legislaturas estatales) y por una distribución de los recursos públicos inequitativa y centralista.

Los participantes en los Diálogos exploraron también los caminos para crear instituciones nacionales, estatales y municipales de participación directa, inspiradas en el “mandar obedeciendo” zapatista, tales como el referéndum sobre las políticas públicas y el plebiscito sobre las reformas a la legislación, la revocación ciudadana del mandato, el derecho de los gobernados a proponer e iniciar leyes, y la obligación de las autoridades de rendir cuentas y responder a las demandas debidamente presentadas por los individuos y las agrupaciones.

Según los Acuerdos de San Andrés, firmados entre el EZLN y el gobierno federal el 16 de febrero de 1996, los municipios resultan el espacio privilegiado para el ejercicio de la autonomía de los pueblos indígenas. Sus fronteras colindan, por una parte, con las comunidades y con la exigencia de que se reconozca constitucionalmente su carácter de entidades de derecho público; por la otra, colindan con el derecho de los municipios a asociarse entre sí, de acuerdo a los fines que les convengan como pueblos indígenas. Estos postulados están recogidos puntualmente en la iniciativa de ley sobre Derechos y Cultura Indígenas redactada por la Cocopa a finales de 1996, y se encuentran severamente restringidos en la iniciativa unilateral que el ejecutivo federal presentó a la Cámara de Senadores en marzo de 1998.

Se acordó también que el reconocimiento de la autonomía y de los derechos de los pueblos indígenas, “en toda su amplitud política, económica, social y cultural”, así como las modificaciones y adiciones a la Constitución del Estado de Chiapas, deben hacerse en consonancia -y por lo tanto, después- con las reformas a la Constitución General de la República.

Por lo que se refiere en particular a los municipios chiapanecos, en San Andrés se pactó un cambio profundo y detallado que coincide, en buena medida, con las prácticas de los municipios autónomos zapatistas y cuyos lineamientos se estructuran en torno a tres ejes: las formas de elección y revocación de las autoridades, las formas de ejercicio del poder político y el derecho a participar en las políticas públicas y a ejercer directamente los recursos públicos que les deben ser transferidos: En los municipios con población mayoritariamente indígena, se reconocerá el derecho de los pueblos y comunidades indígenas para elegir a sus autoridades tradicionales y municipales, de acuerdo a sus usos y costumbres, y otorgar validez jurídica a sus instituciones y prácticas. En particular, se reconocerán las figuras del sistema de cargos, asamblea, consulta popular y cabildo abierto. Los agentes municipales serán electos y removidos por los pueblos y comunidades correspondientes, y no designados por el presidente municipal. Deben respetarse los usos y costumbres que definan tiempos específicos de duración de cargos.

Es conveniente prever mecanismos que permitan la participación de las comunidades y los pueblos indígenas en los procesos electorales, sin la necesaria participación de los partidos políticos.

Los municipios con población mayoritariamente indígena podrán desconocer a sus autoridades municipales cuando éstas incurran en responsabilidades y prácticas contrarias a derecho o a sus usos y costumbres, y el congreso local buscará respetar y aprobar su decisión.

Las comunidades y los municipios con población mayoritariamente indígena, en su carácter de sujetos con facultades ya expresas en la ley, podrán convenir y asociarse entre ellos para emprender acciones regionalizadas que optimicen los esfuerzos y recursos, aumentando así su capacidad de gestión y desarrollo y de coordinación de sus acciones como pueblos indígenas. Las autoridades competentes realizarán la transferencia, ordenada y paulatina de recursos, para que ellos mismos administren los fondos públicos que se les asignen, y para fortalecer la participación indígena en el gobierno, gestión y administración en sus diferentes ámbitos y niveles.[3]

La conformación de los municipios autónomos zapatistas está anclada, explícitamente, en la exigencia de dar cumplimiento a los Acuerdos de San Andrés.[4] Al mismo tiempo, en su discurso público, su legitimidad se fundamenta en tres líneas discursivas, que representan otros tantos puentes con la historia nacional:

1. Se identifican los municipios rebeldes con los municipios libres por los que combatieron Emiliano Zapata y Ricardo Flores Magón, así como con la construcción de México como nación independiente: “queremos recordar hoy a los indígenas mexicanos que en la batalla del 5 de mayo de hace muchos años resistieron a los ejércitos, y el indígena Benito Juárez que fue expulsado de su Casa de Gobierno y tuvo que gobernar andando de un lado para otro resistiendo hasta que ganaron los que tenían la razón y perdieron los que tenían la fuerza”.[5]

2. Se reivindica el derecho del pueblo mexicano a crear sus propias formas de gobierno, tal como está establecido en el artículo 39 de la Constitución:

Nuestros Municipios Autónomos son legales, están amparados en el artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que es la máxima ley de los mexicanos y dice que el pueblo tiene en todo momento derecho a decidir su forma de gobierno, y nosotros hemos decidido gobernarnos en Municipios Autónomos como parte de la república mexicana. No queremos separarnos de México ni tampoco ser parte de otro país, estamos ejerciendo nuestros derechos como mexicanos que somos y que seguiremos siendo siempre. La existencia de los Municipios Autónomos fue aceptada por el Gobierno Federal y Estatal en los Acuerdos de San Andrés y por lo tanto son legales de acuerdo a la Carta Magna y a los Acuerdos de San Andrés.[6]

3. Se inscribe la constitución de los municipios autónomos en la lucha por la democracia y por nuevas formas de relación entre gobernantes y gobernados, exponiendo la dicotomía que existe entre las autoridades indígenas y las formas antidemocráticas del “mal gobierno”: “Albores Guillén dice que nuestro gobierno autónomo es ilegal. Olvida este ‘señor’ que el ilegítimo es él, porque ningún pueblo lo eligió como gobierno, el Autodenominado Gobernador de Chiapas Albores Guillén ha sido impuesto desde el poder, igual como los otros autodenominados gobiernos pasados, pero nunca ha sido el pueblo quien los ha elegido”.[7]

Lo primero que llama la atención al aproximarse a los municipios autónomos zapatistas son sus nombres. Éstos no son capricho ni obedecen a una decisión improvisada. Fueron un tema de debate durante los Diálogos, consensado y recogido en los Acuerdos de San Andrés, donde se estableció específicamente que “los municipios con población mayoritariamente indígena podrán proponer al congreso local el nombre que deba llevar su municipio”.[8] “Dar nombre a una cosa, etiquetarla, ponerle un asa, rescatarla del anonimato, en suma, identificarla… es una manera de darle el ser”, dice Salman Rushdie. Los rebeldes zapatistas no sólo rescatan a sus municipios del anonimato, como cuando sustituyen el insulso nombre de El Bosque por San Juan de la Libertad. Los rescatan también de los finqueros, cuando convierten a San Andrés Larráinzar en San Andrés Sakamch’en de los Pobres. Dan un nuevo ser a los héroes de la historia nacional, al identificar a sus territorios con Flores Magón, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, José María Morelos, Francisco Villa o con el lema Tierra y Libertad. Etiquetan sus nuevas identidades rebeldes en los municipios Libertad de los Pueblos Mayas, Che Guevara, Primero de Enero o 17 de Noviembre (fecha de fundación del EZLN). También las nuevas comunidades, como Moisés Gandhi y Nueva Esperanza, se convierten en símbolo de los éxodos, las tierras prometidas y las libertades anheladas.

Y aún más importante que los nombres propios de cada entidad resulta el hecho mismo de que los zapatistas hayan elegido la denominación de municipios. Tanto el texto y el espíritu de los Acuerdos de San Andrés como las prácticas cotidianas de los rebeldes chiapanecos privilegiaron la constitución de nuevos municipios. No se trata de “regiones autónomas”, como proponían algunas corrientes del movimiento indígena, inspiradas en la experiencia de la Costa Atlántica Nicaragüense. Nadie ha propuesto, tampoco, el término de “territorios liberados”. Y es que nadie piensa que sería posible ni mucho menos deseable ejercer la autonomía fuera del marco de la nación mexicana.

La importancia de llamarse municipios -indígenas, rebeldes o autónomos- radica en el puente que se construye a través de los nombres, las historias y los proyectos entre las bases de apoyo zapatistas y el resto de los mexicanos: los mestizos, los campesinos y los citadinos, los que también reivindican el municipio libre.

Si se hubiera legislado y se hubieran modificado las políticas públicas según lo acordado en San Andrés, los municipios autónomos zapatistas podrían haber iniciado una ruta hacia la institucionalización. Sin embargo, lo que les dio visibilidad y presencia pública en 1998 fue la traición del gobierno a la palabra empeñada y la intensificación de la guerra: la masacre de Acteal y su secuela de millares de refugiados en el municipio de Chenalhó; el estrechamiento del cerco y las incursiones militares contra las comunidades; el despliegue y multiplicación de los grupos paramilitares y la ofensiva del gobierno estatal y federal contra los municipios rebeldes.

La guerra

Es indispensable asumir el contexto de guerra y resistencia de donde surgen, para emprender un ensayo de comprensión de algunas cuestiones de la historia de estos municipios rebeldes, tan nueva y tan antigua como la tradición de lucha de los pueblos indígenas, que también interpelan y cuestionan el quehacer de la antropología. Los antropólogos no sólo nos encontramos ante los riesgos del “trabajo de campo bajo el fuego” -como diría Carolyn Nordstrom-,[9] donde todo lo que se diga puede poner en riesgo la vida de los “informantes”. También nos perdemos, una y otra vez, entre las voces y los silencios; entre el Ya basta, que sigue resonando en la escena pública, y la distribución diaria de unas cuantas tortillas entre los refugiados de Polhó, que sostienen el Ya basta con su hambre y su dignidad.

Carolyn Nordstrom y Antonius Robben se preguntan por qué encontramos tantos estudios sofisticados sobre la guerra y tan pocos sobre el sufrimiento humano que genera, y llaman la atención sobre el peligro de elaborar definiciones muy pulidas y acabadas cuando se trata de dar cuenta de una realidad que no lo es.[10]

Comprender el sentido de los municipios rebeldes implica reconocer que la violencia institucional y paramilitar -que constituye el campo minado en el que florecen- no es sólo el espacio de la muerte sino que es también una dimensión de la vida. Porque las vidas de quienes sufren la violencia o están involucrados en una situación de guerra no se definen únicamente en función de las políticas globales que delimitan las alternativas económicas y sociales o el control militar de un territorio, sino que están conformadas también por la creatividad de los pequeños actos cotidianos.

Es necesario analizar, entonces, las maneras en las que los indígenas chiapanecos experimentan el conflicto, cómo viven amenazados por una serie de agresiones ineludibles. La violencia no es, simplemente, algo que “les pasa”, sino una dimensión de su existencia, y así como en algunos casos podría provocar el desconcierto y la parálisis, también puede desencadenar la creatividad de los pueblos, obligados a lidiar con una serie de hechos nuevos ante los que nadie se encuentra suficientemente preparado.

Las formas represivas tradicionales en Chiapas durante los años anteriores al levantamiento zapatista, siempre graves y violatorias de los derechos humanos, resultaban también relativamente predecibles, en la medida en que han estado insertas en las estructuras de dominación. Por el contrario, la intensificación de la guerra y las ofensivas militares y paramilitares contra las comunidades indígenas suponen un nivel extraordinario de incertidumbre, porque se despliegan en un campo ajeno al de las experiencias previas. Esta incertidumbre, deliberadamente provocada como parte de la guerra sucia, invoca el miedo y la confusión, pero al mismo tiempo los pueblos descubren nuevas formas de resistencia, esperanza y creatividad, a través de su organización y en sus espacios y actos cotidianos.

La dicotomía simplificadora que supone a las víctimas como entes pasivos y a los victimarios como sujetos activos resulta insuficiente para dar cuenta de los efectos disruptivos de la violencia. Una visión tan estrecha nos impide, además, comprender que la violencia involucra no sólo la destrucción sino también la reconstrucción; no sólo la muerte sino también la supervivencia.

Las mismas características desordenadoras e irracionales de la violencia requieren una atención más cuidadosa. En la tradición occidental, los análisis institucionales de la guerra pretenden dejar de lado el caos que provoca y construir una explicación racional y coherente de la muerte. Esta racionalización de la brutalidad se expresa con metáforas como “la operación quirúrgica”, “el restablecimiento del orden” o “las aldeas estratégicas”. Una consecuencia de estas interpretaciones, no necesariamente intencional pero muy dañina, es que tienden a naturalizar y a domesticar la violencia, si no es que a justificarla.

Frente a los análisis interesados y presuntamente funcionalistas o pragmáticos que pretenden “explicar” la matanza de 46 tzotziles en Acteal como resultado de “conflictos intercomunitarios” o de un episodio de venganza, en vez de racionalizar la violencia, es imprescindible reorientar las investigaciones para dar cuenta de las agudas contradicciones que atraviesan las vidas perturbadas de los sobrevivientes.

Estos nuevos dilemas no pueden atenderse con una antropología “autista”, entrampada en su propio discurso y ajena al sentido de las voces y los silencios de los sujetos a los que pretende conocer. Las investigaciones no pueden continuar con su propio proyecto, establecido antes de la irrupción pública o del agravamiento del conflicto bélico en Chiapas. No se puede actuar como si nada hubiera cambiado.

Pero, sobre todo, la antropología ya no puede ser una práctica autoritaria y etnocéntrica, que preserve la relación asimétrica entre el investigador que pregunta y el informante nativo que responde. La puesta en escena del trabajo de campo está en crisis: no se puede llegar a las comunidades a ofrecer amistad, compadrazgo, dinero o servicios a cambio de arrancarles sus secretos y penetrar en sus sentimientos más íntimos, aquellos que hoy por hoy, para existir, tienen que protegerse de la mirada del “otro”. Se trata de un problema ético, pero también de una cuestión práctica: quien piense que conoce la historia completa de un levantamiento en curso simplemente se equivoca.

Al estudiar la Guatemala de los años ochentas, Linda Green advierte que cuando el trabajo de campo se desarrolla en un país oprimido por el autoritarismo, donde las unidades de contrainsurgencia tienen las manos libres y los escuadrones de la muerte intimidan y asesinan a ciudadanos y a extranjeros por igual, los etnógrafos se encuentran necesariamente con el silencio, el secreto y la clandestinidad. La autora plantea que “el silencio al hablar con extraños sobre su situación actual es una estrategia de sobrevivencia que ha sido largamente empleada por los mayas”.[11] El silencio se ha convertido en una afirmación de la identidad y un capital simbólico con el que los grupos subalternos construyen sus frágiles defensas respecto a los centros de poder. Sin embargo, el silencio puede convertirse también en un poderoso mecanismo de control, impuesto a través del miedo, que garantiza la impunidad y la fachada de normalidad que encubre las vidas sujetas al terror.

Volviendo a los municipios rebeldes de Chiapas, hay que reconocer que los investigadores que pretendan llenar mapas, censos, estadísticas y organigramas corren el riesgo de fracasar, porque sus fronteras son tan frágiles como las que separan los campamentos militares de los cafetales o la cárcel de Cerro Hueco de la libertad. Y, pese a todas las dificultades, hay mucho que saber, mucho que aprender de los municipios autónomos, si comenzamos por escuchar, con modestia y respeto, lo que sus habitantes, sus autoridades y sus dirigentes nos quieren decir cuando, desafiando al miedo con la memoria, se dirigen, una y otra vez, “a la opinión pública nacional e internacional”.

Entre enero y agosto de 1998, las bases de apoyo del EZLN, las comunidades indígenas, las asambleas, las autoridades ejidales, comunales y municipales han dado a conocer a la opinión pública más de un centenar de comunicados en los que reportan, minuciosamente, las incursiones militares en contra de las comunidades, las agresiones de los grupos paramilitares y los “operativos de desmantelamiento de los municipios autónomos” encabezados por el gobierno del estado. En todos estos comunicados se habla también de la vida en los municipios rebeldes: de su legitimidad, del sentido de la resistencia y del autogobierno para los pueblos indígenas.[12] Estos textos públicos no cuentan la historia completa ni responden a todas las preguntas que quisiéramos hacer, pero constituyen una fuente muy valiosa para la investigación si sabemos ver, como José Saramago, los testimonios de la dignidad detrás de las dosis de horror cotidiano.[13]

Después de la matanza de Acteal, cuando el gobierno se propuso “retomar la iniciativa”, las incursiones militares contra las comunidades zapatistas encontraron un dique prácticamente insalvable en las mujeres y los niños. Las mujeres que se enfrentaban con las manos desnudas a los insultos, el hostigamiento sexual, los golpes, los allanamientos de sus hogares y los saqueos de sus pueblos por parte de los soldados del Ejército Mexicano fueron fotografiadas muchas veces, y sus imágenes dieron la vuelta al mundo. La situación se agravó cuando, el 12 de enero de 1998, una manifestación en la cabecera municipal de Ocosingo, en la que participaron unos seis mil campesinos que protestaban por la matanza de Acteal y por las incursiones militares contra sus pueblos, fue agredida por la policía del estado, que ocasionó la muerte de la señora Guadalupe Méndez López y graves heridas a su hijita Isabela.

Los operativos contra las comunidades indígenas y las manifestaciones ciudadanas pacíficas se volvieron insostenibles por los altos costos políticos que implicaban para el gobierno, cuando quedó claro para todo el mundo que las suyas eran acciones ilegales y violatorias de los derechos humanos y que se estaba persiguiendo a las víctimas de los paramilitares y no a los responsables de la matanza de Acteal. Las incursiones militares y policiacas no se suspendieron entonces, sólo cambiaron de forma y de pretextos.

En una segunda etapa, la ofensiva gubernamental convirtió a los municipios rebeldes en uno de sus blancos. El llamado “desmantelamiento” de los municipios autónomos implicó ataques militares y policiacos masivos en contra de los municipios Ricardo Flores Magón, Tierra y Libertad, Nicolás Ruiz y San Juan de la Libertad, que se llevaron a cabo durante los meses de abril, mayo y junio de 1998. En todos ellos hubo violaciones graves y sistemáticas a los derechos humanos, documentadas tanto por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y por diputados locales y federales, como por las organizaciones no gubernamentales y por los observadores civiles nacionales y extranjeros.

Los saldos de los “operativos de desmantelamiento de los municipios autónomos” no se aproximan, ni remotamente, al restablecimiento del estado de derecho en Chiapas. Todo lo contrario: han generado nuevas oleadas de refugiados, que huyen de sus pueblos saqueados y de la persecución policiaca, militar y paramilitar, además de centenares de detenidos y presos sujetos a procesos insostenibles desde el punto de vista jurídico. Dejan además una investigación pendiente por la muerte de ocho indígenas del municipio de San Juan de la Libertad, la mayoría de ellos afiliados al PRI y ejecutados por la espalda.

Como saldo de estos “operativos de desmantelamiento”, hay que anotar también la creciente condena de la comunidad nacional e internacional al gobierno mexicano, que pretende decretar la “normalidad democrática” con un trasfondo de violación de los derechos humanos y de incumplimiento de los acuerdos firmados. En este ámbito resulta especialmente significativa la resolución adoptada por la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías de la ONU, que “pide a las autoridades de México que garanticen el pleno respeto de los instrumentos internacionales en que es Parte y, a este efecto, dé alta prioridad […] a la lucha contra la impunidad de los autores de violaciones graves de derechos humanos, especialmente aquellas que causan numerosas víctimas entre los miembros de las poblaciones autóctonas”.[14]

La ofensiva del gobierno tampoco ha arrojado resultados en otros ámbitos: la iniciativa de reforma constitucional sobre Derechos y Cultura Indígenas se ha convertido, por la magia de los nombres, en la “Ley Zedillo”, contrapuesta no sólo a la “Ley Cocopa” sino a las iniciativas y disensos de todos los partidos políticos, incluyendo los del PRI.

La remunicipalización unilateral de Chiapas, convocada por el presidente y emprendida por su gobernador del estado, parecía inminente durante los primeros meses del año y una precondición para el desarrollo de las elecciones municipales que se debían llevar a cabo en octubre de 1998. Sin embargo, fracasó en 1998 por las mismas razones por las que ya había fracasado el intento anterior, en 1997: debido a la pretensión de realizarla al margen de las reformas constitucionales y en abierta contravención a lo acordado en San Andrés, excluyendo al EZLN y en contra de la voluntad de las comunidades y las organizaciones indígenas.

Los habitantes del municipio rebelde San Pedro de Michoacán lo advirtieron claramente a la comisión legislativa que pretendió organizar un simulacro de “consulta” en la comunidad de El Edén, convocando a los campesinos priistas de la zona:

De parte de los pueblos zapatistas o del EZLN, ya no se molesten en crear otro municipio, porque aquí en esta zona ya existe un municipio, el municipio rebelde. Ojalá que ustedes mismos díganle a Zedillo, que así decimos nosotros los zapatistas. Díganle a Zedillo que si no cancela esta propuesta para la construcción de este municipio que está como imposición, nos está violando brutalmente el acuerdo firmado allá en San Andrés, por eso vamos a dejar a su cargo de Zedillo y a cuenta de él si ocurren muertes por este hecho.[15]

Para redefinir la división territorial de Chiapas, en San Andrés se acordó integrar una comisión de Reforma Municipal, con la participación de “diputados de todos los partidos representados en el Congreso local y con representantes del EZLN, del gobierno del estado, y de comunidades y municipios indígenas del estado”. Las tareas de dicha comisión no se limitan a definir una nueva división territorial. Sus objetivos consisten en “precisar los métodos más idóneos, amplios y eficaces para incorporar de la manera más auténtica y fiel los contenidos de la diversidad pluriétnica, pluricultural y social del estado de Chiapas”.

Entre sus atribuciones está la de elaborar una iniciativa de reforma de los artículos 3° y 16 de la Constitución local, de los apartados correspondientes de la ley electoral de la entidad, y la Ley Orgánica del Municipio Libre, con el propósito de “garantizar condiciones de mayor equidad y transparencia en los procesos electorales, reconocer el derecho de las comunidades para nombrar a sus autoridades tradicionales y municipales de acuerdo a sus usos y costumbres, y otorgar validez jurídica a las instituciones y prácticas de las comunidades indígenas para nombrar autoridades y realizar consultas bajo esquemas incluyentes y sin la necesaria participación de los partidos políticos”.[16] A lo largo de 1998, mientras fracasan una tras otra las iniciativas gubernamentales y la violencia institucional y paramilitar se erigen como interlocutores únicos de los indígenas rebeldes, los municipios autónomos se han convertido en una alternativa de resistencia y de organización cotidiana civil para sobrevivir al recrudecimiento de la guerra.

La vida

Es importante explorar la importancia de los municipios rebeldes en la reconstrucción de la vida porque, tanto en México como en otras partes del mundo, las investigaciones han prestado muy poca atención a las estrategias que emplea la gente para sobrevivir bajo las líneas de fuego. En un sugerente ensayo sobre el pueblo de Mozambique, Carolyn Nordstrom propone que, en vez de tratar de racionalizar la violencia, es necesario buscar el sentido, la creatividad y la imaginación en las estrategias cotidianas de reconstrucción. Se trata de analizar las contradicciones de la existencia simultánea de risas y sufrimientos, miedo y esperanza, incertidumbre y costumbres, creatividad y disciplina, absurdos y lugares comunes, resignación y determinación.

Bajo el ataque de la violencia excesiva, las fronteras que definen a la familia, la comunidad y el cosmos se desplazan y se vuelven confusas. Incluso la identidad sufre y se disloca. Pero también se reconfigura, a través de nuevos y dolorosos caminos. En la medida en que la guerra sucia y el terror destruyen el sentido, la gente se esfuerza por recrearlo a través de la resistencia, el humor, la ironía, la esperanza y la voluntad. Finalmente, concluye Nordstrom, éste es el motivo por el cual la guerra sucia está condenada a fracasar.[17]

En México, al hablar de los pueblos zapatistas, las palabras de Carolyn Nordstrom evocan mucho más que una metáfora. Esto es estrictamente cierto cuando, por ejemplo, el Concejo Autónomo de Chenalhó organiza la producción y distribución de alimentos entre los refugiados. Una acción tan simple y atávica entre los campesinos mayas como hacer la milpa, encierra ahora nuevos peligros que sólo pueden ser sorteados con nuevas formas de organización colectiva:

Para poder sembrar un poco de maíz, organizamos de trabajar un terreno en Polhó Majomut, ya que los refugiados no pueden ir a sus milpas porque están los paramilitares. El 10 de abril hasta el 20 de abril vamos a ir con nuestros machetes a rozar, por lo que pedimos la presencia de la prensa y de observadores nacionales e internacionales ya que el ejército puede provocar. Queremos que se vaya el ejército que está allí para poder trabajar y no morir de hambre los niños, mujeres y hombres.[18]

Desde la matanza de Acteal, durante muchos meses, el Concejo Autónomo de San Pedro de Chenalhó ha orientado y dirigido la supervivencia de millares de refugiados. Se trata de un gobierno de emergencia que coordina la preparación y el reparto equitativo de los alimentos entre los desplazados; proyecta la construcción y la reparación de los precarios albergues y las letrinas; promueve las cooperativas de las artesanas; vigila la aplicación de las medidas sanitarias que están a su alcance y encauza la atención de los enfermos; cuida la seguridad de los campamentos, constantemente amenazada por los militares y paramilitares que los rodean, y organiza las asambleas, las fiestas y las competencias deportivas. Ejerce, además, las funciones de “relaciones exteriores”, como puente entre los refugiados y la sociedad civil: recibe a las caravanas que llevan ayuda humanitaria, atiende a los observadores y a los periodistas y prepara las denuncias ante las organizaciones de derechos humanos y la opinión pública.

El Concejo Autónomo de Chenalhó ha sostenido la decisión de los refugiados de rechazar la llamada “ayuda” gubernamental, a la que califican como “migajas que nada resuelven” y reclama, en cambio, la detención y el castigo de los paramilitares, lo que les permitiría volver a sus hogares. En todos los municipios rebeldes está generalizada la percepción de que los recursos públicos son usados para financiar a los “paramilitares priistas”, o bien que se pierden en las telarañas de la corrupción. El discurso oficial respecto a la atención de las necesidades sociales y a las inversiones millonarias en Chiapas es contestado entonces, en cada pueblo y cada día, desde las evidencias que están a la vista de toda la gente: las graves carencias de las comunidades persisten, las “ayudas” del gobierno, en el mejor de los casos, se evaporan en unos cuantos días, y son entregadas selectivamente a cambio de la compra de lealtades.[19]

Como una necesidad vital y cotidiana, los municipios autónomos organizan la vigilancia de sus propios territorios para protegerse de las acciones ilegales promovidas por las autoridades civiles y militares:

El gobierno federal acusa a los habitantes de los municipios autónomos de bloquear las carreteras y de provocar divisiones. Todo esto es falso. En algunas partes se han puesto retenes para revisar los vehículos pero nunca para impedir el paso. Se hace para impedir el tráfico de bebidas alcohólicas y de gente armada. Porque el gobierno manda gente de espías y provocadores para crear problemas en las comunidades. También los retenes han servido para evitar el tráfico de maderas por compañías madereras a las que el gobierno federal y estatal les autoriza la tala inmoderada de nuestros recursos naturales. Los que bloquean las carreteras son los federales que a todos los civiles revisa y registra las mochilas en sus retenes.[20]

Al referirse a la revolución mexicana, en el breve prólogo a un libro que será publicado próximamente en español,[21] James Scott plantea que una revolución es, también, un interregno y que, en la medida en que se desarticulan las instituciones estatales, se abre una posibilidad excepcional para el estudio de las formas autónomas del quehacer político en las comunidades rurales. Y esto son, en suma, los municipios rebeldes: una organización para la resistencia en el marco de las instituciones desarticuladas y pervertidas, y un dique a la descomposición social de los pueblos indígenas, provocada deliberadamente por la estrategia contrainsurgente..

Al mismo tiempo que organizan la vida de cada día y trabajan para el aquí y el ahora -que hoy requiere tanto de las actividades heredadas de los antepasados como de un sinnúmero de acciones urgentes-, en los municipios rebeldes se ha desplegado lo que podríamos llamar su dimensión utópica. Es decir: también trabajan para construir ese futuro que ya es nuestro, como dicen los habitantes de Flores Magón. En sus comunicados públicos reiteran unánimemente los objetivos de su proyecto. En primer lugar: una vida digna para todos. Proponen un mundo en el que nadie los venga a cuidar, ya que los pueblos, a diferencia de los ricos, siempre han sabido cuidarse solos y no necesitan policías y soldados. Quieren diseñar y aplicar sus propios proyectos de desarrollo para salir de la pobreza en que vivimos, sin necesidad de ser dependientes ni de pedir permisos o autorizaciones. Quieren una nueva relación con sus gobernantes y los quieren elegir directamente, porque así nos respetan y los respetamos, nos obedecen y los sabemos obedecer.

Mientras que los diferentes municipios autónomos sostienen los mismos planteamientos, que se expresan, una y otra vez, a lo largo de todos sus textos, la visibilidad de sus prácticas es muy diversa. Contrasta, por ejemplo, la fuerte presencia de Domingo Pérez Paciencia, que encabeza el Concejo Autónomo de San Pedro de Chenalhó, con la necesaria invisibilidad de las autoridades en muchas otras zonas. Asimismo, hay cabeceras municipales que operan públicamente como “capitales”: sede de las asambleas, las actividades de gobierno y los eventos cívicos, mientras que en otros territorios basta que los sitios y los motivos por los que se reúnen los indígenas sean conocidos por ellos mismos. La promoción de proyectos productivos o de salud es una actividad cotidiana en todas las comunidades indígenas, pero los municipios rebeldes eligen cuándo convertir la construcción de una clínica o de una cooperativa de artesanas en un evento público.

Los municipios autónomos han sido construidos dando cuenta de múltiples alteridades y en un proceso de apropiación de la diversidad. Contra lo que los antropólogos pudieran pensar, no emergen en un primer plano las diferencias étnicas o religiosas. Sí se problematizan las diferencias de afiliación a las diferentes organizaciones políticas y sociales y se buscan alternativas de convivencia, en las que las bases de apoyo zapatistas comparten los territorios y los gobiernos autónomos con indígenas de la ARIC Independiente, como en el Municipio Autónomo Ricardo Flores Magón, o de la CIOAC, como en el Municipio Autónomo Miguel Hidalgo.

Pese a la polarización política que atraviesa el estado de Chiapas, las autoridades y los habitantes de los municipios rebeldes hacen una cuidadosa distinción entre los campesinos priistas, a los que convocan en nombre de la “dignidad indígena”, y los pequeños grupos que se prestan a integrar las bandas paramilitares y a convertirse en peones de las estrategias contrainsurgentes. El respeto, la tolerancia y la necesidad de llegar a consensos es una constante en su discurso.

También se toma conciencia de las diferencias de género. En los textos de las comunidades y los concejos municipales hay una presencia constante de las mujeres: desde su especificidad, por su contribución a la resistencia y por su derecho a formar parte de los órganos de gobierno.[22] Las condiciones extraordinarias que provoca la guerra abren nuevos ámbitos de participación de las mujeres en cuestiones usualmente restringidas a los hombres, como las que se refieren a los derechos agrarios. Por ejemplo, cuando se acordó en asamblea privar de sus derechos de usufructo parcelario a los asesinos de Trinidad Cruz Pérez, campesino del ejido Roberto Barrios, las mujeres no sólo asistieron a la reunión, sino que votaron y firmaron al lado de los ejidatarios.[23]

Después de la masacre de Acteal, se extendió la militarización del estado de Chiapas. Sólo durante los primeros 15 días de 1998 hubo 51 incursiones del ejército federal en contra de las comunidades. Las bases de apoyo zapatistas defendieron “sus pueblos, tierras, montes y aguas”, como lo hubiera dicho Emiliano Zapata. En cada casa, en cada escuela o parcela, aparecían mujeres y niños pequeños que construyen un cerco de “huipiles y vestidos de color púrpura, rosado y rojo”. Sus compañeros, sus hermanos, sus maridos y sus padres: todos aquéllos a los que tantas veces, desde las ciudades, se les ha pedido prudencia, se mantuvieron alejados. Porque todos juntos, hombres y mujeres reunidos en asamblea, habían decidido no caer en la provocación y no dejar que los soldados se instalaran en sus pueblos y los obligaran a huir a las montañas.

“Puras mujeres, todas las mujeres nos juntamos, porque lo que están haciendo es entrar a juzgar a todas las casas. Por eso nos defendimos y los garroteamos.”[24] Con un saldo de trece señoras, muchachas y bebés golpeados o heridos de gravedad, impidieron que los soldados entraran a sus casas en la comunidad 10 de Mayo del municipio rebelde 17 de Noviembre. También expulsaron a los militares de la escuela de Acteal y del pueblo de Naranjatic El Alto, en Chenalhó.

Los comunicados de los municipios autónomos reconocen y documentan el valor de las mujeres rebeldes, así como los efectos específicos que tiene la militarización en sus vidas:

En el 94 fueron violadas tres mujeres indígenas zapatistas del Municipio Autónomo 17 de Noviembre, hasta la fecha no se han detenido ni castigado a los culpables, mientras tanto en Altamirano se va llenando de prostitutas que antes no habían, y han dejado a varias madres solteras, ahora criando a niños sin padre. Para nuestras comunidades esto es una injusticia, no vemos por ningún lado dónde está el beneficio de la protección que nos traen la presencia de militares, sólo traen muerte, destrucción de nuestra cultura y vergüenza.[25]

Al enlistar los objetos robados por los policías y el ejército en el ejido 10 de Abril, los denunciantes dan tanta importancia a los instrumentos de trabajo y a los aparatos eléctricos como a los utensilios de cocina y a la ropa; al dinero en efectivo -producto de la cosecha y de la venta del café, la miel y los animales- que perdieron las familias, como al dinero robado a la Cooperativa de Mujeres. Como resultado del saqueo, las faldas, las ollas y los molinos de nixtamal acceden a un plano de igualdad con los azadones, los machetes y las grabadoras.[26]

La vulnerabilidad y la fuerza de las mujeres en medio de la guerra de baja intensidad es una dimensión fundamental de la nueva identidad de género que se está construyendo en Chiapas. Las mujeres de Taniperla, cabecera del “desmantelado” municipio Flores Magón, son las principales víctimas de los paramilitares: amenazaron con violarlas, les impidieron salir a buscar agua y leña, las presionaron para que firmaran documentos en los que ofrecían afiliarse al PRI. A pesar de todo ello, las mujeres y los niños decidieron no abandonar sus hogares e impedir que los obligaran a fundar un nuevo campamento de refugiados o a traicionar su “convicción verdadera”.

Al hablar del ataque policiaco y militar contra el Municipio Autónomo Tierra y Libertad, las mujeres contaron que, como son pobres y no tienen acceso a los médicos y a las medicinas, se bañan en el temazcal para curar sus enfermedades. Durante el operativo de “desmantelamiento” del municipio, en la comunidad de Amparo Aguatinta, un soldado trató de sacar una tabla del temazcal para revisarlo. Una mujer embarazada que estaba ahí se asustó mucho, dio a luz con grandes dificultades y se quedó sin leche como consecuencia de la agresión.[27] Precisamente porque son vulnerables, las mujeres de Tierra y Libertad, como Sonia y Claribel, también son dirigentes de una lucha “justa y necesaria para todos los pobres, para los hijos y su futuro, para dejarles un mundo más justo, que ahorita no hay pero que estamos aprendiendo a construir”.[28]

Finalmente, hay que insistir en que un ensayo de aproximación a los municipios rebeldes zapatistas no puede dejar de lado la guerra ni la dimensión humana y cotidiana que les imprimen sus habitantes, y que los inscribe en un amplio proceso de cambio social y cultural. Para decirlo con las palabras de Carolyn Nordstrom:

Los mundos destruidos durante la guerra tienen que ser reconstruidos: no sólo en términos de las casas, las familias, las comunidades y las economías, sino en términos de las definiciones personales y culturales. Cuando la gente ve lo que alguna vez fue su hogar en el paisaje arruinado, no puede simplemente reconstruir la sociedad como era antes. Cuando sus mundos son destruidos, la gente tiene que crear; y para hacerlo, tiene que imaginar primero qué es lo que va a crear, que nunca podrá ser igual a lo que existía.

Nuevas identidades de sufrimiento y resistencia son estampadas, el hogar es reinventado, el mundo adquiere un nuevo paisaje de significados y la gente sobrevive.[29]

Notas:
[1] James Scott, Weapons of the Weak, Yale University Press, New Haven, 1985.
[2] James Scott, Domination and the Arts of Resistance. Hidden Transcripts, Yale University Press, New Haven, 1990.
[3] Acuerdos de San Andrés, documento 3.1, “Compromisos para Chiapas del Gobierno del Estado y Federal y el EZLN, correspondientes al punto 1.3 de las Reglas de Procedimiento”; inciso I, “Propuesta de reformas constitucionales en el estado de Chiapas” [Era, México, 1998, pp. 80-6].
[4] “O ¿acaso ustedes no saben o el gobierno federal ya se olvidó de que tiene y existe un documento de compromiso con los zapatistas firmado allá en San Andrés Larráinzar, de la cual ya hace un año? El gobierno de Zedillo no nos ha cumplido ni en lo más mínimo”, palabras de las bases de apoyo zapatistas en El Edén, municipio San Pedro de Michoacán, abril de 1997.
[5] Mensaje pronunciado en el Municipio Autónomo San Pedro de Michoacán el 4 de mayo de 1998, firmado por “hombres, mujeres, niños y ancianos de los municipios indígenas”.
[6] Mensaje de las comunidades zapatistas con motivo de las acciones represivas del gobierno, pronunciado en La Realidad durante la visita de la caravana de observadores italianos “Todos Somos Indios del Mundo”, 4 de mayo de 1998.
[7] Comunicado del Municipio Autónomo de San Andrés Sakamch’en de los Pobres, 13 de abril de 1998.
[8] Acuerdos de San Andrés…, op. cit.
[9] Carolyn Nordstrom y Antonius C. G. M. Robben, Fieldwork under Fire. Contemporary Studies of Violence and Survival, University of California Press, Berkeley, Los Ángeles y Londres, 1995.
[10] Ibid., ver introducción, “The Anthropology and Ethnography of Violence and Sociopolitical Conflict”, pp. 1-21.
[11] Linda Green, “Living in a State of Fear”, en Nordstrom y Robben, op. cit., pp. 105-27.
[12] Algunos fragmentos de estos comunicados han sido publicados por la prensa nacional. Las versiones completas pueden ser consultadas en la página de Enlace Civil: http://www.laneta.apc.org/enlacecivil, que presenta nueva información cada quince días, o bien en: enlacecivil@laneta.apc.org.
[13] “Chiapas no es una noticia en un periódico, ni la ración cotidiana de horror. Chiapas es un lugar de dignidad, un foco de rebelión en un mundo patéticamente adormecido. Debemos seguir viajando a Chiapas y hablando de Chiapas. Ellos nos lo piden. Dicen en un cartel que se encuentra a la salida del campo de refugiados de Polhó: ‘Cuando el último os hayáis ido, ¿qué va a ser de nosotros?’ Ellos no saben que cuando se ha estado en Chiapas, ya no se sale jamás”, texto de José Saramago leído por Salvador Távora en la rueda de prensa del 4 de junio de 1998 en Sevilla, España, presentación de la “Campaña Urgente Refugiados de Chiapas” (owner-enlacecivil-l@laneta.apc.org).
[14] Resolución adoptada por la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías de la Comisión de Derechos Humanos del Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas en su 50 periodo de sesiones, el 20 de agosto de 1998.
[15] Palabras de las bases de apoyo zapatistas en El Edén, municipio San Pedro de Michoacán, abril de 1997.
[16] Acuerdos de San Andrés, documento 3.2, “Acciones y Medidas para Chiapas. Compromisos y Propuestas Conjuntas de los Gobiernos del Estado y Federal y el EZLN”.
[17] Carolyn Nordstrom, “War on the Front Lines”, en Carolyn Nordstrom y Antonius C. G. M. Robben, op. cit., pp. 129-54.
[18] Comunicado del Municipio Autónomo de San Pedro de Chenalhó, Chiapas, 26 de marzo de 1998.
[19] “Los funcionarios priístas son unos corruptos que se quedan con los millones de pesos, de los presupuestos de las comunidades indígenas, para sus beneficios personales. Ejemplos de ello es la Sedesol, el dinero que maneja lo usan para financiar los paramilitares priístas, para comprar armas, para atacar a las comunidades zapatistas. En las comunidades no hemos visto que estén construyendo escuelas, hospitales, clínicas; no hay carretera ni luz eléctrica”, comunicado de los habitantes del Municipio Autónomo Francisco Gómez, 16 de abril de 1998. “La semana pasada el gobierno del estado, Albores Guillén, donó 2 camionetas para los antizapatistas como premio después que delataron los nombres de los mandos oficiales del EZLN”, denuncia de cuarenta comunidades del Municipio Autónomo 17 de Noviembre, 20 de marzo de 1998.
[20] Comunicado de prensa del municipio rebelde 17 de Noviembre, 15 de abril de 1998.
[21] Gilbert M. Joseph y Daniel Nugent (eds.), Everyday Forms of State Formation. Revolution and the Negotiation of Rule in Modern Mexico, Duke University Press, Durham y Londres, 1994.
[22] “Una última, pero la más importante. Pedimos a los pueblos que busquen y elijan a compañeras para el concejo municipal que también pueden ser autoridad de nuestro municipio”, comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Ejército Zapatista de Liberación Nacional, México, mayo de 1997.
[23] Acta de Acuerdo del ejido Roberto Barrios, firmada por cuatrocientas cuatro personas el 16 de marzo de 1998.
[24] Entrevista realizada el 10 de enero de 1998 por observadores de los Campamentos Civiles por la Paz en la Comunidad 10 de Mayo del Municipio Autónomo 17 de Noviembre (antes Altamirano).
[25] Comunicado de prensa del municipio rebelde 17 de Noviembre, del 15 de abril de 1998.
[26] Comunicado del ejido 10 de Abril, municipio 17 de Noviembre, fechado el 15 de abril de 1998.
[27] Testimonio de mujeres y niñas que estaban en Amparo Aguatinta el 1° de mayo, en la ofensiva militar y policial contra el Municipio Autónomo Tierra y Libertad, 7 de mayo de 1998.
[28] Discursos de Sonia y de Claribel en Tierra y Libertad, durante la manifestación de dos mil personas en defensa del municipio autónomo, el 11 de mayo de 1998.
[29] Carolyn Nordstrom, “War on the Front Lines”, en Nordstrom y Robben, op. cit., p. 148.

Fuente: Revista Chiapas.7 1999 (México: ERA-IIEc
http://www.ezln.org/revistachiapas
http://membres.lycos.fr/revistachiapas/
http://www33.brinkster.com/revistachiapas

Durante los días 6 y 7 de agosto, se realizó en el Municipio Autónomo Zapatista “Ricardo Flores Magón”, un encuentro en el que se inauguró la escuela “Compañero Manuel”, levantada en el corazón de la selva tzeltal, con la ayuda solidaria del colectivo griego “Una escuela para Chiapas”. En ese marco se entregaron los diplomas a los nuevos promotores de educación y salud de las comunidades, que después de tres años de formación regresaban a sus pueblos, para contribuir a inventar, junto a ellos, los caminos de “la educación verdadera”.

Nuestras raíces son la cultura indígena, y nuestro tronco la lucha zapatista

1. Durante los días 6 y 7 de agosto, se realizó en el Municipio Autónomo Zapatista “Ricardo Flores Magón”, un encuentro en el que se inauguró la escuela “Compañero Manuel”, levantada en el corazón de la selva tzeltal, con la ayuda solidaria del colectivo griego “Una escuela para Chiapas”. En ese marco se entregaron los diplomas a los nuevos promotores de educación y salud de las comunidades, que después de tres años de formación regresaban a sus pueblos, para contribuir a inventar, junto a ellos, los caminos de “la educación verdadera”.

2. El surrealismo mágico es el terreno de acción privilegiada del zapatismo. La “rebelión permanente”de los indígenas de Chiapas, que inauguró el nuevo ciclo de revoluciones en América Latina, provoca de manera cotidiana la subversión del sentido común, no sólo de las derechas, sino también de muchas conservadoras izquierdas.

3. En plena Selva Lacandona, se juega un partido de básket-ball entre un equipo de jóvenes europeas, y otro de promotoras de educación zapatistas. Sobre los aros que unas y otras intentan alcanzar, se distingue una estrella roja en el fondo pintado de negro. Ambos equipos buscan la estrella roja. Alrededor de la cancha, hacia cualquiera de las latitudes, se ve selva y montaña. En un escenario, un conjunto local “dispara”rancheras y corridos revolucionarios. Un poco más alejados, en distintos puestos, las mujeres y hombres de la comunidad, venden tamales, empanadas, pan, café, arroz con leche. En una tienda, un grupo de mujeres vende remeras con imágenes diseñadas por el “Colectivo Municipal Serigrafía Zapatista Ricardo Flores Magón”. Dicen las etiquetas que acreditan su origen: “Playeras diseñadas y elaboradas directamente por las mujeres y hombres tzeltales Bases de Apoyo del EZLN. Con cultura, memoria e historias de lucha. Para la Resistencia Indígena. Chiapas. México”. Cada playera tiene otro mensaje. “Recuerden que los zapatistas no se rinden y no se venden”. “La montaña nos habló de tomar las armas para así tener voz”. “Nuestra lucha es por la igualdad de oportunidades” (acompañada por la imagen de una mujer con paliacate). “Deja volar tu imaginación y cambia el mundo”, es la versión chiapaneca de aquella recordada consigna del Mayo francés. “La imaginación al poder”. Los zapatistas escandalizaron al movimiento revolucionario cuando anunciaron que no era su intención tomar el poder. Los zapatistas ejercen el poder de los que mandan obedeciendo, el poder de los de abajo. Lo construyen fundamentalmente sobre la emancipación de sus conciencias, y materialmente, en la vida nueva que nace en las regiones olvidadas por el capital.

4. En la entrada a uno de los municipios autónomos se lee: “Éste es territorio zapatista. Aquí manda el pueblo, y el gobierno obedece” . El “mandar obedeciendo” de los zapatistas no es una consigna. Es una forma de vivir cotidianamente en el nuevo mundo que están construyendo.

5. La fiesta se inicia a las siete de la mañana. Las bases de apoyo zapatistas están formadas y realizan el saludo militar, mientras se entona el himno mexicano y el himno zapatista, y se izan las dos banderas. El locutor-educador, explica que los zapatistas quieren ser reconocidos como mexicanos. La autonomía que reivindican, no implica separación territorial. Es autonomía cultural, política, social. “O morir por la libertad”, dice el himno zapatista, y las palabras se van llenando de sentido, cuando las pronuncian hombres y mujeres que aprenden a ejercer, cotidianamente, la dignidad, y no están dispuestos ya a retroceder de lo alcanzado.

6. La escuela “compañero Manuel”es una obra maravillosa alzada en medio de la selva. Cuando se inició su construcción, en la comunidad de La Culebra no había energía eléctrica. Todo debió hacerse con esfuerzo humano, como las grandes obras levantadas por la cultura maya. 160 metros cuadrados cubiertos. Aulas. Salones en forma circular “para que todos nos veamos la cara” (explica Julio, el representante del Consejo Municipal Autónomo en Rebeldía). Una biblioteca de dos pisos, todavía vacía, será la sede del encuentro sobre “Educación en resistencia”, que se realizará el segundo día de los festejos. La escuela lleva el nombre “compañero Manuel”, “para multiplicar la memoria de un compañero caído en la lucha”, el mismo que recuerda el municipio autónomo San Manuel. “Hoy su sueño crece en las tierras zapatistas”, nos dice uno de los cantantes del grupo “Los dos vientos de voz y fuego”. También nos cuentan que el municipio “San Pedro de Michoacán”, recuerda a otro guerrillero zapatista, el compañero Pedro. Algo de esta selva y estos mitos, traen a la memoria a San Ernesto de la Higuera y el canto libre de Víctor Jara. “San Ernesto de La Higuera/ lo llaman los campesinos./ Selva, pampas y montañas/ Patria o Muerte es su destino”. La cara del Che se multiplica como espejo en los pechos de muchos compas zapatistas, en su ropa. La imagen de Guevara se encuentra cómoda en territorio rebelde.

7. En cada Municipio Autónomo, se van experimentando diversas modalidades de la “educación verdadera”. Dice Julio, que para el Municipio Autónomo Ricardo Flores Magón, la “educación autónoma va a las demandas de nuestros pueblos, la educación son buenas ideas, y debemos empezar la educación mirando cómo solucionar problemas. Los principales problemas de la comunidad, son nuestras demandas zapatistas”. Insiste Julio en que necesitan una educación integral, “que respete la realidad de nuestra región y de nuestros pueblos indígenas, y que haga más fuerte nuestra experiencia cultural, hasta avanzar a la verdadera autonomía.

8. Durante el encuentro dialogo íntimamente con Paulo Freire y su Pedagogía de la Autonomía. “Vea, don Paulo, todos los caminos conducen a Chiapas”, le cuento, mientras escucho el diálogo entre mexicanos, griegos, españoles, franceses, italianos, daneses, latinoamericanos& En esa Babel de lenguas, cuando ya no distingo entre el tzeltal, el chol, el tojolabal, el griego, el portugués, escucho que Simón Rodríguez me susurra en el oído: “O inventamos o erramos”. Pero es Julio quien continúa explicando: “Nosotros no queremos seguir el camino de la educación oficial, porque en vez de ser un lugar de transmisión de conocimiento, se convierte en un lugar para olvidar nuestro conocimiento. El promotor de educación debe apoyar en el intercambio de sus ideas de unos a otros, y no queremos que sea el que lo sabe todo y tiene la verdad. Queremos que le sepa sacar la idea a cada quién para compartirla, y que pueda enseñar algunas cosas buenas que hacen falta a la comunidad, para juntos resolver nuestras necesidades. Nosotros no queremos una escuela que sean los libros, los salones, los maestros o los niños. Nosotros queremos ver y luchar para que la escuela sea la comunidad toda, porque en la comunidad está el conocimiento del pueblo y su verdad. El libro es la comunidad, es su historia, y otras experiencias que sabe la comunidad, pero a cada quien le ha tocado guardar una verdad que es de todos, y ya es el tiempo de empezar a compartirlas de forma colectiva”.

9. Los actos de inauguración de la escuela se inician con una misa. El diácono habla de los excluidos y excluidas, y dice que con la ayuda de Dios, “venceremos”. La iglesia de Samuel Ruiz, sigue acompañando las alegrías y batallas de su pueblo. Sigue realizando su “opción preferencial por los pobres”.

10. Las autoridades del Municipio Autónomo entregan los diplomas a más de cien promotores y promotoras de educación y salud. Uno de ellos habla en nombre del grupo. “Porque rendición es muerte, rebeldía es vida”, asegura y la comunidad aplaude a sus jóvenes. Resultan conmovedoras las mujeres vestidas con sus mejores trajes tradicionales, multicolores, el rostro cubierto por paliacates rojos, y el diploma bajo el brazo. Ellas están ganando así, también, la batalla contra los prejuicios machistas de sus compañeros. Con coraje, se han hecho un lugar en esta historia, están abriendo un camino práctico para modificar las antiguas relaciones de opresión. Hacen su doble aporte a la vida nueva, como promotoras de educación, y como mujeres rebeldes, peleando al mismo tiempo por todas las emancipaciones.

11. “Mi abuelo fue juarista, y mi padre zapatista”, canta María Inés Ochoa, mientras ronda el aire suspendido la memoria de su madre, la inolvidable Amparo. Los zapatistas aplauden y piden otra, y otra, y otra. El barzón. El abuelo. Maldición de Malinche. Todas las canciones parecen nuevas en la voz joven de María Inés, y en la tierra insumisa.

12. El poder del dinero y de las armas, el poder del “mal gobierno”, no comprenderá cómo están dispuestos los y las indígenas zapatistas, a enfrentarlo de la manera que sea necesario, con coraje, ternura, y una sonrisa que no se borra de sus rostros, cuando explican que se han animado a vivir, en esta vida, una vida verdadera. En la clandestinidad ha crecido la autonomía, en el ejercicio de sus convicciones, en el rechazo sistemático a todas las ofertas de dinero con que pretenden corromperlos, en la manera de hacer su propio camino. No es que desconozcan los peligros que los acechan. Alguna vez dijo el sup: “Ya sabemos que vamos a morir, pero elegimos cómo hacerlo”. La posible muerte que eligieron, se hace de vida digna, no postergada, se hace de un presente nuestro y un futuro de lucha. Se hace de realizar en esta vida, la vida que han elegido.

13. Mientras tanto viven intensamente, y viven con alegría. Juegan al básket y al fútbol con pasión. Por la noche amanecen bailando. Discuten colectivamente los caminos. Recitan poesía. Hacen teatro. Los niños que en la “noche cultural” recitan poemas-proclamas de rebeldía y libertad, nacieron después del primero de enero de 1994. Son niños y niñas crecidos y educados en la resistencia y en la autonomía. Son la amenaza más grande contra “el mal gobierno”. Los niños y niñas zapatistas representan la obra (realizada por ellos) “los borrachitos”. (En las comunidades zapatistas está prohibido el trago). “La educación no es una escuela, dicen, no es un libro, no es un maestro. La educación es la comunidad”. Los revolucionarios no salieron de las escuelas oficiales, dice Julio aprendieron a ser revolucionarios en la resistencia, en la lucha. Viva la Revolución, muera el supremo gobierno, canta María Inés, y un coro griego, español, tzeltal, francés, latinoamericano, grita, para que el canto y la vida nueva continúen. Termina Julio: “En la educación verdadera debemos tomar como raíces nuestra cultura indígena, y como tronco a nuestra lucha zapatista”. La educación verdadera tiene raíces, tiene tronco, y también flores, le cuento a don Paulo, mientras las paredes de la biblioteca se van cubriendo de dibujos realizados por niños y niñas que pintan zapatistas de todos los colores y escriben con las palabras y las letras aprendidas en la escuela autónoma: “Somos libres. Vivan las comunidades en resistencia”.

Claudia Korol es secretaria de redacción de la revista América Libre

Fuente: http://www.fzln.org.mx/displayarticle1035.html

Juntas de Buen Gobierno (JBG)

En Julio de 2003, el EZLN emitió varios comunicados llamados «La Treceava Estela», última parte de una serie que se había hecho pública en febrero de ese mismo año y en los que a modo de calendario y estelas, se hacía un recorrido por diferentes Estados de la República.

En la Treceava Estela se anuncia un caracol, una muerte, un nombre, un plan, una historia, un buen gobierno y una postdata en la que se invita a la celebración de la muerte de los “Aguascalientes”, y a la fiesta para nombrar a los “Caracoles” y el inicio de las “Juntas de Buen Gobierno».

Chiapas: la treceava estela. Primera parte: un caracol

Madrugada en las montañas del sureste mexicano.

Despacio, con un lento pero constante movimiento, la luna deja que la oscura sábana de la noche le resbale por el cuerpo y muestra al fin la lúbrica desnudez de su luz. Se tiende entonces a lo largo del cielo con el deseo de mirar y ser mirada, es decir, de tocar y ser tocada. Si algo hace la luz es remarcar su opuesto, así que, abajo, una sombra ofrece a la nube una mano mientras murmura:

“Ven conmigo, mira con tu corazón lo que mis ojos te muestran, camina en mis pasos y sueña en mis brazos. Allá arriba las estrellas hacen un caracol con la luna como origen y destino. Mira y escucha. Es ésta una tierra digna y rebelde. Los hombres y mujeres que la viven son como muchos hombres y mujeres del mundo. Caminemos entonces para mirarlos y escucharlos ahora, cuando el tiempo titubea entre la noche y el día, cuando la madrugada es reina y señora en estos suelos.

Cuidado con ese charco y el lodo. Mejor sigue la huella que, como en muchas otras cosas, es la más sabedora. ¿Escuchas esas risas? Son de una pareja que a esta hora repite el antiguo rito del amor. Él murmuró algo y ella ríe, ríe como si cantara. Luego silencio, luego suspiros y gemidos apagados. O tal vez fue al revés, primero los suspiros y gemidos, después los murmullos y las risas. Pero sigamos adelante, porque el amor no requiere de más testigos que las miradas trocadas en piel y, siendo luz de sol sin importar la hora, también desnuda a las sombras.

Ven. Sentémonos un rato y déjame contarte. Estamos en tierras rebeldes. Aquí viven y luchan ésos que se llaman “zapatistas”. Y muy otros son estos zapatistas… y a más de uno desesperan. En lugar de tejer su historia con ejecuciones, muerte y destrucción, se empeñan en vivir. Y las vanguardias del mundo se mesan los cabellos, porque en el “vencer o morir” estos zapatista ni vencen ni se mueren, pero tampoco se rinden y aborrecen el martirio tanto como la claudicación. Muy otros, es cierto. Y luego ése que se dice que es su líder, el tal Sup Marcos, cuya imagen pública se acerca más a la de Cantinflas y Pedro Infante, que a la de Emiliano Zapata y el Ché Guevara. Y es inútil decir que así nadie los toma en serio, porque los primeros en burlarse de ser muy otros son ellos mismos.

Son indígenas rebeldes. Rompen así con el esquema tradicional que, primero de Europa y después de todos aquellos que visten el color del dinero, les fue impuesto para mirar y ser mirados.

Así que no les acomodan ni la imagen “diabólica” de los sacrificadores de humanos para malcontentar a los dioses, ni la del indígena menesteroso con la mano tendida esperando la limosna o la caridad de quien todo tiene, ni la del buen salvaje que es pervertido por la modernidad, ni la del infante que divierte a los mayores con sus balbuceos, ni la del sumiso peón de todas las haciendas que hieren la historia de México, ni la del hábil artesano cuyo producto adornará las paredes de quien lo desprecia, ni la del ignorante que no debe opinar sobre lo que está más allá del reducido horizonte de su geografía, ni la del temeroso de dioses celestiales o terrenos.

Porque has de saber, azul reposo, que estos indígenas enojan hasta a quienes simpatizan con su causa. Y es que no obedecen. Cuando se espera que hablen, callan. Cuando se espera silencio, hablan. Cuando se espera que dirijan, se ponen atrás. Cuando se espera que sigan atrás, agarran para otro lado. Cuando se espera que sólo hablen ellos, se arrancan hablando de otras cosas. Cuando se espera que se conformen con su geografía, caminan el mundo y sus luchas.

O sea que no tienen contento a nadie. Y parece no importarles mucho. Lo que sí les importa es tener contento a su corazón, así que siguen los caminos que él les marca. Así parece que están haciendo ahora. En todas partes hay gente en los caminos. Van y vienen apenas cruzando los saludos de rigor. Pasan largas horas en reuniones o asambleas o lo que sea. Entran con rostro ceñudo y salen sonriendo con complicidad.

Mmh…

Como quiera que sea, es seguro que lo que vayan a hacer o a decir no les va a gustar a muchos. Además, como dice el Sup, la especialidad de los zapatistas es crear problemas y ya luego a ver quién los resuelve. Así que de esas reuniones no cabe esperar más que problemas…

Tal vez podríamos adivinar de qué se trata si miramos con atención. Los zapatistas son muy otros, no sé si ya te lo dije, así que imaginan cosas antes de que esas cosas estén y piensan que, nombrándolas, esas cosas empiezan a tener vida, a caminar… y sí, a dar problemas. Así que seguro ya imaginaron algo y van a empezar a hacer como si ese algo ya existiera y nadie va a entender nada hasta que pase un tiempo porque, en efecto, ya nombradas, las cosas empiezan a tener cuerpo, vida y mañana.

Entonces podríamos buscar alguna pista… No, no sé dónde buscar… Creo que su modo es mirar con los oídos y escuchar con la mirada. Si, ya sé que suena complicado, pero ahora no se me ocurre otra cosa. Ven sigamos caminando.

Mira, allá el arroyo se hace un remolino y en su centro la luna titila su danza deforme. Un remolino… o un caracol.

Dicen aquí que los más antiguos dicen que otros más anteriores dijeron que los más primeros de estas tierras tenían aprecio por la figura del caracol. Dicen que dicen que decían que el caracol representa el entrarse al corazón, que así le decían los más primeros al conocimiento. Y dicen que dicen que decían que el caracol también representa el salir del corazón para andar el mundo, que así llamaron los primeros a la vida. Y no sólo, dicen que dicen que decían que con el caracol se llamaba al colectivo para que la pabra fuera de uno a otro y naciera el acuerdo. Y también dicen que dicen que decían que el caracol era ayuda para que el oído escuchara incluso la palabra más lejana. Eso dicen que dicen que decían . Yo no sé. Yo camino contigo de la mano y te muestro lo que ve mi oído y escucha mi mirada. Y veo y escucho un caracol, el “pu’y”, como le dicen en lengua acá.

Ssh. Silencio, La madrugada ya deja su paso al día. Si, ya sé que aún está oscuro, pero mira cómo las champas se van iluminando de a poco con la lumbre en los fogones. Como ahora somos sombras en la sombra, nadie nos ve, pero si nos vieran seguro nos convidarían un cafecito que, con este frío, se agradece. Como se agradece el roce de tu mano en mi mano.

Mira, la luna ya se desliza a occidente, ocultando su embarazo de luz tras la montaña. Es hora de marcharse, de cobijar el paso en la sombra de la cueva, ahí donde se alivian el deseo y el cansancio con otro cansancio más amable. Ven, ahí, con piel y palabras te susurraré “¡Y, ay, cómo quisiera ser/una alegría entre todas,/una sola, la alegría con que te alegrarás tú!/Un amor, un amor solo:/el amor del que tú te enamorases./Pero/no soy más que lo que soy”/(Pedro Salinas. “La voz a ti debida”). Ahí ya no miraremos, pero, en la duermevela del deseo anclado en buen puerto, podremos escuchar la actividad que en estos días agita a estos zapatistas que se empeñan en subvertir hasta el tiempo y levantan de nuevo, como si una bandera fuera, otro calendario… el de la resistencia.”

Se van sombra y luz. No se han fijado en que una champa ha mantenido su tenue iluminación toda la noche. Ahora, adentro, un grupo de hombres y mujeres comparten el café y el silencio, como antes compartieron la palabra.

Durante varias horas, estos seres de corazón moreno han trazado, con sus ideas, un gran caracol. Partiendo de lo internacional, su mirada y su pensamiento ha ido adentrándose, pasando sucesivamente por lo nacional, lo regional y lo local, hasta llegar a lo que ellos llaman “El Votán. El guardián y corazón del pueblo”, los pueblos zapatistas. Así desde la curva más externa del caracol se piensan palabras como “globalización”, “guerra de dominación”, “resistencia”, “economía”, “ciudad”, “campo”, “situación política”, y otras que el borrador va eliminando después de la pregunta de rigor “¿Está claro o hay pregunta?”. Al final del camino de fuera hacia dentro, en el centro del caracol, sólo quedan unas siglas: “EZLN”. Después hay propuestas y se dibujan, en el pensamiento y en el corazón, ventanas y puertas que sólo ellos ven (entre otras cosas, porque aún no existen). La palabra dispar y dispersa empieza a hacer camino común y colectivo. Alguien pregunta ¿ “Hay acuerdo? “Hay”, responde afirmando la voz ya colectiva. De nuevo se traza el caracol, pero ahora en camino inverso, de dentro hacia fuera. El borrador sigue también el camino inverso hasta que solo queda, llenando el viejo pizarrón, una frase que para muchos es delirio, pero para estos hombres y mujeres es una razón de lucha: “un mundo donde quepan muchos mundos”. Más despuecito, una decisión se toma.

Ahora es el silencio y la espera. Una sombra sale a la lluvia nocturna. Un chispazo de luz apenas le ilumina la mirada. De nuevo en la oscuridad asciende el humo de sus labios. Con las manos tras la espalda empieza un ir y venir sin destino. Hace unos minutos, allá adentro, una muerte se ha decidido…

(Continuará…)

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, julio del 2003.

Chiapas: la treceava estela. Segunda parte: una muerte

Hace unos días, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional decidió la muerte de los llamados “Aguascalientes” de la Realidad, Oventik, La Garrucha, Morelia y Roberto Barrios. Situados todos ellos en territorio rebelde. La decisión de desaparecer los “Aguascalientes” fue tomada después de un largo proceso de reflexión…

El día 8 de agosto de 1994, en la sesión de la Convención Nacional Democrática celebrada en Guadalupe Tepeyac, el Comandante Tacho, a nombre del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, inauguró, frente a unas 6,000 personas procedentes de diversas partes de México y del mundo, el llamado “Aguascalientes” y lo entregó a la sociedad civil nacional e internacional.

Muchos no conocieron ese primer “Aguascalientes”, sea porque no pudieron ir, sea porque eran muy jóvenes en aquel año (si usted tiene ahora 24 años o sea que entró en 25, en ese entonces tenía 14 años o sea que estaba entrado en 15), pero era un navío formidable. Encallado en el costado de una loma, su blanco y gigantesco velamen aspiraba a recorrer los 7 mares. Sobre el puente ondeaba, feroz y desafiante, la bandera con el cráneo feroz y las tibias cruzadas. Dos gigantescas banderas nacionales se abrían a los lados, como alas. Tenía una su biblioteca, enfermería, sanitarios, regaderas, música ambiental (que alternaba obsesivamente, en “la del moño colorado” y “cartas marcadas”) y, según cuentan, hasta un área para atentados. El trazado de las construcciones semejaba, según he relatado alguna vez, un gigantesco, caracol gracias a lo que llamábamos la “casa chueca”. La “casa chueca” no estaba chueca, tenía un quiebre que a primera vista parecía un error arquitectónico, pero que desde las alturas permitía apreciar la espiral que formaban las construcciones. La tripulación del primer “Aguascalientes” estaba formada por individuos e “individuas” sin rostro, evidentes transgresores de las leyes marítimas y terrestres, y era su capitán el más apuesto pirata que haya surcado los océanos: parche en la cuenca del faltante ojo derecho, barba negra con destellos platinados, nariz pronunciada, garfio en una mano y sable en la otra, pata de carne y pata de palo, pistola al cinto y pipa en la boca.

El proceso para llegar hasta la construcción de ése que fue el primer “Aguascalientes” fue accidentado… y doloroso. Y no me refiero a la construcción física (que fue realizada en un tiempo récord y sin “spots” televisivos), sino a la construcción conceptual. Explico:

Nosotros, después de habernos preparado por 10 años para matar y morir, para manipular y disparar armas de todo tipo, fabricar explosivos, ejecutar maniobras militares estratégicas y tácticas, en fin, para hacer la guerra después de los primeros días de combates, nos habíamos visto invadidos por un auténtico ejército, primero de periodistas, pero después de hombres y mujeres de las más diversas procedencias sociales, culturales y nacionales. Fue después de aquellos “Diálogos de Catedral”, en febrero-marzo de 1994. Los periodistas siguieron apareciendo intermitentemente, pero eso que nosotros llamamos “la sociedad civil”, para diferenciarla de la clase política y para no encasillarla en clases sociales, fue siempre constante.

Nosotros estábamos aprendiendo y, me imagino, esa sociedad civil también. Nosotros aprendíamos a escuchar y a hablar, al igual, imagino, que la sociedad civil. También imagino que el aprendizaje fue menos arduo para nosotros.

Después de todo, ése había sido el origen fundamental del EZLN: un grupo de “iluminados” que llega desde la ciudad para “liberar” a los explotados y que se encuentra con que, más que “iluminados”, confrontados con la realidad de las comunidades indígenas, parecíamos focos fundidos. ¿Cuánto tiempo tardamos en darnos cuenta de que teníamos que aprender a escuchar y, después, a hablar? No estoy seguro, han pasado ya no pocas lunas, pero yo calculo unos dos años al menos. Es decir, lo que en 1984 era una guerrilla revolucionaria de corte clásico (levantamiento armado de las masas, toma del poder, instauración del socialismo desde arriba, muchas estatuas y nombres de héroes y mártires por doquier, purgas, etcétera, en fin, un mundo perfecto), para 1986 ya era un grupo armado, abrumadoramente indígena, escuchando con atención y balbuceando apenas sus primeras palabras con un nuevo maestro: los pueblos indios.

Creo que ya he relatado antes, varias veces, esta parte del proceso de formación (o “refundación”) del EZLN. Pero si ahora lo repito no es para abrumarlos con la nostalgia, sino para tratar de explicar cómo se llegó hasta la edificación del primer “Aguascalientes” y, después a su proliferación en tierras zapatistas, es decir, rebeldes.

Con esto quiero decir que el principal acto fundacional del EZLN fue el aprender a escuchar y a hablar. Creo que, entonces, aprendimos bien y tuvimos éxito. Con la nueva herramienta que construimos con la palabra aprendida, el EZLN se convirtió pronto en una organización no sólo de miles de combatientes, sino claramente “fundida” con las comunidades indígenas.

Para decirlo de alguna forma, dejamos de ser “extranjeros” y nos convertimos en parte de ese rincón olvidado por el país y por el mundo: las montañas del sureste mexicano.

Llegó un momento, no podría precisar bien cuando mero, en que ya no estaba el EZLN por un lado y las comunidades por el otro, sino que todos éramos, simplemente zapatistas. Estoy siendo necesariamente esquemático al recordar este período. Ya habrá, espero, otra ocasión y otro medio para detallar ese proceso que, en su forma cruda, no estuvo exento de contradicciones, retrocesos y recaídas.

El caso es que así estábamos, es decir, todavía aprendiendo (porque, creo, nunca se acaba de aprender), cuando el ahora “neo aparecido”, Carlos Salinas de Gortari (entonces presidente de México gracias a un fraude electoral descomunal), tuvo la “brillante” idea de hacer las reformas que acababan con el derecho de los campesinos a la tierra.

El impacto en las comunidades ya zapatistas fue, por decir lo menos, brutal. Para nosotros (note usted que ya no distingo entre las comunidades y el EZLN) la tierra no es una mercancía, sino que tiene connotaciones culturales, religiosas e históricas que no viene al caso explicar aquí. Así que, pronto, nuestras filas regulares crecieron en forma geométrica.

Y no sólo, también creció la miseria y, con ella, la muerte, sobre todo de infantes menores de 5 años. Debido a mi cargo, me tocaba entonces checar por radio los ya cientos de poblados y no había día en que alguien no reportara la muerte de un niño, de una niña, de una madre. Como si fuera una guerra. Después entendimos que, en efecto, era una guerra. El modelo neoliberal que Carlos Salinas de Gortari comandó con cinismo y desenfado, era para nosotros una auténtica guerra de exterminio, un etnocidio, puesto que eran pueblos indios enteros los que estaban siendo liquidados. Por eso nosotros sabemos de qué hablamos cuando hablamos de la “ bomba neoliberal”.

Imagino (habrá estudiosos serios por ahí que contarán con datos y análisis precisos) que esto ocurría en todas las comunidades indígenas de México, Pero la diferencia estaba en que nosotros estábamos armados y entrenados para una guerra. Dice Mario Benedetti, en un poema, que uno no siempre hace lo que quiere, que uno no siempre puede, pero tiene el derecho a no hacer lo que no quiere. Y en nuestro caso, no queríamos morir… o más bien, no queríamos morir así.

Ya antes, en alguna ocasión, he hablado de la importancia que tiene para nosotros la memoria. Y en consecuencia, la muerte por olvido era (y es) para nosotros la peor de las muertes. Yo sé que sonará apocalíptico, y que más de uno buscará algún dejo martiriológico en lo que digo, pero, para ponerlo en términos llanos, nos encontramos entonces frente a una elección, pero no entre vida o muerte, sino entre un tipo de muerte y otro. La decisión, colectiva y consultada con cada uno de los, entonces, decenas de miles de zapatistas, es ya historia y originó ese destello que fue la madrugada del primero de enero de 1994.

Mmh. Me parece que me estoy desviando, porque de lo que se trata es de informarles aquí que hemos decidido darle muerte a los “Aguascalientes” zapatistas. Y no sólo informarles, también tratarles de explicar por qué. En fin, sean generosos y sigan leyendo.
Acorralados, salimos esa madrugada de 1994 con solo dos certezas: una era que nos iban a hacer pedazos; la otra que el acto atraería la atención de personas buenas hacia un crimen que, no por silencioso y alejado de los medios de comunicación, era menos sangriento: el genocidio de miles de familias de indígenas mexicanos. Así como lo digo, puede sonar a que teníamos (o tenemos) vocación de mártires que se sacrifican por otros.

Mentiría si dijera que si. Porque aunque, viéndolo fríamente, no teníamos ninguna oportunidad militar, nuestro corazón no pensaba en la muerte, sino en la vida y, puesto que éramos (y somos) zapatistas y, ergo, nuestra duda nos incluye, pensábamos que podíamos estar equivocados en eso de que nos iban a hacer pedazos, que tal vez se levantara el pueblo de México entero. Pero nuestra duda, debo ser sincero, no alcanzaba a ser tan grande como para suponer que podría pasar lo que en realidad pasó.

Y eso que pasó, fue, precisamente, lo que dio origen al primer “Aguascalientes” y, luego, a los que le siguieron. Creo que no es necesario que repita lo que pasó. Casi estoy seguro (que no suelo estarlo en casi nada) de que quien lee estas líneas algo o mucho tuvo que ver en eso que pasó.

Así que hagan un esfuerzo y pónganse en nuestro lugar: años enteros preparándose para disparar un arma, y resulta que lo que hay que disparar son palabras. Se dice así nomás y, ahora que leo lo que acabo de escribir, parece que fue casi natural, como un silogismo de ésos que enseñan en la preparatoria. Sin embargo entonces, créanme, no fue nada fácil. Batallamos mucho… y seguimos haciéndolo. Pero resulta que un guerrero no olvida lo que aprende y, como expliqué antes, nosotros aprendimos a escuchar y a hablar. Así que en ese entonces la historia, como dijo no sé quien, cansada de andar se repetía, y estábamos de nuevo como al principio, es decir, aprendiendo.
Y aprendimos, por ejemplo, que éramos diferentes, y que había muchos diferentes a nosotros, pero también diferentes entre ellos mismos. O sea que, casi inmediatamente después de las bombas (“no eran bombas, sino rockets”, se apresuraron a aclarar entonces los intelectuales a-nexos que criticaban a la prensa que hablaba de “bombardeos a las comunidades indígenas”), nos cayó encima una pluralidad que no pocas veces nos hizo pensar en si no hubiera sido mejor que, en efecto, nos hubieran hecho pedazos.

Un combatiente lo definió, en términos muy zapatistas, en abril de aquel 1994. Llegó a reportarme de la llegada de una caravana de la sociedad civil. Le pregunté que cuántos eran (había que acomodarlos en algún lado) y quiénes (no preguntaba el nombre de cada uno, sino a que organización o grupo pertenecían). El insurgente valoró primero la pregunta y después la respuesta que daría. Eso suele tardar un rato, así que encendí la pipa. Después de la valoración, el compañero dijo. “Son un chingo y son un desmadre”. Creo inútil explayarme sobre el universo cuantitativo que abarca el concepto científico “un chingo”, pero con “desmadre” el insurgente no representaba una reprobación o una calificación del estado de ánimo de quienes llegaban, sino definía la composición del grupo. “¿Cómo que un desmadre?”, le pregunté. “Si”, respondió, “Hay de todo, hay… hay son un desmadre”, terminó diciendo para insistirme en que no había concepto científico alguno que definiera mejor la pluralidad que había entrado por asalto en territorio rebelde. El asalto se repitió una y otra vez. A veces eran, en efecto, un chingo. Otras veces eran dos o más chingos. Pero siempre fue, para usar el neologismo empleado por el insurgente, “un desmadre”.

Intuimos entonces que, ni modos, teníamos que aprender, y que ese aprendizaje debía ser para los más posibles. Así que pensamos en una especie de escuela donde nosotros fuéramos los alumnos y el “desmadre” el maestro. Para esto ya estábamos en junio de 1994 (o sea que no somos muy rápidos para darnos cuenta de que tenemos que aprender) y estábamos por hacer pública la nombrada “II Declaración de la Selva Lacandona” que llamaba a formar la “Convención Nacional Democrática” (CND).

La historia de la CND es materia de otro relato y ahora sólo la menciono para ubicarlos en tiempo y espacio. Espacio. Si, ése era una parte del problema de nuestro aprendizaje. Es decir, necesitábamos un espacio para aprender a escuchar y a hablar con esa pluralidad que llamamos “sociedad civil”. Acordamos entonces construir el espacio y nombrarlo “Aguascalientes” puesto que sería la sede de la Convención Nacional Democrática (rememorando la Convención de las fuerzas revolucionarias mexicanas en la segunda década del siglo XX). Pero la idea del “Aguascalientes” iba más allá. Nosotros queríamos un espacio para el diálogo con la sociedad civil. Y “Diálogo” quiere decir también aprender a escuchar al otro y aprender a hablarle.

Sin embargo, el espacio “Aguascalientes” había nacido ligado a una iniciativa política coyuntural y muchos supusieron que, agotada esa iniciativa, el “Aguascalientes” perdía sentido. Pocos, muy pocos regresaron al “Aguascalientes” de Guadalupe Tepeyac. Después vino la traición Zedillista del 9 de febrero de 1995 y el “Aguascalientes” fue destruido casi totalmente por el ejército federal. Incluso ahí se erigió un cuartel militar.

Pero si algo caracteriza a los zapatistas, es la tenacidad (“será la necedad”, pensará más de uno). Así que no había pasado un año cuando nuevos “Aguascalientes” surgían en diversos puntos del territorio rebelde: Oventik, La Realidad, La Garrucha, Roberto Barrios, Morelia. Entonces sí, los “Aguascalientes” fueron lo que debían ser: espacios para el encuentro y el diálogo con la sociedad civil nacional e internacional. Además de ser sedes de grandes iniciativas y encuentros en fechas memorables, cotidianamente eran el lugar donde “sociedades civiles” y zapatistas se encontraban.

Y no sólo. Otros “Aguascalientes” surgieron en otros puntos del territorio nacional (a vuela pluma recuerdo el de la “Casa del Lago”, fundado por CLETA, y, más recientemente, el llamado “ojo de Agua” en Ciudad Universitaria, en la UNAM, -ambos en la Ciudad de México-), y en el mundo (el de Madrid, España, el más reciente). Las personas que levantaron y mantuvieron funcionando estos espacios no deben estar contentos al leer ahora que los zapatistas hemos decretado la muerte de los “Aguascalientes”. Pero mal hacen en enojarse, porque con los zapatistas no hay muertes estériles.

Les decía que nosotros tratamos de aprender de nuestros encuentros con la sociedad civil nacional e internacional. Pero también esperamos que ella aprendiera. El movimiento zapatista surge, entre otras cosas, por la demanda de respeto. Y resulta que no siempre recibimos respeto. Y no es que nos insultaran. O cuando menos no con esa intención. Pero es que, para nosotros, la lástima es una afrenta y la limosna una bofetada. Porque, paralelamente al surgimiento y funcionamiento de esos espacios de encuentro que fueron los “Aguascalientes”, se ha mantenido en algunos sectores de la sociedad civil lo que nosotros llamamos “el síndrome de la cenicienta”.

Del baúl de los recuerdos saco ahora extractos de una carta que escribí hace más de 9 años: “No les reprochamos nada (a los de la sociedad civil que llegan a las comunidades), sabemos que arriesgan mucho al venir a vernos y traer ayuda a los civiles de este lado. No es nuestra carencia la que nos duele, es el ver en otros lo que otros no ven, la misma orfandad de libertad y democracia, la misma falta de justicia. (…) De lo que nuestra gente sacó de beneficio en esta guerra, guardo un ejemplo de “ayuda humanitaria” para los indígenas chiapanecos, llegado hace unas semanas: una zapatilla de tacón de aguja, color rosa, de importación del número 6 y 1/2… sin su par. La llevo siempre en mi mochila para recordarme a mi mismo, entre entrevistas, foto reportajes y supuestos atractivos sexuales, lo que somos para el país después del primero de enero: una cenicienta. (…) Estas buenas gentes que, sinceramente, nos mandan una zapatilla rosa, de tacón de aguja, del 6 y 1/2, de importación, sin su par… pensando que, pobres como estamos, aceptamos cualquier cosa, caridad y limosna. ¿Cómo decirle a toda esa gente buena que no, que ya no queremos seguir viviendo la vergüenza de México? En esa parte que hay que maquillar que no afee el resto. No, ya no queremos seguir viviendo así.”

Eso fue en abril de 1994. Entonces pensamos que era cuestión de tiempo, que la gente iba a entender que los indígenas zapatistas eran dignos y que buscaban no limosnas sino respeto. La Otra zapatilla rosa nunca llegó y el par sigue incompleto, y en los “Aguascalientes” se amontonan computadoras que no sirven, medicinas caducas, ropa extravagante (para nosotros) que ni para las obras de teatro (“señas” les dicen acá) se utilizan y, sí, zapatos sin su par. Y siguen llegando cosas así, como si esa gente dijera “pobrecitos, están muy necesitados, seguro que cualquier cosa les sirve y a mí esto me está estorbando”.

No sólo, hay una limosna más sofisticada. Es la que practican algunas ONG’s y organismos internacionales. Consiste, grosso modo, en que ellos deciden qué es lo que necesitan las comunidades y, sin consultarlas siquiera, imponen no sólo determinados proyectos, también los tiempos y formas de su concreción. Imaginen la desesperación de una comunidad que necesita agua potable y a la que le endilgan una biblioteca, la que requiere de una escuela para los niños y le dan un curso de herbolaria.

Hace unos meses, un intelectual de izquierda escribía que la sociedad civil debía movilizarse para lograr el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés porque las comunidades indígenas zapatistas estaban sufriendo mucho (ojo: no porque fuera de justicia para los pueblos indios de México, sino para que los zapatistas no sufrieran más privaciones).

Un momento. Si las comunidades zapatistas quisieran, serían las de mejor nivel de vida de América Latina. Imaginen ustedes cuánto no estaría dispuesto a invertir el gobierno para conseguir la rendición de nosotros y tomarse muchas fotos y hacer muchos “spots” donde Fox o Martita se autopromocionaran, mientras el país se les deshace en las manos. ¿Cuanto no hubiera dado el ahora “neo aparecido” Carlos Salinas de Gortari por terminar su mandato, no con la carga de los asesinatos de Colosio y de Ruíz Massieu, sino con la foto de los rebeldes zapatistas firmando la paz y el Sup entregando su arma (¿la que Dios le dio?) a quien sumió en la ruina a millones de Mexicanos? ¿Cuánto no hubiera ofrecido Zedillo para tapar la crisis económica en la que hundió al país, con la imagen de su entrada triunfal en la Realidad? ¿Cuánto no hubiera estado dispuesto a dar el “croquetas” Albores para que los zapatistas aceptaran la “remunicipalización” efímera que impuso durante la tragicomedia de su mandato?

No. Ofertas para comprar su conciencia han recibido muchas los zapatistas, y sin embargo se mantienen en resistencia, haciendo de su pobreza (para quien aprende a ver) una lección de dignidad y de generosidad. Porque decimos los zapatistas que “para todos todo, nada para nosotros” y si lo decimos es que lo vivimos. El reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígena, y la mejora en las condiciones de vida, es para todos los pueblos indios de México, no sólo para los indígenas zapatistas. La democracia, la libertad y la justicia a las que aspiramos son para todos los mexicanos, no sólo para nosotros.

Con no pocas personas hemos insistido en que la resistencia de las comunidades zapatistas no es para provocar lástima, sino respeto. Acá, ahora, la pobreza es un arma que ha sido elegida por nuestros pueblos para dos cosas: para evidenciar que no es asistencialismo lo que buscamos, y para demostrar, con el ejemplo propio, que es posible gobernar y gobernarse sin el parásito que se dice gobernante. Pero bueno, el tema de la resistencia como forma de lucha tampoco es el objetivo de este texto.

El apoyo que demandamos es para la construcción de una pequeña parte de ese mundo donde quepan todos los mundos. Es, pues, un apoyo político, no una limosna.

Parte de la autonomía indígena (de la que habla, por cierto, la llamada “Ley Cocopa”) es la capacidad de autogobernarse, es decir, de conducir el desarrollo armónico de un grupo social. Las comunidades zapatistas están empeñadas en este esfuerzo, y han demostrado, no pocas veces, que lo pueden hacer mejor que quienes se dicen gobierno. El apoyo a las comunidades indígenas no debiera ser visto como la ayuda a inválidos mentales que ni siquiera saben qué necesitan (y por eso hay que decirles lo que deben recibir) o a niños a los que hay que decirles qué deben comer, a qué hora y cómo, qué deben aprender, qué deben decir y qué deben pensar (aunque dudo que todavía haya niños que acepten esto). Y éste es el razonamiento de algunas ONG’s y de buena parte de los organismos financiadores de proyectos comunitarios.

Las comunidades zapatistas son responsables en los proyectos (no son pocas las ONG’s que pueden atestiguarlo), los echan a andar, los hacen producir y mejoran así los colectivos, no los individuos. Quien apoya a una o a varias comunidades zapatistas, está apoyando no sólo la mejora de la situación material de un colectivo, está apoyando un proyecto mucho más sencillo pero más absorbente: la construcción de un mundo nuevo, uno donde quepan muchos mundos, uno donde las limosnas y las lástimas por el otro sean parte de las novelas de ciencia ficción… o de un pasado olvidable y prescindible.

Con la muerte de los “Aguascalientes”, mueren también el “síndrome de cenicienta” de algunos “sociedades civiles” y el paternalismo de algunas ONG’s nacionales e internacionales. Cuando menos mueren para las comunidades zapatistas que, desde ahora, ya no recibirán sobras ni permitirán la imposición de proyectos.

Por todo esto, y por otras cosas que se verán después, el próximo 8 de agosto del 2003, aniversario del primer “Aguascalientes”, se decretará la muerte bien “morida” de los “Aguascalientes”. La fiesta (porque hay muertes que hay que festejar) será en Oventik y están invitados todos aquellos y aquellas que, en estos diez años, han apoyado a las comunidades rebeldes, sea con proyectos, sea con campamentos de paz, sea con caravanas, sea con el oído atento, sea con la palabra compañera, sea con lo que sea, siempre cuando no sea con la lástima y la limosna.

El día 9 de agosto del 2003 nacerá algo nuevo. Pero de eso les contaré mañana. O más bien al rato, porque ahora es de madrugada acá, en las montañas del sureste mexicano, rincón digno de la patria, tierra rebelde, guarida de transgresores de la ley (incluyendo la de gravedad), y pedacito del gran rompecabezas mundial de la rebeldía por la humanidad y contra el neoliberalismo.

(Continuará…)

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Julio del 2003.

Chiapas: la treceava estela. Tercera parte: un nombre.

Llueve. De por sí llueve en Julio, el séptimo mes del año. Estoy tiritando junto al fogón, dando vueltas sobre mí mismo, como si fuera pollo en rosticería, para ver si así me seco un poco. Resulta que la reunión con los comités terminó ya muy tarde, en la madrugada, y nosotros estamos acampados a buena distancia del lugar de la reunión. No llovía cuando salimos, pero como si nos estuviera esperando, se desató un aguacero de padre y muy señor mío, justo cuando íbamos a mitad del camino, es decir, cuando daba lo mismo seguir que regresar. Los insurgentes se fueron a sus respectivas champas a cambiarse el uniforme mojado. Yo no, y no por valiente, sino por sonso, porque resulta que, buscando aligerar el peso de la mochila, no cargué con una muda de repuesto. Así que, aquí estoy, haciéndole al “pollo estilo Sinaloa”. Además inútilmente, porque, por alguna razón que no alcanzo a comprender, mi gorra parece esponja que absorbe el agua cuando llueve y se exprime sola bajo techo. El caso es que, dentro de la champa donde está el fogón, tengo mi lluvia personal. Estos absurdos no me maravillan. Después de todo estamos en tierras zapatistas, y aquí el absurdo es tan frecuente como la lluvia, sobre todo en el séptimo mes del año. He echado ahora sí que más leña al fuego, y no en sentido figurado, y ahora las llamas amenazan con quemar el techo. “No hay mal que no se pueda poner peor”, me digo recordando uno de los refranes de Durito, y mejor me salgo.

Afuera ya no llueve arriba, pero bajo mi gorra hay un diluvio. Yo estoy tratando de encender la pipa con la cazuela hacia abajo cuando llega el Mayor Rolando. Me queda viendo. Mira al cielo (que a estas alturas ya está completamente despejado y con una luna que parece, a no dudarlo, un sol de medianoche). Vuelve a mirarme. Yo comprendo su desconcierto y digo: “Es la gorra”: Rolando dice “Mmh”, que viene a significar algo así como “Ah”. Para esto ya llegaron más insurgentes e insurgentas y, por supuesto, una guitarra (Esa si, bien seca), y se ponen a cantar. El Rolando y un servidor nos echamos, a dueto, “La Chancla” frente a un público desconcertado, porque aquí el “hit parade” opta por las cumbias, los corridos y las norteñas.

Vista la reiteración de mi fracasado lanzamiento como cantante, me retiré a un rincón y seguí el sabio consejo del Monarca que, al igual que Rolando, me quedó viendo, vio el cielo, volvió a mirarme y sólo dijo: “Quítalo tu gorra Sup”. La quité y, por supuesto, paró esa lluvia privatizada. Se fue el Monarca a donde estaban los demás. Le dije al Capitán José Luis (que anda de mi escolta) que se fuera a descansar, que ya no iba a haber nada. El Capitán se fue, pero no a descansar, sino a darle a la cantadera.

Así que me quedé sólo. Tiritando todavía pero ya sin la lluvia sobre mí. Volví a tratar de encender la pipa, ahora sí con la cazuela hacia arriba, pero descubrí entonces que el encendedor se me había mojado y no daba ni una chispita. Yo murmuré: “úta madre, ya no enciendo ni la pipa, “seguro que mi “sex appeal” se irá a los suelos”. Estaba buscando en las bolsas del pantalón (que no son pocas) no un ejemplar de bolsillo del “kamasutra”, sino un encendedor seco, cuando una llama se encendió muy cerca de mí.

Reconocí el rostro del Viejo Antonio detrás de la luz, acerqué la cazuela de la pipa al cerillo encendido y, dando todavía bocanadas, le dije al Viejo Antonio: “Hace frío”.

“Hace”, respondió él, y con otro fósforo encendió su cigarrillo hecho con doblador. A la luz del cerillo, el Viejo Antonio me quedó viendo, luego miró al cielo, luego otra vez me miró, pero él no dijo nada. Yo tampoco, Seguro que el Viejo Antonio ya está acostumbrado, como yo, a los absurdos que pueblan las montañas del sureste mexicano. Un viento repentino apagó la llama y quedamos sólo con la luz de una luna como hacha mellada por el uso, y el humo rayando la oscuridad. Nos sentamos en el tronco de un árbol caído. Creo que estuvimos un rato en silencio, no muy me acuerdo, pero el caso es que, sin darme apenas cuenta, el Viejo Antonio ya me estaba contando…

La historia del sostenedor del cielo

“Según nuestros más anteriores, al cielo hay que sostenerlo para que no se caiga. O sea que el cielo no mero está firme, sino que cada tanto se pone débil y como que se desmaya y se deja caer así nomás como se caen las hojas de los árboles y entonces puras calamidades que pasan porque llega el mal a la milpa y la lluvia lo rompe todo y el sol castiga al suelo y es la guerra quien manda y es la mentira quien vence y es la muerte quien camina y es el dolor quien piensa.

Dijeron nuestros más anteriores que así pasa porque los dioses que hicieron el mundo, los más primeros, tanto empeño pusieron en hacer el mundo que, después de terminarlo, ya no muy tenían fuerza para hacer el cielo o sea el techo de nuestra casa y le pusieron ahí nomás lo que se les ocurrió y entonces el cielo está puesto sobre la tierra nomás como un techo de ésos de plástico. Entonces el cielo no está mero firme, sino que a veces como que se afloja. Y has de saber que cuando esto pasa, se desarreglan los vientos y las aguas, el fuego se inquieta y la tierra da en levantarse y caminarse sin encontrar donde estarse sosiega.

Por eso dijeron los que antes de nosotros se llegaron, que, pintados de colores diferentes, cuatro dioses se regresaron al mundo y, haciéndose gigantes, se pusieron en las cuatro esquinas del mundo para agarrarlo al cielo para que no se cayera y se estuviera quieto y bien planito, para que sin pena lo caminaran el sol y la luna y las estrellas y los sueños.

Pero, también cuentan aquellos del paso primero en estas tierras, que a veces a uno o a más de los bacabes, los sostenedores del cielo, como que le entra su sueño y como que se duerme o se distrae con alguna nube y entonces no lo tensa bien su lado del techo del mundo o sea del cielo, y entonces el cielo o sea el techo del mundo como que se afloja y como que se quiere caer sobre la tierra, y el sol y luna ya no tienen plano su camino y las estrellas igual.

Así pasó desde el principio, por eso los dioses primeros, los que nacieron el mundo dejaron encargado a uno de los sostenedores del cielo y él debe estarse pendiente para leer el cielo y ver cuando empieza a aflojarse y entonces este sostenedor debe hablarle a los otros sostenedores para que despierten y vuelvan a tensar su lado y las cosas se acomoden de nuevo.

Y este sostenedor nunca duerme, siempre debe estar alerta y pendiente para despertar a los demás cuando el mal se cae sobre la tierra. Y dicen los más antiguos en el paso y la palabra que este sostenedor del cielo lleva en el pecho colgado un caracol y con él escucha los ruidos y silencios del mundo para ver si todo está cabal, y con el caracol los llama a los otros sostenedores para que no se duerman o para que se despierten.

Y dicen aquellos que más primero fueron que, para no dormirse, este sostenedor del cielo va y viene dentro y fuera de su propio corazón, por los caminos que lleva en el pecho, y dicen aquellos enseñadores antiguos que este sostenedor enseñó a los hombres y mujeres la palabra y su escritura porque, dicen mientras la palabra camine el mundo es posible que el mal se aquiete y esté el mundo cabal, así dicen.

Por eso la palabra del que no duerme, del que está pendiente del mal y sus maldades, no camina directo de uno a otro lado, sino que anda hacia sí misma, siguiendo las líneas del corazón, y hacia fuera, siguiendo las líneas de la razón, y dicen los sabedores de antes que el corazón de los hombres y mujeres tiene la forma de un caracol y quienes tienen buen corazón y su pensamiento se andan de uno a otro lado, despertando a los dioses y a los hombres para que se estén pendientes de que el mundo se esté cabal. Por eso, quien vela cuando los demás duermen usa un su caracol, y lo usa para muchas cosas, pero sobre todo para no olvidar.”

Con las últimas palabras, el Viejo Antonio ha tomado una varita y algo ha dibujado en la tierra. Se va el Viejo Antonio y yo me voy también. Al oriente el sol se asoma apenas por el horizonte, como asomándose nomás, como checando si quien vela no se ha dormido y si hay alguien pendiente de que el mundo vuelva a estar cabal.

Regresé al lugar a la hora del pozol, cuando el sol ya había secado la tierra y mi gorra. A un lado del tronco caído, sobre la tierra, vi el dibujo que había hecho el Viejo Antonio. Era una espiral de trazo firme, era un caracol.

El sol estaba por la mitad de su camino cuando regresé a la reunión con los comités. Decidida la madrugada anterior la muerte de los “Aguascalientes”, se decidía ahora el nacimiento de los “Caracoles” con otras funciones, además de las que tenían los ya agónicos “Aguascalientes”.

Así los “Caracoles” serán como puertas para entrarse a las comunidades y para que las comunidades salgan; como ventanas para vernos dentro y para que veamos fuera; como bocinas para sacar lejos nuestra palabra y para escuchar la del que lejos está. Pero sobre todo, para recordarnos que debemos velar y estar pendientes de la cabalidad de los mundos que pueblan el mundo.

Los comités de cada zona se han reunido para ponerle nombre a su caracol respectivo. Serán horas de propuestas, discusiones sobre traducciones, risas, enojos y votaciones. Yo sé que eso tarda, así que me retiro y les digo que me avisen cuando ya hayan hecho acuerdo.
Ya en el cuartel, comemos y, en la sobremesa, el Monarca dice que ha encontrado una poza bien “chingona” para bañarse y no sé cuánto. El caso es que Rolando, que no se baña ni en defensa propia, se entusiasma y dice “Vamos”.

Yo he escuchado con escepticismo (no sería la primera vez que el Monarca saliera con una de las suyas), pero como quiera hay que esperar a que los comités se pongan de acuerdo, así que también digo “Vamos”. José Luis queda de alcanzarnos después porque no ha comido, así que salimos primero los tres, o sea el Rolando, el Monarca y yo merengues. Atravesamos un potrero y nada que llegamos. Cruzamos una milpa y nada que llegamos. Le dije a Rolando: “Creo que vamos a llegar cuando ya haya acabado la guerra”. El Monarca replica que “ ya está aquí nomás”.

Por fin llegamos. La poza está en un vado del río por el que que cruza el ganado y, en consecuencia, está lodosa y circundada por mierda de vacas y caballos. Rolando y yo protestamos al unísono. El Monarca se defiende: “No así estaba ayer”. Yo digo: “Además ya hace frío, yo creo que no me baño”. Rolando, que ha perdido el entusiasmo en el camino, recuerda que la mugre, como bien lo dice el Piporro, también protege contra las balas, y se suma con un “Creo que yo tampoco”. El Monarca se suelta entonces un discurso sobre el deber y no sé cuánto y que “sin importar las privaciones y sacrificios”. Yo le digo que qué tiene que ver el deber con su pinche poza y él entonces nos da en la pata de palo porque nos dice: “Ah, entonces se rajan”.

No lo hubiera dicho. A Rolando le crujen los dientes como jabalí enojado mientras se quita la ropa, y yo muerdo la pipa y me desvisto hasta revelar totalmente la “otra media filiación”. Nos aventamos al agua más por orgullo que por ganas. Como que nos bañamos, pero el lodo nos dejó el cabello de tal forma que seríamos la envidia del punk más radical. El José Luis llegó luego y dijo “está bien jodida el agua”.

olando y yo le dijimos, en estéreo, “Ah, entonces te rajas”. Así que José Luis se metió también a la poza lodosa. Al salir nos dimos cuenta de que nadie traía nada para secarse. Rolando dijo “Pues nos sequemos con el viento”, así que sólo nos pusimos las botas y nos fajamos las pistolas, y ahí vamos de regreso, completamente en pelotas, con nuestras miserias al aire, secándonos con el sol.

De pronto José Luis, que marcha a la vanguardia, alerta diciendo “viene gente”. Nos pusimos los pasamontañas y seguimos adelante. Era un grupo de compañeras que iban a lavar ropa al río. Por supuesto que rieron hasta cansarse y algo dijeron en lengua. Le pregunté a Monarca si escuchó lo que decían y me dijo que dijeron “Ahí va el Sup”. Mmh… yo digo que me reconocieron por la pipa, porque créanme que yo no he dado motivo para que me reconozcan por la “otra” media filiación.

Antes de llegar al cuartel nos vestimos, aunque todavía íbamos mojados, porque tampoco se trataba de inquietar a las insurgentas. Nos avisaron entonces que ya habían terminado los comités. Cada caracol tenía ya un nombre asignado:

El Caracol de la Realidad, de zapatistas tojolabales, tzeltales y mames, se llamará “MADRE DE LOS CARACOLES DEL MAR DE NUESTROS SUEÑOS”, o sea “S-NAN XOCH BAJ PAMAN JA TEZ WAYCHIMEL KU”UNTIC”.

El caracol de Morelia, de zapatistas tzeltales, tzotziles y tojolabales, se llamará “TORBELLINO DE NUESTRAS PALABRAS”, o sea “MUC”UL PUY ZUTU”IK JU”UN JC”OPTIC”.

El Caracol de la Garrucha, de zapatistas tzeltales, se llamará “RESISTENCIA HACIA UN NUEVO AMANECER”, o sea “TE PUY TAS MALIYEL YAS PAS YACH”IL SACÁL QUINAL”.

El Caracol de Roberto Barrios, de zapatistas choles, zoques y tzeltales, se llamará “EL CARACOL QUE HABLA PARA TODOS”, o sea “TE PUY YAX SCO”PJ YU”UN PISILTIC” (en tzeltal), y “PUY MUITIT”AN CHA “AN TI LAK PEJTEL” (en chol).

El Caracol de Oventik, de tzotziles y tzeltales, se llamará “RESISTENCIA Y REBELDÍA POR LA HUMANIDAD”, o sea “TA TZIKEL VOCOLIL XCHIUC JTOYBAILTIC SVENTA SLEKILAL SJUNUL BALUMIL”.

Esa tarde no llovió y el sol pudo llegarse sin problemas, caminando por un cielo planito, hasta la casa que tiene detrás de la montaña. Salió entonces la luna y, aunque parezca increíble, la madrugada entibió las montañas del sureste mexicano.

(Continuará…)

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Julio del 2003.

Chiapas: la treceava estela. Cuarta parte: un plan

Desde hace varios años, las comunidades indígenas zapatistas están empeñadas en un proceso de construcción de la autonomía. Para nosotros la autonomía no es fragmentación del país o separatismo, sino el ejercicio del derecho a gobernar y gobernarnos, según establece el artículo 39 de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos.

Desde los inicios de nuestro alzamiento, y aún mucho antes, los indígenas zapatistas hemos insistido en que somos mexicanos… pero también somos indígenas. Esto quiere decir que reclamamos un lugar en la Nación Mexicana, pero sin dejar de ser lo que somos.

El supuesto proyecto zapatista de una ‘Nación Maya’ sólo existe en los papeles de algunos de los militares más estúpidos del Ejército Federal Mexicano que, sabiendo que la guerra que realizan contra nosotros es ilegítima, usan este pobre argumento para convencer a sus tropas de que, atacándonos, defienden a México. Sin embargo, el alto mando militar y sus servicios de inteligencia saben que el EZLN no aspira a separarse de México sino que, como lo dice su apellido, pretende la ‘liberación nacional’.

El proyecto separatista para el Sureste mexicano sí existe, en cambio, en la aplicación de la doctrina neoliberal en nuestras tierras y es comandado por el gobierno federal. El ahora malogrado “Plan Puebla Panamá” no era más que el plan de fragmentar el país, asignándole al sureste mexicano la función de “coto de caza” para el dinero mundial.

En el proyecto de fragmentación que se opera desde el gobierno (ésta es la verdadera agenda de los partidos políticos y los tres poderes de la Unión, no la que sale en la prensa), México se dividiría en 3: El norte, con sus estados incorporados a la lógica productiva y comercial de la Unión Americana; el centro, como proveedor de consumidores con mediano y alto poder adquisitivo; y el sur-sureste, como territorio a conquistar para la apropiación de recursos naturales que, en la destrucción globalizada, son cada vez más importantes: agua, aire y tierra (madera, petróleo, uranio… y personas).

Siendo esquemáticos y lacónicos, tendríamos que el plan es hacer: del norte, una gran maquila; del centro, un gigantesco “mall”; y del sur-sureste, una gran finca.

Pero una cosa son los planes en el papel y otra la realidad. La voracidad del gran dinero, la corrupción de la clase política, la ineficiencia de la administración pública, y la creciente resistencia de grupos, colectivos y comunidades, han impedido que el plan se pueda aplicar cabalmente, y que donde logre instalarse presente la solidez de una escenografía de cartón prendida con alfileres.

Ahora que, para el Poder, parecen estar de moda los “suicidios”, podríamos decir que no hay concepto mejor para definir el plan de políticos y empresarios para nuestro país: es un suicidio.

La globalización del Dinero necesita de la destrucción del Estado Nacional. Éste, durante mucho tiempo, ha sido (entre otras cosas) la trinchera en la que los capitales locales se refugian para subsistir y crecer. Pero de la trinchera ya sólo quedan algunos escombros.

En el campo, los pequeños y medianos productores han ido sucumbiendo frente a las grandes agroindustrias. Pronto les seguirán los grandes productores nacionales. En la ciudad, los “malls”, es decir, los centros comerciales, no sólo anulan al pequeño y mediano comercio, también se “tragan” a los grandes comercios nacionales. Y ni hablar de la industria nacional, que se encuentra ya en sus últimos estertores.

Frente a esto, la estrategia del dinero nacional ha sido ingenua, por no decir estúpida. Ha repartido monedas a uno y otro lado del espectro de los partidos políticos, asegurando así (cuando menos eso creen) que no importa qué color gobierne, porque siempre lo hará al servicio del color del dinero. Así los grandes empresarios mexicanos financian lo mismo al PRI, al PAN, al PRD, o a cualquier partido político que tenga alguna posibilidad en el tinglado gubernamental y parlamentario.

En sus reuniones (como en los tiempos de la mafia en Norteamérica, las bodas suelen ser un pretexto para que los grandes señores sellen acuerdos y desvanezcan conflictos), los señores mexicanos del dinero se felicitan mutuamente: tienen en nómina a toda la clase política nacional.

Pero lamento darles una mala noticia: como lo demostró el ahora acallado escándalo de los “Amigos de Fox”, el dinero fuerte viene de otro lado. Si el que paga manda, el que paga más, manda más. Así que esos políticos impulsarán leyes a la medida del cheque que reciben. Tarde o temprano, los grandes capitales foráneos irán apropiándose de todo, empezando por quebrar y absorber a quienes más tienen. Y todo esto con la protección de leyes “ad hoc”. Los políticos son ya, y desde hace tiempo, dóciles empleados… de quien paga más. Mal hacen los empresarios nacionales al pensar que el dinero extranjero se conformará con la industria eléctrica y el petróleo. El nuevo poder en el mundo quiere todo. Así que del dinero nacional sólo quedará la nostalgia y, si tienen suerte, algún puesto menor en las mesas directivas.

El agónico capital nacional en su ceguera histórica ve con terror cualquier forma de organización social. Las casas de los mexicanos ricos se protegen con complicados sistemas de seguridad. Temen que venga de abajo la mano que les arrebate lo que tienen. Al hacer uso de su derecho a la esquizofrenia, los mexicanos ricos no sólo delatan el origen real de su bonanza, también revelan su cortedad de miras. Serán despojados sí, pero no por la improbable furia popular, sino por una codicia más grande que la suya: la de quienes sí son ricos donde la riqueza es. No es asaltando las grandes mansiones y de madrugada que entrará la desgracia, sino por la puerta principal y en horas de oficina. El ladrón no tiene el físico del desposeído, sino la del próspero banquero.

Quien despojará de todo a los Slim, los Zambrano, Los Romo, los Salinas Pliego, los Azcárraga, los Salinas de Gortari, y los otros apellidos del reducido universo de los ricos mexicanos, no habla tzeltal, tzotzil, chol o tojolabal, ni tiene la piel morena. Es más tampoco habla español. Habla inglés, tiene la piel de color verde dólar, estudió en universidades extranjeras y es un ladrón de costumbres refinadas.

Por eso de nada le servirán los ejércitos y policías. Éstos se preparan y atrincheran para pelear contra fuerzas rebeldes, pero su mayor enemigo, el que aniquilará por completo, profesa la misma ideología: el capitalismo salvaje.

Por su parte, la clase política tradicional ha empezado ya a ser desplazada. Si el Estado es visto como una empresa, es mejor que lo manejen gerentes y no políticos. Y en la neo empresa “estado-nacional.com” el arte de la política no sirve más.

Los políticos de antaño se han dado ya cuenta y tienden a emboscarse en sus respectivas trincheras regionales o locales. Pero el huracán neoliberal también irá a buscarlos ahí.

Mientras tanto, el capital nacional seguirá en sus opíparas comilonas. Y acaso nunca se dará cuenta de que uno de sus comensales será su sepulturero.

Por eso, en vano esperan quienes suspiran porque la defensa del Estado Nacional venga de los empresarios nacionales, de los políticos o de “las instituciones de la República”. Unos, otros y otras se hayan embriagados por el holograma del poder nacional y no se dan cuenta de que pronto serán echados de la mansión que ahora poseen.

Nosotros, los zapatistas, nos hemos referido en algunas ocasiones al llamado “Plan Puebla Panamá” como algo ya extinto. Esto ha sido así por varias razones:

Una es que el mencionado plan ya ha sido minado y el solo intento de su implementación no hará sino agudizar las revueltas sociales.

Otra es que el plan pretende que aceptemos que en el norte y centro del país las cosas ya están decididas y nadie se opone. Esto es falso. Las rutas de la resistencia y la rebeldía cruzan todo el territorio nacional, y afloran también ahí donde la modernidad parece haber triunfado totalmente.

Una más es que, cuando menos en las montañas del sureste mexicano, no se permitirá, por ningún motivo su implementación.

Nosotros no tenemos inconveniente en que Derbez y Taylor sigan embaucando empresarios con el mentado plan, y que diversos funcionarios cobren un sueldo por trabajar en un cadáver. Cumplimos con avisar y que cada quien crea lo que quiera.

El principal plan del gobierno no es el “Plan Puebla Panamá”. Ése sólo sirve para entretener a una parte de la burocracia estatal y para que los empresarios nacionales comulguen con la rueda de molino de que, ahora sí, el gobierno hará algo para mejorar la economía.

El principal plan de la pareja presidencial, en cambio, consiste en algo completamente distinto al “PPP”; desmantelar todas las ya débiles defensas de la economía nacional, entregarse totalmente al desorden globalizado y atenuar un poco, con sermones y limosnas, los brutales impactos de una guerra mundial que ya ha desvastado varias naciones.

Si para Carlos Salinas de Gortari el proyecto transexenal fue el “Pronasol” (recuerde usted que hasta se empezaría a formar el “partido solidaridad”), para el foxismo es la “Fundación Vamos México”, que dirige Martha Sahagún de Fox. “Pronasol” no era más que la limosna institucionalizada. “Vamos México” tiene, además, un fuerte olor a conventillo rancio.

Los planes del gobierno suelen ser complicados y rimbombantes, pero tanta palabrería lo único que oculta es el alto sueldo de sus funcionarios. Estos planes sirven sólo para tener oficinas, emitir comunicados de prensa, y dar la impresión de que algo se está haciendo por la gente.

Olvidan los que mandan mandando que la virtud de un buen plan es que debe ser simple y sencillo.

Así que, frente al “Plan Puebla Panamá” en particular, y en general contra de todo plan global de fragmentación de la Nación Mexicana, El Ejército Zapatista de Liberación Nacional lanza ahora el… “Plan La Realidad-Tijuana” (RealiTi”, por sus siglas).

El Plan consiste en ligar todas las resistencias en nuestro país y, con ellas, reconstruir desde abajo a la nación mexicana. En todos los estados de la federación existen hombres, mujeres, niños y ancianos que no se rinden y que, aunque no son nombrados, luchan por la democracia, la libertad y la justicia. Nuestro plan consiste en hablar con ellos y escucharlos.

El plan “La Realidad-Tijuana” no tiene presupuesto alguno, ni funcionarios, ni oficinas. Cuenta sólo con la gente que, en su lugar, en su tiempo y en su modo, resiste contra el despojo, y recuerda que la patria no es una empresa con sucursales, sino una historia común. Y la historia no es algo que sólo es pasado. Es también, y sobre todo, futuro.

Como el Corrido del Caballo Blanco, pero en Sombra-Luz y saliendo un domingo de La Realidad (y no de Guadalajara), la palabra y el oído zapatista cruzará todo el territorio nacional, desde Cancún y Tapachula, hasta Matamoros y la Paz, llegará a Tijuana a la luz del día, pasará por Rosarito y no se echará hasta ver Ensenada.

Y no sólo. Puesto que nuestra modesta aspiración es contribuir en algo a la construcción de un mundo donde quepan muchos mundos, también tenemos un plan para los cinco continentes.

Para el norte del continente Americano tenemos el “Plan Morelia-Polo Norte”. Que incluye a la Unión Americana y Canadá.

Para Centroamérica, El Caribe y Sudamérica, tenemos el “Plan La Garrucha-Tierra de Fuego”.

Para Europa y África, tenemos el “Plan Oventik-Moscú” (caminando hacia el oriente) y pasa por Cancún el próximo septiembre.

Para Asia y Oceanía, tenemos el “Plan Roberto Barrios-Nueva Delhi” (caminando hacia el occidente).

Para los cinco continentes el plan es el mismo: luchar contra el neoliberalismo y por la humanidad.

Y para las galaxias también tenemos un plan, pero todavía no sabemos que nombre ponerle (¿”La Tierra-Alpha Centauro”?). Nuestro plan intergaláctico es tan sencillo como los anteriores y consiste, grosso modo, en que no sea una vergüenza llamarse “ser humano”.

Sobra decir que nuestros planes tienen varias ventajas: no son onerosos, no tienen director alguno y se cumplen sin cortes de listones, sin ceremonias aburridas, sin estatuas, y sin que el grupo musical reprima sus ganas de tocar, ahora a ritmo de cumbia y mientras el respetable le da vuelo a la hilacha, ésa que dice “ya se mira el horizonte…”

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
Julio del 2003.
Chiapas, México, Continente Americano, Planeta Tierra, Sistema Solar, Galaxia… Galaxia… ¿Cómo se llama nuestra galaxia?

 

P.D. Hablando de planes perversos, este 25 de julio se cumplen 9 años del atentado que sufrió la comitiva del entonces candidato a gobernador de Chiapas, Amado Avendaño Figueroa. En él perdieron la vida los luchadores sociales Agustín Rubio, Ernesto Fonseca y Rigoberto Mauricio. La justicia sigue pendiente. No sé ustedes, pero nosotros no olvidamos.

Chiapas: la treceava estela. Quinta parte: una historia

La historia de los municipios autónomos rebeldes zapatistas es relativamente joven, tiene 7 años cumplidos y entrada en 8. Aunque fueron declarados en ocasión de la ruptura del cerco de diciembre de 1994, los municipios autónomos rebeldes zapatistas (los MAREZ) tardaron todavía un tiempo en concretarse.

Hoy, el ejercicio de la autonomía indígena es una realidad en tierras zapatistas, y tenemos el orgullo de decir que ha sido conducido por las propias comunidades. En este proceso el EZLN se ha dedicado únicamente a acompañar, y a intervenir cuando hay conflictos o desviaciones. Por eso es que la vocería del EZLN no coincidía con la de los municipios autónomos. Éstos expresaban directamente denuncias, solicitudes, aclaraciones, acuerdos, hermanamientos (no son pocos los municipios autónomos rebeldes zapatistas que sostienen relaciones con municipios de otros países, principalmente de Italia). Si ahora los autónomos han pedido que el EZLN cumpla funciones de portavoz es porque han entrado en una etapa superior de organización y, generalizada ésta, no corresponde a un solo municipio, o a varios, el darlo a conocer. Por eso el acuerdo fue que el EZLN diera a conocer esto que ahora cambia.

Los problemas de las autoridades autónomas, en el período ya pasado, se pueden agrupar en dos tipos; los que se refieren a su relación con la sociedad civil nacional e internacional; y los que se refieren a su autogobierno, es decir, a las relaciones con las comunidades zapatistas y no zapatistas.

En su relación con la sociedad civil nacional e internacional, el problema principal es que hay un desarrollo desequilibrado de los municipios autónomos, de las comunidades que se encuentran dentro de ellos e, incluso, de las familias de zapatistas que viven ahí. Es decir, los municipios autónomos más conocidos (como los que son sedes de los ya extintos “Aguascalientes”) o más a la mano (más cercanos a los centros urbanos o con acceso por carretera), reciben más proyectos y más apoyo. Lo mismo ocurre con las comunidades. Las más conocidas y las que se encuentran a borde de carretera reciben más atención de las “sociedades civiles”.

En el caso de familias de zapatistas, ocurre que la sociedad civil, cuando visita las comunidades o trabaja en proyectos o se instala como campamento de paz, suele construir una relación especial con una o varias familias de la comunidad. Lógicamente, con encargos, regalos o atenciones especiales, esas familias tienen más ventajas que el resto, aunque sean todas zapatistas. No es raro, también que quienes tienen interlocución con la sociedad civil por el cargo que ocupan en la comunidad, en el municipio autónomo, en la región, o en la zona, reciban atenciones especiales y regalos que muchas veces dan de qué hablar en el resto de la comunidad y no siguen el criterio zapatista de “a cada quien según sus necesidades”.

Debo aclarar que no se trata de una relación perversa ni de lo que alguien, con soberbia llamó “contrainsurgencia bien intencionada”, sino de algo natural en las relaciones humanas. Sin embargo, puede producir desequilibrios en la vida comunitaria si no hay contrapesos a esa atención privilegiada.

En lo que se refiere a la relación con las comunidades zapatistas, el “mandar obedeciendo” se ha aplicado sin distinción. Las autoridades deben ver que se cumplan los acuerdos de las comunidades, sus decisiones deben informarse regularmente, y el “peso” del colectivo, junto con el “pasa la voz” que funciona en todas las comunidades, se convierten en un vigilante difícil de evadir. Aún así, se dan casos de quien se da la maña para burlar esto y corromperse, pero no llega muy lejos. Es imposible ocultar un enriquecimiento ilícito en las comunidades. El responsable es castigado obligándolo a hacer colectivo y a reponerle a la comunidad lo que tomó indebidamente.

En cuanto la autoridad se desvía, se corrompe o, para usar un término de acá, “está de haragán”, es removida del cargo y una nueva autoridad la sustituye. En las comunidades zapatistas el cargo de autoridad no tiene remuneración alguna (durante el tiempo en que la persona es autoridad, la comunidad le ayuda en su manutención), es concebido como un trabajo en beneficio del colectivo y es rotativo. No pocas veces es aplicado por el colectivo para sancionar la desidia o el desapego de alguno de sus integrantes, como cuando, a alguien que falta mucho a las asambleas comunitarias, se le castiga dándole un cargo como agente municipal o comisariado ejidal.

Esta “forma” de autogobierno (que aquí resumo en extremo) no es invención o aportación del EZLN. Viene de más lejos y, cuando nació el EZLN, ya tenía un buen rato que esto funcionaba, aunque sólo a nivel de cada comunidad.

Es a raíz del crecimiento desmesurado del EZLN (como ya expliqué, fue a finales de los años 80), que esta práctica pasa de lo local a lo regional. Funcionando con responsables locales (esto es, los encargados de la organización en cada comunidad), regionales (un grupo de comunidades) y de zona un grupo de regiones), el EZLN vio que, de forma natural, quienes no cumplían con los trabajos eran suplidos por otro. Aunque aquí, puesto que se trataba de una organización político-militar, el mando tomaba la decisión final.

Con esto quiero decir que la estructura militar del EZLN “contaminaba” de alguna forma una tradición de democracia y autogobierno. El EZLN era, por así decirlo, uno de los elementos “antidemocráticos” en una relación de democracia directa comunitaria (otro elemento antidemocrático es la Iglesia, pero es asunto de otro escrito).

Cuando los municipios autónomos se echan a andar, el autogobierno no sólo pasa de lo local a lo regional, también se desprende (siempre de modo tendencial) de la “sombra” de la estructura militar. En la designación o destitución de las autoridades autónomas el EZLN no interviene para nada, y sólo se ha limitado a señalar que, puesto que el EZLN, por sus principios, no lucha por la toma del poder, ninguno de los mandos militares o miembros del Comité Clandestino Revolucionario Indígena puede ocupar cargo de autoridad en la comunidad o en los municipios autónomos. Quienes deciden participar en los gobiernos autónomos deben renunciar definitivamente a su cargo organizativo dentro del EZLN.

No voy a extenderme mucho sobre el funcionamiento de los Consejos Autónomos, ellos tienen su propio actuar (“su modo”, decimos nosotros) como aval, y no son pocos los testigos “sociedades civiles” nacionales e internacionales que los han visto funcionando y que trabajan directamente con ellos.

Sin embargo, no quiero que quede la impresión de que se trata de algo perfecto y que sea idealizado. El “mandar obedeciendo” en los territorios zapatistas es una tendencia, y no está exenta de sube-y-bajas, contradicciones y desviaciones, pero es una tendencia dominante. De que ha resultado en beneficio de las comunidades habla el haber logrado sobrevivir en condiciones de persecución, hostigamiento y pobreza que pocas veces pueden encontrarse en la historia del mundo. No sólo, los consejos autónomos han logrado llevar adelante, con el apoyo fundamental de las “sociedades civiles”, una labor titánica: construir las condiciones materiales para la resistencia.

Encargados de gobernar un territorio en rebeldía, es decir, sin apoyo institucional alguno y bajo la persecución y el hostigamiento, los consejos autónomos enfocaron sus baterías a dos aspectos fundamentales: la salud y la educación.

En la salud, no se limitaron a construir clínicas y farmacias (siempre apoyados por las “sociedades civiles”, no hay que olvidarlo), también formaron agentes de salud y mantienen campañas permanentes de higiene comunitaria y de prevención de enfermedades.

Una de esas campañas estuvo, una vez muy cerca de costarme el ser criticado en asamblea (no sé si ustedes conozcan lo que es ser criticado en una asamblea, pero si no, basta que les diga que el infierno debe ser algo parecido) y el ser “mirado” por la comunidad (o sea que la gente te “mira”, pero con una de esas miradas que dan escalofríos, en fin, una especie de purgatorio). Resulta que, creo que fue en la Realidad, me encontraba yo de paso y pernoctaba en una de las champas que tienen los compas para esos casos. Ese día pasó el “comité de salud” de la comunidad a revisar las letrinas de cada casa (había acuerdo que las letrinas debían ser tapadas regularmente con cal o ceniza, para evitar la proliferación de enfermedades). Por supuesto que nuestra letrina no tenía ni cal ni ceniza. Los “comité de salud” me dijeron, amablemente, “compañero subcomandante insurgente Marcos, estamos revisando las letrinas por acuerdo de la comunidad y su letrina no tiene ni cal ni ceniza y entonces tiene que ponerle y mañana vamos a venir para ver si ya tiene”. Yo empecé a balbucear algo sobre el viaje, el caballo renco, los comunicados, los movimientos militares, los paramilitares y no me acuerdo qué más. Los “comité de salud” escucharon pacientemente hasta que dejé de hablar y sólo dijeron “es todo compañero subcomandante insurgente Marcos”. Por supuesto que al día siguiente, cuando pasaron los “comité de salud”, la letrina tenía ceniza, cal, arena, y cemento no, pero nomás porque no encontré, que si no hasta sellaba para siempre la mentada letrina.

En la educación, en tierras en las que no había ni escuelas, mucho menos maestros, los Consejos Autónomos (con el apoyo de las “sociedades civiles”, no me cansaré de repetirlo) construyeron escuelas, capacitaron promotores de educación y, en algunos casos, hasta crearon sus propios contenidos educativos y pedagógicos. Manuales de alfabetización y libros de texto son confeccionados por los “comité de educación” y promotores, acompañados por “sociedades civiles” que saben de estos asuntos. En algunas regiones (no en todas, es cierto) ya se logró que asistan a la escuela las niñas, ancestralmente marginadas del acceso al conocimiento. Aunque se ha conseguido que las mujeres ya no sean vendidas y elijan libremente a su pareja, existe todavía en tierras zapatistas lo que las feministas llaman “discriminación de género”. La llamada “ley revolucionaria de las mujeres” dista todavía buen trecho de ser cumplida.

Siguiendo con la educación, en algunas partes las bases zapatistas han hecho acuerdos con maestros de la sección democrática del sindicato del magisterio (o sea los que no están con Gordillo) para que no hagan labor de contrainsurgencia y respeten los contenidos recomendados por los Consejos Autónomos. Zapatistas como son de por sí, estos maestros democráticos aceptaron el acuerdo y han cumplido a cabalidad.

Ni los servicios de salud ni los educativos abarcan todas las comunidades zapatistas, es cierto, pero buena parte de ellas, la mayoría, ya tiene modo de conseguir una medicina, atenderse una enfermedad y de que haya un vehículo para llevarlo a la ciudad en caso de enfermedad o accidente graves. La alfabetización y la primaria están generalizándose apenas, pero una región ya cuenta con una secundaria autónoma que, por cierto, en estos días, “gradúa” a una nueva generación compuesta por hombres y, ojo, mujeres indígenas.

Hace unos días me enseñaron los diplomas y los certificados de estudios de la Secundaria Rebelde Autónoma Zapatista. Mi modesta opinión es que deberían hacerlos de chicle, porque están encabezados con un “EZLN. Ejército Zapatista de Liberación nacional”, y luego se lee (en “castillo” y en tzotzil) “El Sistema Educativo Rebelde Autónomo Zapatista de Liberación Nacional ( se refiere al que funciona en los Altos, porque en otras zonas hay otros sistemas educativos) certifica que el (la) alumno (a) fulano (a) cursó satisfactoriamente los tres grados de Secundaria Autónoma, de acuerdo a los Planes y Programas Zapatistas en la ESRAZ, Escuela Secundaria Rebelde Autónoma Zapatista “1º. De enero de 1994″, obteniendo un promedio general de ____. Por lo que nuestro Sistema Educativo le reconoce su esfuerzo, sus aportes a la lucha de resistencia y le invita a compartir con nuestros pueblos, lo que el pueblo le ha dado”. Y luego se dice “¡Por una educación liberadora!, ¡Por una educación científica y popular!. Me pongo al servicio de mi pueblo.” Así que, en caso de persecución, el alumno no sólo no podrá exhibirlo sino tendrá que comérselo, por eso mejor de Chicle. Está también la boleta de calificaciones (que aparece como “Reconocimiento”) y en él se leen las materias (en realidad no son materias, sino “áreas”) que se cursan: Humanismo, Deportes, Artística, Reflexión de la realidad, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Reflexión de la lengua materna, Comunicación, Matemáticas, y Producción y servicios a la Comunidad. Sólo hay dos evaluaciones: “A” (“área aprobada”) y “ANA” (“área no aprobada”). Yo sé que las “Anas” que en el mundo hay se van a ofender, pero yo nada puedo hacer porque, como digo, los autónomos son autónomos.

La educación es gratuita y los “comités de educación” se esfuerzan (reitero: con el apoyo de las “sociedades civiles”) porque cada alumno tenga un su cuaderno y un su lapicero, sin que tenga que pagar por ello.

En la salud se está haciendo el esfuerzo porque sea también gratuita. En algunas clínicas zapatistas ya no se cobra a los compañeros, ni la consulta, ni la medicina, ni la operación (si ésta es necesaria y es posible realizar en nuestras condiciones), y en el resto se cobra sólo el costo de la medicina, no así la consulta y la atención médica. Nuestras clínicas tienen el apoyo y la participación directa de especialistas, cirujanos, doctores y doctoras, enfermeras y enfermeros, de la sociedad civil nacional e internacional, así como de alumnos y pasantes de medicina y odontología de la UNAM, de la UAM, y de otros institutos de estudios superiores. No cobran ni un solo peso y, no pocas veces, ponen de su bolsillo.

Yo sé que más de alguno estará pensando que ya parece informe de gobierno y que nomás falta que diga “el número de pobres se ha reducido” o alguna “foxeada” por el estilo, pero no, acá el número de pobres ha crecido porque el número de zapatistas ha crecido, y una cosa va con la otra.

Por eso quiero remarcar que todo esto se da en condiciones extremas de pobreza, carencia y limitaciones técnicas y de conocimientos, además que el gobierno hace todo lo posible por bloquear los proyectos que provienen de otros países.

Hace poco me platicaban unos “sociedades civiles” los sufrimientos que tuvieron que pasar para traer una congeladora que funciona con energía solar. El proyecto consiste en vacunar a los niños, pero la mayoría de las comunidades no tienen energía eléctrica o, si la tienen, no tienen refrigerador. Así que la congeladora permitiría mantener las vacunas hasta que fueran aplicadas a quienes las necesitan. Bueno, pues resulta que para traer la mentada congeladora había que hacer infinidad de trámites burocráticos y, según se investigó, sólo había una organización que podía traer del extranjero lo que quisiera y de manera expedita: la “Fundación Vamos México” de Martha Sahagún de Fox. Por supuesto que no se recurrió a esa agencia de publicidad. Se cumplieron todos los trámites y, aunque tarde, la congeladora se instalará y habrá vacunas.

Además de educación y salud, los Consejos Autónomos ven los problemas de tierras, trabajo y de comercio, donde avanzan un poco. Ven también asuntos de vivienda y alimentación,. Donde estamos en pañales. Donde se está un poco bien es en cultura e información. En cultura se promueven, sobre todo, la defensa de la lengua y las tradiciones culturales. En información, a través de las diversas estaciones de radio zapatista, se trasmiten noticieros en lengua. También, regularmente y alternados con música de todo tipo, se transmiten mensajes recomendando a los varones el respeto a las mujeres, y llamando a las mujeres a organizarse y exigir el respeto a sus derechos. Y, no es por nada, pero nuestra cobertura sobre la guerra en Irak fue muy superior a la de CNN (lo que, bien visto, no significa mucho).

Los Consejos Autónomos también administran la justicia. Los resultados son irregulares. En algunos lados (por ejemplo en San Andrés Sakamch’en de los Pobres) hasta los priístas acuden a la autoridad autónoma porque, dicen, “ellos si atienden y resuelven “la” problema”. En otros, como explicaré ahora, se presentan problemas.

Si la relación de los Consejos Autónomos con las comunidades zapatistas está llena de contradicciones, la relación con comunidades no zapatistas ha sido de constante fricción y enfrentamiento.

En las oficinas de las organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos (y en la Comandancia General del EZLN) hay un buen tanto de denuncias en contra de los zapatistas por supuestas violaciones a los derechos humanos, injusticias y arbitrariedades. En el caso de las denuncias que recibe la Comandancia, se turnan a los comités de Zona para investigar su veracidad y, en caso positivo, solucionar el problema juntando a las partes para hacer acuerdo.

Pero en el caso de los organismos defensores de los derechos humanos hay dudas y confusiones porque no está definido a quién hay que dirigirse. ¿Al EZLN o a los Consejos Autónomos?

Y tienen razón (los defensores de los derechos humanos), porque no existe claridad sobre este asunto. También está el problema de las diferencias entre derecho positivo y los llamados “usos y costumbres” (como les dicen los juristas) o “camino del buen pensamiento” (como les decimos nosotros). La solución de éste último corresponde a quienes han hecho de la defensa de los derechos humanos su vida. O, como en el caso Digna Ochoa (que para la fiscal especial no fue mas que una oficinista -como si ser oficinista fuera ser menos-, pero que para los perseguidos políticos fue, y es, una defensora), su muerte. En lo que atañe a una definición clara de a quién o quienes hay que dirigirse para dar curso a esas denuncias, les corresponde a los zapatistas. Y en estos días se conocerá cómo tratarán de resolverlo. En fin, que no son pocos los problemas que enfrenta la autonomía indígena en territorios zapatistas. Para tratar de solucionar algunos de ellos, se han realizado cambios importantes en su estructura y funcionamiento. Pero de esto les contaré después, ahora sólo quise dar una breve semblanza de en dónde estamos.

Esta larga explicación se debe a que la construcción de esta autonomía indígena no ha sido sólo obra de los zapatistas. Si la conducción del proceso ha sido exclusiva de las comunidades, la realización ha contado con el apoyo de muchos y muchas más.

Si el alzamiento del 1 de enero de 1994 fue posible por la complicidad conspirativa de decenas de miles de indígenas, la construcción de la autonomía en territorio rebelde es posible por la complicidad de cientos de miles de personas de diferentes colores, diferentes nacionalidades, diferentes culturas, diferentes lenguas, en fin, de mundos diferentes.

Ellos y ellas, con su apoyo, han hecho posible (en lo bueno, porque lo malo es sólo responsabilidad nuestra) no que se solucionen las demandas de los indígenas rebeldes zapatistas, pero sí que mejoren un poco sus condiciones de vida y, sobre todo, que hayan sobrevivido y hecho crecer una más, acaso la más pequeña, de las alternativas frente a un mundo que excluye a todos los “otros”, es decir, a indígenas, jóvenes, mujeres, niños, migrantes, trabajadores, maestros, campesinos, taxistas, comerciantes, desempleados, homosexuales, lesbianas, transexuales, religiosos comprometidos y honestos, artistas e intelectuales progresistas, y ___ (agregue usted lo que falte).

Para todos ellos y ellas (y quienes no son ni ellos ni ellas) debiera haber también un su diploma que dijera “El Ejército Zapatista de Liberación Nacional y las Comunidades Indígenas Rebeldes Zapatistas certifican que ________(nombre del -o la- cómplice en cuestión) es nuestro hermano(a) y tiene, en estas tierras y con nosotros, como casa un moreno corazón, como alimento la dignidad, como bandera la rebeldía, y como mañana uno donde en el mundo quepan muchos mundos. Dado en suelos y cielos zapatistas a los tantos días del mes tal del año etcétera”, y firman los y las zapatistas que saben hacerlo, y los que no pues lo ponen su huella”. Yo, en un rincón, pondría:

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Julio del 2003.

(Continuará…)

Chiapas: la treceava estela. Sexta parte: un buen gobierno

En cada uno de los cinco “Caracoles” que están por nacer en territorio rebelde, se trabaja a marchas forzadas para que todo esté listo (bueno, como me dijo un compa comité: “va a estar un poco listo, pero no mero, pero sí un poco bastante”). Con más entusiasmo que sapiencia, se edifica, se pintan (o repintan) las construcciones, se limpia, se acomoda, se reordena. Un constante martillar-aserrar-cavar-sembrar suena en las montañas del sureste mexicano, con música de fondo que varía de uno a otro lado. Allá, por ejemplo, son “Los Bukis” y “Los Temerarios”; en otro lado, “Los Tigres del Norte” y “El Dueto Castillo”; más para allá, “Filiberto Remigio”, “Los Nakos”, “Gabino Palomares”, “Oscar Chávez”; más para acá, “Maderas Rebeldes” (que es un grupo musical zapatista que, sorpresivamente, escala a pasos agigantados el “hit parade” local -no he averiguado si escala hacia arriba o hacia abajo-).

Y en cada “Caracol” se distingue perfectamente una nueva construcción, la llamada “Casa de la Junta de Buen Gobierno”. Según se alcanza a ver, habrá una “Junta de Buen Gobierno” en cada zona y representa un esfuerzo organizativo de las comunidades, no sólo para enfrentar los problemas de la autonomía, también para construir un puente más directo entre ellas y el mundo. Así que:

Para tratar de contrarrestar el desequilibrio en el desarrollo de los municipios autónomos y de las comunidades.

Para mediar en los conflictos que pudieran presentarse entre municipios autónomos, y entre municipios autónomos y municipios gubernamentales.

Para atender las denuncias contra los Consejos Autónomos por violaciones a los derechos humanos, protestas e inconformidades, investigar su veracidad, ordenar a los Consejos Autónomos Rebeldes Zapatistas, la corrección de estos errores, y para vigilar su cumplimiento.

Para vigilar la realización de proyectos y tareas comunitarias en los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, cuidando que se cumplan los tiempos y formas acordados por las comunidades; y para promover el apoyo a proyectos comunitarios en los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas.

Para vigilar el cumplimiento de las leyes que, de común acuerdo con las comunidades, funcionen en los Municipios Rebeldes Zapatistas.

Para atender y guiar a la sociedad civil nacional e internacional para visitar comunidades, llevar adelante proyectos productivos, instalar campamentos de paz, realizar investigaciones (ojo: que dejen beneficio a las comunidades), y cualquier actividad permitida en comunidades rebeldes.

Para, de común acuerdo con el CCRI-CG del EZLN, promover y aprobar la participación de compañeros y compañeras de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas en actividades o eventos fuera de las comunidades rebeldes; y para elegir y preparar a esos compañeros y compañeras.

En suma, para cuidar que en territorio rebelde zapatista el que mande, mande obedeciendo, se constituirán, el 9 de agosto del 2003, las llamadas “Juntas de Buen Gobierno”.

Sus sedes estarán en los “Caracoles”, habrá una junta por cada zona rebelde y estará formada por 1 ó 2 delegados de cada uno de los Consejos Autónomos de dicha zona.

Siguen siendo funciones exclusivas de gobierno de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas: la impartición de justicia; la salud comunitaria; la educación; la vivienda; la tierra; el trabajo; la alimentación; el comercio; la información y la cultura; el tránsito local.

El Comité Clandestino Revolucionario Indígena en cada zona vigilará el funcionamiento de las Juntas de Buen Gobierno para evitar actos de corrupción, intolerancia, arbitrariedades, injusticia y desviación del principio zapatista de “Mandar Obedeciendo”.

Cada Junta de Buen Gobierno tiene un su nombre, elegido por los Consejos Autónomos respectivos:

La Junta de Buen Gobierno Selva Fronteriza (Que abarca desde Marqués de Comillas, la región de Montes Azules, y todos los municipios fronterizos con Guatemala hasta Tapachula), se llama “HACIA LA ESPERANZA”, y agrupa a los municipios autónomos de “General Emiliano Zapata”, “San Pedro de Michoacán”, “Libertad de los Pueblos Mayas”, “Tierra y Libertad”.

La Junta de Buen Gobierno Tzots Choj ( que abarca parte de los territorios donde se encuentran los municipios gubernamentales de Ocosingo, Altamirano, Chanal, Oxchuc, Huixtán, Chilón, Teopisca, Amatenango del Valle), se llama “CORAZÓN DEL ARCOIRIS DE LA ESPERANZA” (en lengua; “Yot’an te xojobil yu’un te smaliyel”), y agrupa a los municipios autónomos de “17 de Noviembre”, “Primero de Enero”, “Ernesto Ché Guevara”, “Olga Isabel”, “Lucio Cabañas”, “Miguel Hidalgo”, “Vicente Guerrero”.

La Junta de Buen Gobierno Selva Tzeltal (que abarca parte de los territorios donde se encuentra el municipio gubernamental de Ocosingo), se llama “EL CAMINO DEL FUTURO” (en lengua: “Te s’belal lixambael”) y agrupa a los municipios autónomos de “Francisco Gómez”, “San Manuel”, “Francisco Villa”, y “Ricardo Flores Magón”.

La Junta de Buen Gobierno Zona Norte de Chiapas (que abarca parte de los territorios en donde se encuentran los municipios gubernamentales del norte de Chiapas, desde Palenque hasta Amatán), se llama “NUEVA SEMILLA QUE VA A PRODUCIR” (en tzeltal “yach’il ts’ unibil te yax bat’p´oluc”; y en chol: “Tsi Jiba Pakabal Micajel Polel”), y agrupa a los municipios autónomos de “Vicente Guerrero”, “Del Trabajo”, “La Montaña”, “San José en Rebeldía”, “La paz”, “Benito Juárez”, “Francisco Villa”.

La Junta de Buen Gobierno Altos de Chiapas (que abarca parte de los territorios donde se encuentran los municipios gubernamentales de los Altos de Chiapas y se extiende hasta Chiapa de Corzo, Tuxtla Gutiérrez, Berriozábal Ocozocuautla y Cintalapa”), se llama “CORAZÓN CÉNTRICO DE LOS ZAPATISTAS DELANTE DEL MUNDO” (en lengua: “Ta olol yoon zapatista tas tuk’il sat yelob sjunul balumil”), y agrupa a los municipios autónomos de “San Andrés Sakamchén de los Pobres”, “San Juan de la Libertad”, “San Pedro Polhó”, “Santa Catarina”, “Magdalena de la Paz”, “16 de Febrero”, y “San Juan Apóstol Cancuc”.

Entre las primeras disposiciones de las Juntas de Buen Gobierno están las siguientes:

Uno.- Ya no se permitirá que los donativos y apoyos de la sociedad civil nacional e internacional sean destinados a alguien en particular o a una comunidad o municipio autónomo preciso. La Junta de Buen Gobierno decidirá, después de evaluar la situación de las comunidades, a dónde es más necesario que ese apoyo se dirija. La Junta de Buen Gobierno impone a todos los proyectos el llamado “impuesto hermano” que es del 10 % del monto total del proyecto. Es decir, si una comunidad, municipio o colectivo recibe un apoyo económico para un proyecto, deberá entregar el 10 % a la Junta de Buen Gobierno para que ésta lo destine a otra comunidad que no recibe apoyo. El objetivo es equilibrar un poco el desarrollo económico de las comunidades en resistencia. Por cierto, no se aceptarán sobras, limosnas ni la imposición de proyectos.

Dos.- Sólo se reconocerán como zapatistas a las personas, comunidades, cooperativas y sociedades de producción y comercialización que estén registradas en una Junta de Buen Gobierno. Así se evitará que se hagan pasar por zapatistas personas que no sólo no lo son, sino que incluso son anti-zapatistas (tal es el caso de algunas cooperativas de producción y comercialización de café orgánico). Los excedentes o bonificaciones por la comercialización de productos de cooperativas y sociedades zapatistas se entregarán a las Juntas de Buen Gobierno para que se apoye a los compañeros y compañeras que no pueden comercializar sus productos o no reciben ningún tipo de apoyo.

Tres.- Es común que gente deshonesta engañe a la sociedad civil nacional o internacional presentándose en las ciudades como “zapatistas” supuestamente enviados en “misión secreta o especial” a pedir dinero para enfermos, proyectos, viajes o cosas por el estilo. A veces, incluso, se llega a ofrecer entrenamiento en supuestas, y falsas, “casas de seguridad” del EZLN en la Ciudad de México. En el primer caso son engañados intelectuales, artistas y profesionistas y no pocos funcionarios de gobiernos locales. En el segundo caso son jóvenes estudiantes los que son víctimas de la mentira. El EZLN aclara que no tiene ninguna “casa de seguridad” en la Ciudad de México y no ofrece entrenamiento alguno. Esas malas personas, según nuestros informes, están involucradas en bandolerismo, y el dinero que reciben, que supuestamente piden para las comunidades, es usado para beneficio personal. El EZLN ha iniciado ya una investigación para establecer la responsabilidad de quienes usurpan su nombre y embaucan a la gente buena y honesta. Como es difícil contactar a la Comandancia General del EZLN para comprobar si tal persona es o no parte del EZLN o base de apoyo, y si es cierto o no lo que dice, ahora bastará ponerse en contacto con una de las Juntas de Buen Gobierno (la de la zona de la que diga provenir el “engañador”) y en cuestión de minutos se les dirá si es cierto o no, y si es o no zapatista. Para esto las Juntas de Buen Gobierno expedirán certificaciones y acreditaciones que no obstante, deberán ser corroboradas.

Éstas y otras decisiones serán tomadas por las Juntas de Buen Gobierno (que se llaman así, aclaro yo, no porque ya sean “buenas” de por sí, sino para diferenciarlas claramente del “mal gobierno”).

Así que ahora las “sociedades civiles” ya saben con quien tienen que ponerse de acuerdo para proyectos, campamentos de paz, visitas, donativos y etcétera. Los defensores de los derechos humanos ya saben a quién deben turnar las denuncias que reciben y de quien deben esperar respuesta. El ejército y la policía ya saben a quién atacar (nomás teniendo en cuenta que ahí si ya nos metemos también nosotros o sea el EZLN). Los medios de comunicación que dicen lo que les pagan que digan, ya saben a quien calumniar y/o ignorar. Los medios de comunicación honestos ya saben a dónde se puede acudir para solicitar entrevistas o reportajes en comunidades. El gobierno federal y su “comisionado” ya saben qué es lo que tienen que hacer como que no existe. Y el Poder del Dinero ya sabe a quién otro debe temer.

Siguen el ruido y el ajetreo. En algún lado, alguien da vuelta al dial de la radio y, de pronto, se escucha con nitidez: “Éste es Radio Insurgente, Voz de los Sin Voz, transmitiendo desde algún lugar de las montañas del Sureste Mexicano”, luego una marimba suena al ritmo inconfundible de “Ya se mira el horizonte”. Los compañeros y compañeras detienen un momento su trabajo y empiezan a intercambiar comentarios en lengua indígena. Apenas un momento. Nuevamente se reanuda la algarabía del trabajo.

Es curioso. De Pronto se me ha ocurrido que estos hombres y mujeres no parecen estar construyendo unas cuantas casas. Parece como si fuera un mundo nuevo lo que levantan en medio de toda esta bulla. Pero tal vez no. Tal vez son, en efecto, Sólo unas cuantas construcciones, y no ha sido sino el efecto de sombra y luz, que la madrugada tiende sobre las comunidades donde se trazan los “Caracoles”, que me hizo pensar que era un mundo nuevo lo que se construía.

Me voy a un rincón de la madrugada y enciendo la pipa y la duda. Entonces, claramente, me escucho a mí mismo diciendo: “Tal vez no… pero tal vez sí…”.

(Continuará…)

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Julio del 2003.

Chiapas: la treceava estela. Séptima y última parte: una posdata

¡Ya está aquí! ¡Ha vuelto! ¡Después de un tiempo aciago en que no nos deleitó con su estilo sin igual! ¡Con ustedes! ¡La única! ¡La inclonable! ¡La inconmensurable! ¡La añorada! ¡Laaaaa…. Posdaaaaata Recurrrrrrrrrente! ¡Siiiii! ¡Yupii! ¡Hurra! ¡Bravo! ¡Albricias! (Se supone que aquí el respetable prorrumpe en aplausos plenos de júbilo).

P.D. QUE TIENDE LA MANO Y LA PALABRA.- Es oficial: está usted formalmente invitada(o) a la celebración de la muerte de los “Aguascalientes”, y a la fiesta para nombrar a los “Caracoles” y el inicio de las “Juntas de Buen Gobierno “. Será en Oventik, Municipio Autónomo de San Andrés Sakamch’en de Los Pobres, Chiapas Zapatista y Rebelde, los días 8, 9 y 10 de agosto del 2003. O sea que, como decimos acá la llegada el 8, la fiesta el 9 y el regreso el 10. A la entrada del Caracol de Oventik hay un letrero que reza: “Está usted en Territorio Rebelde Zapatista: aquí manda el pueblo y el gobierno obedece” (yo quiero poner uno parecido en nuestros campamentos, pero que diga: “aquí manda el Sup y cada quien hace lo que le da la gana”. Suspiro.)

P.D. QUE REVELA INFORMACIÓN CLASIFICADA.- En la fiesta, según revelan nuestros servicios de inteligencia (que después de todo no son tan inteligentes porque todavía no encuentro un mi calcetín que perdí el otro día), estarán presentes los Consejos Autónomos de TODOS los municipios rebeldes zapatistas, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN, y algunos cuantos miles de bases de apoyo. Habrá pocos discursos y muchas canciones (se rumora insistentemente en que llegarán grupos musicales zapatistas de las distintas zonas y harán un hiper-mega-magna-súper-dúper concierto sin más motivo que la alegría de seguir vivos y rebeldes -comparado con éste, cualquier concierto tecno será como una merienda con piñata, gorritos y bolsita de dulces-).

En el improbable caso de que usted decida asistir y compartir esta alegría con los transgresores de la ley, haría bien en escuchar las siguientes recomendaciones:

P.D. QUE LE ECHA MUCHA CREMA A SUS TACOS PORQUE DICE QUE TODAVÍA PARAGUAS (POR LA LLUVIA, SE ENTIENDE).- En tierras zapatistas el suelo, además de digno y rebelde, es frío, húmedo y lodoso. Las fiestas suelen ser tan animadas que la lluvia no puede contenerse y se da en participar, de manera por demás copiosa, justo en mitad de bailes y sentidas palabras. Por eso no estaría nada mal que con usted llevara, además de pies ligeros para la danza, algún paraguas, nylon, plástico, impermeable (o de perdida un periódico), para cubrirse por arriba y por abajo. Una de esas horribles “bolsas para dormir” (o “sleeping bags”) le sería de gran utilidad si tiene la fortuna de poder interponer algo entre usted y la lluvia, y entre usted y el suelo.

P.D. QUE SE SANTIGUA.- En suelos zapatones, el único techo garantizado es el que tensa el sostenedor del cielo (el Viejo Antonio dixit), y, dado lo explicado en la posdata anterior, en estos días y noches llueve como si lo que abundara acá fuera la sed y no la dignidad. Por ello, debe usted estar en la disposición de dormir (¡Ave María Purísima!) con muchos y muchas más, bajo un mismo techo y en una promiscuidad tal, que deja a las orgías romanas en la categoría de “fiestas infantiles”.

O deberá llevar una de esas casitas de campaña (que son muy prácticas, porque son las primeras en naufragar en la lluvia y el lodo) para pasar los contadísimos momentos de silencio y tranquilidad.

P.D. Que se prepara una torta “MARCO’S SPECIAL”.- Bajo cielos zapatudos, el único alimento que abunda y redunda es la esperanza. Puesto que, según estudios científicos, es necesaria una dieta balanceada para completar la esperanza con calorías, carbohidratos, vitaminas, hidrocarburos, y otras cosas parecidas, haría bien usted en cargar una ración adecuada de comida enlatada, comida chatarra, tortugas, galletas (si son “pancrema” serán requisadas) o algo por el estilo, porque puede que lo único que encuentre acá sean tortillas (y a lo mejor ni eso).

P.D. QUE SINTONIZA.- Si tiene usted, cargue con un su radio de onda corta (o “empreste” uno, pero no lo compre a menos que sea con el ambulantaje o el pequeño comercio -salen mejores que lo de los grandes centros comerciales-), porque el día 9 de agosto a una hora que no hemos decidido todavía, se escuchará la primera emisión intergaláctica de “Radio Insurgente”. Aún s usted decide castigarnos con el látigo de su desprecio, donde quiera que esté podrá sintonizarnos. La banda y la frecuencia precisas son: banda de 49 metros, en los 5.8 megaherz, en onda corta. Como es de esperar que el supremo interfiera la emisión, muévase en su dial con el mismo contoneo de las caderas en una cumbia y busque hasta encontrarnos.

P.D. QUE ECHA PORRAS.- En el magno evento habrá también un reñido torneo de baloncesto. En él se alzará con la victoria el mejor equipo (nota: cualquier equipo foráneo que ose derrotar a los locales – o sea a los zapatistas-, será tomado prisionero, obligado a escuchar, completo, el programa “Fox Contigo”, y declarado “ilegal” por lo que su victoria será anulada). ¡Participa! ¡Apoya a tu equipo preferido! (nota: cualquier muestra de apoyo o simpatía del respetable hacia un equipo que no sea el de los locales -o sea los zapatistas- será repudiada unánimemente y la persona responsable será detenida y remitida a la asamblea más cercana para ser criticada y “mirada”). ¡Habrá equipos de todo el planeta (Estados Unidos, Euzkal Herria, Estado Español, Francia, Italia, UNAM, UAM, POLI, ENAH, “Sociedades Civiles”, “Desmadre, S.A. de R. L, de C.V.” y otros), incluyendo al “dream team” de la “Escuela Secundaria Rebelde Autónoma Zapatista Primero de Enero de Mil Novecientos Noventa y Cuatro” (cuando acaben de decir su nombre, el equipo contrario ya se habrá dormido)!. Es casi seguro que la final será EZLN vs EZLN (para garantizarlo, se distribuirán generosas raciones de pozol agrio a los otros equipos). Se rumora que hay una fuerte pugna entre los grandes consorcios multinacionales de noticias deportivas para conseguir los derechos de transmisión, pero parece ser que la exclusiva la tiene el Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica. Se dice también que las apuestas en Las Vegas están 7 veces 7 contra 0.0001 (a favor de los zapatudos, of course).

Vale. Salud y si no puede llegar, no se preocupe, igual estará con nosotros.

(Ya no continuará)

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, julio del 2003.

 

 

 

Juntas de Buen Gobierno y Caracoles creados en agosto de 2003

En el Caracol de la Realidad llamado “MADRE DE LOS CARACOLES DEL MAR DE NUESTROS SUEÑOS”, estará ubicada la JUNTA DE BUEN GOBIERNO SELVA FRONTERIZA “HACIA LA ESPERANZA”, que comprende los siguientes Municipios Autónomos:

General Emiliano Zapata, Cabecera Municipal:
San Pedro de Michoacán, Cabecera Municipal:
Libertad de los Pueblos Mayas, Cabecera Municipal:
Tierra y Libertad, Cabecera Municipal:

Abarca desde Marqués de Comillas, la región de Montes Azules y todos los municipios fronterizos con Guatemala hasta Tapachula. Sus habitantes son mayoritariamente tojolabales, tzeltales y mames.


En el Caracol de Morelia, llamado “TORBELLINO DE NUESTRAS PALABRAS”, estará la JUNTA DE BUEN GOBIERNO TZOTS CHOJ “CORAZÓN DEL ARCOIRIS DE LA ESPERANZA”, que comprende los Municipios Autónomos de:

17 de Noviembre, Cabecera Municipal: Ejido Morelia
Primero de Enero, Cabecera Municipal: Sibajcá
Ernesto Ché Guevara, Cabecera Municipal: Moisés Gandhi
OLga Isabel, Cabecera Municipal:
Lucio Caballas, Cabecera Municipal: Tushakiljá
Miguel Hidalgo, Cabecera Municipal:
Vicente Guerrero, Cabecera Municipal:

Abarca parte de los territorios donde se encuentran los municipios gubernamentales de Ocosingo, Altamirano, Chanal, Oxchuc, Huixtán, Chilón, Teopisca, Amatenango del Valle). Sus habitantes son mayoriatariamente tzeltales, tzotziles y tojolabales.


En el Caracol de la Garrucha llamado “RESISTENCIA HACIA UN NUEVO AMANECER”, se ubicará la JUNTA DE BUEN GOBIERNO SELVA TZELTAL “EL CAMINO DEL FUTURO”, que comprende los Municipios Autónomos de:

Francisco Gómez, Cabecera Municipal: Ejido La Garrucha
San Manuel, Cabecera Municipal:
Francisco Villa, Cabecera Municipal:
Ricardo Flores Magón, Cabecera Municipal:

Abarca parte de los territorios donde se encuentra el municipio gubernamental de Ocosingo, y sus habitantes son mayoritariamente tzeltales.


En el Caracol de Roberto Barrios, llamado “EL CARACOL QUE HABLA PARA TODOS”, estará la JUNTA DE BUEN GOBIERNO Zona Norte DE CHIAPAS “NUEVA SEMILLA QUE VA A PRODUCIR”, con los Municipios Autónomos de:

Vicente Guerrero, Cabecera Municipal:
Del Trabajo, Cabecera Municipal:
La Montaña, Cabecera Municipal:
San José en Rebeldía, Cabecera Municipal:
La Paz, Cabecera Municipal:
Benito Juarez, Cabecera Municipal:
Francisco Villa, Cabecera Municipal:

Abarca parte de los territorios en donde se encuentran los municipios gubernamentales del norte de Chiapas, desde Palenque hasta Amatán, con una población mayoritariamente choles, zoques y tzeltales.


En el Caracol de Oventik, llamado “RESISTENCIA Y REBELDÍA POR LA HUMANIDAD”, estará la JUNTA DE BUEN GOBIERNO ALTOS DE CHIAPAS “CORAZÓN CÉNTRICO DE LOS ZAPATISTAS DELANTE DEL MUNDO”, con los siguientes Municipios Autónomos:

San Andrés Sakamchén de los Pobres, Cabecera Municipal:
San Juan de la Libertad, Cabecera Municipal:
San Pedro Polhó, Cabecera Municipal:
Santa Catarina, Cabecera Municipal:
Magdalena de la Paz, Cabecera Municipal:
16 de Febrero, Cabecera Municipal:
San Juan Apóstol Cancuc, Cabecera Municipal:

Su población es mayoritariamente de tzotziles y tzeltales.

Fuente: Chiapas: la treceava estela. Sexta parte: un buen gobierno.


2019: Los nuevos Caracoles y Centros de Resistencia Autónoma y Rebeldía Zapatista

Herman@s, compañer@s:

Nos presentamos ante ustedes con nuevos Caracoles y más municipios autónomos rebeldes zapatistas en nuevas zonas del sureste mexicano.

Ahora tendremos también Centros de Resistencia Autónoma y Rebeldía Zapatista. En la mayoría de los casos, estos centros serán también sede de caracoles, Juntas de Buen Gobierno y Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ).

Aunque con lentitud, como debe ser según su nombre, los 5 caracoles originales se reprodujeron después de 15 años de trabajo político y organizativo; y los MAREZ y sus Juntas de Buen Gobierno también tuvieron que hacer crías y ver que crecieran. Ahora serán 12 caracoles con sus Juntas de Buen Gobierno.

Aquí les nombramos los nuevos Centros de Resistencia Autónoma y Rebeldía Zapatista (CRAREZ). Son 11 Centros nuevos, más los 5 caracoles originales, 16. Además los municipios autónomos originales, que son 27, total de centros Zapatistas son 43.

Nombres y ubicación de los nuevos Caracoles y Marez:
1.- Nuevo caracol, su nombre: Colectivo el corazón de semillas rebeldes, memoria del Compañero Galeano. Su Junta de Buen Gobierno se llama: Pasos de la historia, por la vida de la humanidad. Su sede es La Unión. Tierra recuperada. A un lado del ejido San Quintín, donde está el cuartel del ejército del mal gobierno. Municipio oficial de Ocosingo.
2.- Nuevo municipio Autónomo, se llama: Esperanza de la Humanidad; su sede es en: el ejido Santa María. Municipio oficial de Chicomuselo.
3.- Otro Nuevo Municipio autónomo, se llama: Ernesto Che Guevara. Su sede es en El Belén. Municipio oficial de Motozintla.
4.- Nuevo Caracol su nombre: Espiral digno tejiendo los colores de la humanidad en memoria de l@s caídos. Su Junta de Buen Gobierno se llama: Semilla que florece con la conciencia de l@s que luchan por siempre. Su sede es en Tulan Ka’u, tierra recuperada. Municipio oficial de Amatenango del Valle.
5.- Otro Caracol Nuevo. Su nombre es: Floreciendo la semilla rebelde. Su Junta de Buen Gobierno, se llama: Nuevo amanecer en resistencia y rebeldía por la vida y la humanidad. Su sede es en el Poblado Patria Nueva, tierra recuperada. Municipio oficial de Ocosingo.
6.- Nuevo municipio autónomo, se llama: Sembrando conciencia para cosechar revoluciones por la vida. Su sede es en: Tulan Ka’u. Tierra recuperada. Municipio oficial de Amatenango del Valle.
7.- Nuevo Caracol. Su nombre es: En Honor a la memoria del Compañero Manuel. Su Junta de Buen Gobierno, se llama: El pensamiento rebelde de los pueblos originarios. Su sede es en: Dolores Hidalgo. Tierra recuperada. Municipio oficial de Ocosingo.
8.- Otro Nuevo Caracol. Su nombre es: Resistencia y Rebeldía un Nuevo Horizonte. Su Junta de Buen Gobierno, se llama: La luz que resplandece al mundo. Su sede es en el Poblado Nuevo Jerusalén. Tierra recuperada. Municipio oficial de Ocosingo.
9.- Nuevo Caracol, se llama: Raíz de las Resistencias y Rebeldías por la humanidad. Su Junta de Buen Gobierno, se llama: Corazón de nuestras vidas para el nuevo futuro. Su sede es en el ejido Jolj’a. Municipio oficial de Tila.
10.- Nuevo Municipio Autónomo, se llama: 21 de Diciembre. Su sede es en Ranchería K’anal Hulub. Municipio oficial de Chilón.
11.- Nuevo Caracol, se llama: Jacinto Canek. Su Junta de Buen Gobierno, se llama: Flor de nuestra palabra y luz de nuestros pueblos que refleja para todos. Su sede es en la Comunidad del CIDECI-Unitierra. Municipio oficial de San Cristóbal de las Casas.

Fuente: Comunicado EZLN. Y ROMPIMOS EL CERCO. 17/08/2019

Sobre las tierras recuperadas

En varias ocasiones, los zapatistas han contado cómo fue el proceso para recuperar las tierras que estaban en poder de los finqueros; estas son algunas notas sobre el tema.

Bueno compañeros, compañeras que vienen de varias partes de la república y de varias organizaciones indígenas. Queremos platicarles primero de este lugar donde estamos. Esta era una finca antes del alzamiento de ´94. Se llamaba San Juan. El finquero ponía a trabajar a los peones, a rozar monte para hacer potrero y decía que no les iba a pagar hasta que viera el trabajo. Entonces los hermanos pues, limpiaban el monte, el finquero tardaba en llegar y cuando ya regresaba ya está retoñando otra vez el monte. Entonces les decía: no, no rozaron bien. Y no les pagaba, y eran jornadas y jornadas de trabajo y de trampas para no pagarles que les hacía pues este finquero. Como no había agua, los compañeros tenían que hacer pozo para poder sacar agua. El finquero no los dejaba caminar por el terreno hasta que les dejó nada más que pueden caminar por un barranco. Entonces los dejaba sin agua y además los trataba como animales, peor que animales porque ni siquiera por ese barranco, ni pasaban los animales. Les prohibió pues a la gente del lugar que pudiera cruzar por su terreno y les dio la orden a los vaqueros para que persiguieran a la gente del pueblo que entrara a su terreno, o sea, que pasaba por ahí. Ustedes ven pues que hay mucho cuche, o sea, puercos pues, en el pueblo. Entonces a veces se pasaban pues, al terreno de la finca. Los vaqueros agarraban los puercos, los mataban y se los comían. No había indemnización ni nada por el estilo.

En 1994, el primero de enero, el finquero se huyó. La finca quedó en veremos hasta ver a qué acuerdos se llegaba con el gobierno. Finalmente no se cumplieron los Acuerdos de San Andrés y la Comisión Agraria del Municipio Autónomo Rebelde Zapatista, el municipio de este lado que se llama Francisco Gómez repartió la tierra a campesinos sin tierra de varios pueblos y le puso el nombre de Javier Hernández. Javier Hernández era un compañero de aquí de Carmen Pataté, sargento de Milicias del EZLN, que desapareció en los combates de Ocosingo en enero de ´94. Es uno de los varios compañeros que suponemos que murieron y que son de los que aparecieron en las primeras fotos de ´94 con un tiro en la cabeza. El ejército federal nunca dijo qué había pasado con esos compañeros. Desde entonces está desaparecido. Nosotros suponemos que murió en combate y su cuerpo fue enterrado en una fosa común. Esa es la historia de este lugar donde estamos compañeros. Sean pues bienvenidos. El nombre, les recuerdo, es Javier Hernández. Era una finca, ahora es propiedad de los campesinos.

Fuente: 2a. Reunión preparatoria de la Otra Campaña. Agosto 2005. Palabras de inicio. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2005/08/13/2a-reunion-preparatoria-palabras-de-inicio/

 

Ya para terminar nuestra intervención, les voy a contar una historia. Unas partes me las relataron los compañeros y compañeras zapatistas y otras las vi y viví. Si hay algunas imprecisiones, dejémosles a los historiadores su aclaración. Con sus hechos comprobables, sus leyendas, sus imprecisiones y sus vacíos, ésta es parte de nuestra historia, la historia del EZLN.

Este lugar donde estamos era una finca de nombre “Campo Grande”. La historia de este lugar es una síntesis apretada de la historia de los indígenas chiapanecos. Y, en algunas partes, de todos los indígenas del Sureste Mexicano, no sólo de los zapatistas.

“Campo Grande” hacía honor a su nombre: más de mil hectáreas de buena tierra, en planada, con agua abundante, caminos especialmente hechos para sacar ganado y maderas preciosas, pistas de aterrizaje para que los dueños no se empolvaran o enlodaran transitando por los caminos de terracería, y pudieran llegar a sus avionetas, miles de indígenas a quienes explotar, despreciar, violar, engañar, encarcelar, asesinar. Entonces, la reforma agraria del PRI, de la revolución institucionalizada, se concretaba en Chiapas así: las tierras buenas y en planada para los finqueros; los pedregales y los cerros para los indígenas.

El dueño de “Campo Grande” fue Segundo Ballinas, conocido entre los habitantes de más edad de estos rumbos como un asesino, violador y explotador de indígenas, principalmente de mujeres, niños y niñas. Después la finca se fracciono: una parte se llamó “Primor” y su dueño fue Javier Castellanos, uno de los fundadores de la Unión de Propietarios del Segundo Valle de Ocosingo, una de esas asociaciones con las que los finqueros disfrazaban sus guardias blancas; otra parte se llamó “Tijuana” y su propietario era un coronel del Ejército Mexicano, Gustavo Castellanos, que mantenía sojuzgada a la gente con su guarnición personal. Y otra parte fue propiedad de José Luís Solórzano, miembro del PRI y su candidato a distintos puestos, conocido en la zona por sus promesas incumplidas, sus mentiras descaradas y su trato prepotente y despectivo hacia los indígenas. Así que en estas tierras se sintetizaba el Poder en Chiapas: finqueros, ejército y PRI-Gobierno. Para esa maltita trinidad, Chiapas podía ser un potrero para ganado, una hacienda para ejercer el derecho de pernada incluso con niñas, un campo de tira sobre blancos humanos, y uno de los laboratorios de los más moderno de la “democracia” del PRI: aquí no era necesario conocer los candidatos, ni siquiera sus nombres, ni sus propuestas, ni saber la fecha de la elección, ni cuáles eran las opciones, ni tener identificación. Vaya, ni siquiera era necesario acudir a las urnas.

En cada proceso electoral, en la Cabecera de Ocosingo, en los locales de las asociaciones de propietarios y ganaderos, se pagaba con una torta y un refresco la jornada llenando boletas electorales. Claro que esa “democracia” tenía sus excesos: en alguna de las elecciones antes del año del 94, el PRI obtuvo más del 100% de la votación. Tal vez fueron demasiadas tortas y refrescos.

En un agosto como éste que nos recibe aquí, pero en el año de 1982, los finqueros y sus guardias blancas desalojaron con violencia a los habitantes del poblado Nueva Estrella. Balacearon, golpearon y tomaron presos a los indígenas varones. Algunos fueron asesinados. A las mujeres las pusieron a parte y las obligaron a ver cómo quemaban sus casas. Les quitaron todo. Al tiempo regresaron. Cuando todavía alguien les pregunta por qué regresaron después de todo lo que les hicieron, ellos responden con este gesto.

En 1994, el primero de enero, miles de indígenas de esta zona tzeltal, junto con miles más de la zona tojolabal, chol y tzotzil, después de 10 años de preparación, se cubrieron el rostro, cambiaron de nombre y, nombrados colectivamente como “Ejército Zapatista de Liberación Nacional”, se alzaron en armas. Los finqueros huyeron, lo mismo hicieron sus guardias blancas, y dejaron abandonadas las armas sobre las que sustentaban su dominación. Los zapatistas recuperaron las tierras. Ojo: no las “tomaron”, sino que las “recuperaron”. Así llamaron los compañeros y compañeras a este acto de justicia que hubo de esperar decenas de años para cumplirse. Estas tierras que fueron de indígenas y que fueron usurpadas, ahora vuelven a ser de indígenas. Han sido, pues, recuperadas. Las tierras se repartieron. Cientos de familias indígenas, que antes se amontonaban en un espacio de 2 hectáreas, fundaron, junto a otros indígenas sin tierra de otros poblados de la zona, este poblado zapatista que hoy nos recibe. Este poblado ahora habitado, entre otros, por aquellos que fueron atacados por los finqueros en 1982.

Este poblado zapatista se llama “Dolores Hidalgo” y, según me cuentan los fundadores, veteranos del alzamiento de 94, el significado de “Dolores” es el del dolor que tenemos de más de 500 años de resistencia, y el nombre de “Hidalgo” es por Don Miguel Hidalgo y Costilla que luchó por la Independencia de México.

Fíjense que dijeron “500 años de resistencia” y no “500 años de dominación”. Es decir, a pesar de la dominación, nunca se ha dejado de resistir a ella. Y cuando hablamos de la dominación, es decir, cuando contamos nuestra historia, hablamos también de la resistencia. Y ahora no estoy hablando de nuestra historia como EZLN, sino de nuestra historia común, la que compartimos con ustedes, con sus organizaciones y sus movimientos. Nuestra historia común es que, donde alguien dice “Mando y dominio”, nosotros, ustedes, decimos “resisto y me rebelo”.

Pero los zapatistas que fundaron “Dolores Hidalgo”, no se refieren sólo a la resistencia. Nombran también el dolor de ella. El dolor de lo largo del camino, el dolor del cansancio, el dolor de quienes traicionan en el trayecto, el dolor de las derrotas, el dolor de los errores, y, sobre todo, el dolor de seguir adelante a pesar de todos los dolores.

De su historia como organización y como movimiento, de sus dolores, de su resistencia y rebelión, nos contarán ustedes. Seguramente, en más de una historia nos reconoceremos. Muchas de otras nos parecerán ajenas. Pero en todas iremos aprendiendo de ustedes. Y les diremos lo que ya les hemos dicho a otros: que queremos seguir aprendiendo. Aprenderemos, con ustedes y con mucho más como ustedes, a bien pensar, bien decir y a bien sentir cuando digamos: “compañero, compañera”.

Fuente: 3a. Reunión preparatoria de la Otra Campaña. Agosto 2005 / Palabras de inicio. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2005/08/20/palabras-de-inicio-reunion-dia-20-agosto/

 

Ahora, ya para terminar, permítanme contarles…

Una pequeña historia

Este lado del terreno en el que nos encontramos se llama ahora Nuevo Poblado Juan Diego. Es parte del Municipio Autónomo Rebelde Zapatista Francisco Gómez. Pero no siempre se llamó así. Antes era una finca que llevaba el nombre de “Santa Rita”. La finca tenía alrededor de 6000 hectáreas y su último propietario fue el señor Adolfo Nájera Domínguez, de Comitán, Chiapas, México. Hace mucho tiempo, en lo que fue “Santa Rita” trabajaron los abuelos y padres de algunos de nuestros compañeros y compañeras zapatistas. Trabajaban limpiando potreros y sembrando postes para el alambrado del terreno. Les pagaban 7 pesos por una jornada que iniciaba a las 6 de la mañana y terminaba a las 6 de la tarde. 12 horas de trabajo por 7 pesos.

Hace unos 13 años, cuando los habitantes de la comunidad de San Miguel querían ir a pescar, recoger caracol o a cortar leña, el finquero Adolfo no lo permitía. Para impedirlo tenía sus guardias blancas, vaqueros que portaban armas para amenazar a los indígenas que no respetaran la prohibición. El cerco de alambre en el que trabajaron sus padres y abuelos 12 horas diarias, junto con las armas de los guardianes de la finca, les impedían a los pobladores de San Miguel el acceso al río y el paso por brechas y veredas que atravesaban la finca. Ni ellos ni sus animales podían poner un pie en cualquiera de las 6000 hectáreas.

Si alguna vez, por un descuido, se cruzaba un caballo u otro animal, las órdenes del finquero eran claras: lo que estaba en su terreno era de su propiedad. Así que los animales eran robados y escondidos en algún lugar, hasta que el legítimo dueño se resignara a su pérdida.

Así era: los indígenas habían levantado, de sol a sol (y no en sentido figurado), una cerca que los mantenía fuera. Fuera de las buenas tierras, de la modernidad, de la justicia.

La comunidad de San Miguel hizo entonces una su asamblea y sacó el acuerdo de pedir una plática con el señor Adolfo Nájera. Fue la comisión a hablar con él y le plantearon, en buen modo, que a la población de San Miguel le permitiera el acceso al río y que no molestara a los animales que se pasaban a su finca. La brecha que dividía San Miguel de la finca Santa Rita estaba aquí nomás, a unos 200 metros de donde ahora nos reunimos con ustedes. El finquero nunca entendió y no les hizo caso. Se burló de ellos, los maltrató, los amenazó y los corrió. Al otro día mandó reforzar el cerco de alambre de púas. Para hacerlo contrató, por 14 pesos la jornada de 12 horas, a los mismos indígenas de San Miguel. Las matemáticas no son mi fuerte, pero me parece que la distancia entre los abuelos y los nietos sería entonces de unos 30 ó 40 años y 7 pesos de diferencia. Tampoco sé mucho de economía, pero creo que eso es lo que se llama explotación.

La comunidad se reunió otra vez y se hicieron cuentas:

De un lado, estaban cientos de indígenas, con unas cuantas hectáreas de malas tierras, llenas de pedregal y en pendientes donde no se podía ni caminar. Las tierras de los indígenas eran ésas que se pueden ver allá: una parte de la ladera de la Sierra de la Corralchén.

Del otro lado de la brecha estaba una persona con 6000 hectáreas de buena tierra, en terrenos planos, fértiles y con buena agua.

Les decía entonces que en la asamblea de la comunidad hicieron cuentas: poco y malo para muchos de un lado; mucho y bueno para sólo uno del otro lado. Hicieron entonces lo que hacían todos los campesinos: solicitaron parcela. Y, como dice la canción, solicitando parcela los años fueron pasando. Sus comisiones recorrieron todas las oficinas del gobierno federal, entregaron todo tipo de papeles, hicieron cooperaciones entre todos para enviar comisiones a todos lados, aunque hubiera dado lo mismo que no fueran. Nunca hubo solución a sus demandas de tierra.

Llegó entonces, a platicar con sólo algunos de los pobladores, un hombre. Era él indígena como ellos, moreno como ellos, tzeltal como ellos, mexicano como ellos. Su nombre de lucha era “Hugo”, pero se hacía llamar “el señor Ik´”, jugando con el doble sentido de la palabra “Ik´” que en tzeltal puede significar “negro” y “viento”. El señor “Ik´” se llamaba en realidad Francisco Gómez. Con su hablar pausado explicaba la explotación, el desprecio, la represión. Hablaba de rebeldía y de organización. “Hay una palabra”, les decía el Señor Ik´, “que se llama zapatista y que habla de que la tierra es de quien la trabaja y que debemos organizarnos y luchar por nuestra libertad como campesinos y como indígenas y como mexicanos que somos”. Probablemente era ya la madrugada. Lo que estaba platicando el señor Ik´ era secreto y había que cuidarlo.

Por eso el señor Ik´ caminaba de noche, hablaba de noche, se aparecía de noche. Quienes lo escucharon esa vez, cuando la mañana no alcanzaba aún a salpicar siquiera la oscuridad de la noche, dijeron que estaban de acuerdo. Ya se iba el señor Ik´ y un compañero le dio una bola de pozol y le preguntó: “¿Y cómo se llama nuestra organización?”. El señor Ik´ metió la bola de pozol en la morraleta y le respondió. “Todos nos llamamos Ejército Zapatista de Liberación Nacional”.

Se fue el Señor Ik´. Caminó otras noches, apareció en otros pueblos y otras madrugadas lo encontraron hablando con indígenas de la región. Primero unos pocos, luego decenas, luego pueblos enteros, regiones. Pero no siempre fue así. Llegó el momento en que el Señor Ik´ ya no hablaba, sino que escuchaba. Escuchaba la indignación y la rabia. Ya antes había escuchado eso, pero entonces había una diferencia: eran una rabia y una indignación organizadas en colectivo.

Escuchaba y caminaba otra vez de noche el Señor Ik´, y otra madrugada estaba en nuestro cuartel, frente mío, tomando una taza de café sin azúcar, no porque así nos gustara sino porque no había. El Señor Ik´ inició su plática con un informe de su último recorrido por pueblos y asambleas. No era un informe de lo que había dicho, sino de lo que había visto y escuchado. Terminó. Nos quedamos callados. El Señor Ik´, sin que aparentemente viniera al caso, empezó a recordar otra madrugada, muchos años antes, cuando apenas lo conocimos y acampamos cerca de su pueblo. Yo le había contado entonces la historia de la lucha de Ulises contra el gigante de un único ojo: Polifemo. El Señor Ik´ había reído de buena gana cuando le narré la parte donde Ulises dice que se llama “nadie” y derrota al cíclope. El Señor Ik´ recordaba la narración a su modo y me la estaba contando de nuevo. De pronto se quedó callado, encendió un cigarrillo con una varita que hizo arder en la leña del fogón. Quedó con la ramita encendida un rato y luego me miró a los ojos y me dijo: “Oí, compañero Subcomandante, de ahí que yo creo que ya va siendo la hora de nadie”.

Como el Señor Ik´ entonces había decenas de compañeros, líderes naturales de sus comunidades y de sus regiones, haciendo lo mismo que él y diciendo lo mismo que él: “ya va siendo la hora de nadie”. Era el año de 1992. Hicimos entonces la consulta. Se votó la guerra.

El año de 1993 se nos fue en preparativos. Llegó así mayo, 23 de mayo. Aquí arriba, en esa sierra que se ve bien desde aquí, nosotros teníamos un cuartel insurgente. Se llamaba “El Calabazas”. Una columna de federales había entrado a la cañada y, haciendo base en La Garrucha, había subido a la sierra. Nuestras fuerzas y las federales chocaron. Después de algunos combates, nuestras tropas se replegaron y fueron acogidas por los pobladores de San Miguel y luego acompañados por ellos hasta una zona segura.

Todo el EZLN se replegó entonces. Según nuestro pensamiento, el alzamiento debía iniciar cuando lo decidiéramos nosotros, no el enemigo. Desde mucho antes habíamos aprendido que no debíamos nunca sujetarnos a los tiempos del poderoso, sino que teníamos que seguir nuestro propio calendario e imponerlo al de arriba. Así lo seguimos haciendo. Por eso se desesperan con nuestro modo.

El primero de enero de 1994, ya era de día cuando todavía pasaban por esa carretera las columnas de combatientes del EZLN rumbo a Ocosingo. Más de 1,200 hombres y mujeres del llamado “Tercer Regimiento de Infantería Zapatista”, más otro tanto del “Quinto Regimiento”, pasaron por ésta y otras tierras de la Selva Lacandona, les quitaron sus armas a las guardias blancas de los finqueros y con ellas tomaron la cabecera municipal. Después de varios días de combatir en el mercado de Ocosingo contra tropas aerotransportadas del Ejército Federal, las tropas zapatistas se replegaron.

Después pasó lo que pasó y la mayoría de ustedes lo saben porque fueron actores principales.

Todas las fincas en esta zona fueron recuperadas y, después de 1995, sus tierras repartidas por la Comisión Agraria del Municipio Autónomo Rebelde Zapatista (MAREZ) Francisco Gómez. Sin pedirle permiso a nadie, los indígenas zapatistas derrumbaron el cerco que rodeaba la finca Santa Rita y las tierras fueron repartidas entre habitantes de San Miguel y del poblado Ach´ Lumal, que quiere decir: tierra nueva.

Entonces los compañeros se reunieron y volvieron a hacer cuentas, pero no de hectáreas, sino de muertos.

En la batalla de Ocosingo, el 2 de enero de 1994, cayó en combate un compañero miliciano de San Miguel, cuyo nombre de lucha era Juan. En la comunidad Nueva Estrella, otro compañero miliciano fue asesinado por el ejército federal cuando la traición Zedillista, en febrero de 1995, su nombre de lucha era Diego. Los compañeros pensaron, hicieron cuentas, recordaron. El nuevo poblado tomó entonces el nombre de “Juan Diego”.

Nombraron así no a la muerte, sino a la lucha.

Ésta es la pequeña historia que les quería contar sobre este lugar. Les pido pues a todos los que ahora nos reunimos que saludemos a los hombres, mujeres, niños y ancianos de “San Miguel” y del nuevo poblado “Juan Diego” que hoy nos reciben. Saludémoslos con nuestro modo, con un aplauso.

Fuente: 4a. Reunión preparatoria / Palabras de inicio. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2005/08/26/palabras-de-apertura-del-ezln-en-la-reunion-con-ongs-colectivos-grupos/